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Las bolsas están flojas, pero no toda la culpa es de Donald Trump
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no es la única razón

Las bolsas están flojas, pero no toda la culpa es de Donald Trump

Aunque la guerra comercial ha aumentado la incertidumbre, un crecimiento más lento de los beneficios y un mercado laboral más frío hubieran afectado igualmente al mercado

Foto: Donald Trump durante un mitin en Montana, Estados Unidos. (Getty/Michael Ciaglo)
Donald Trump durante un mitin en Montana, Estados Unidos. (Getty/Michael Ciaglo)
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Con la corrección del S&P 500 y la palabra "recesión" sonando en Wall Street, resulta tentador vincular el destino del mercado de valores a la guerra comercial de Trump. Sin embargo, los inversores no deben olvidar que el peligro puede venir desde muchas direcciones.

Las acciones han permanecido expectantes esta semana: el S&P 500 subió por primera vez a raíz de los informes de que los aranceles previstos para el 2 de abril podrían ser más selectivos de lo que se había sugerido inicialmente, pero cayeron el miércoles ante la noticia de que los fabricantes de automóviles no lograrán escapar por completo de los derechos de importación.

Foto: Donald Trump durante un mitin en Montana, Estados Unidos. (Getty/Michael Ciaglo)

Muchos economistas, incluidos los de la Reserva Federal, han citado los aranceles como motivo para recortar las previsiones de crecimiento. Los recortes en la fuerza laboral federal y la menor inmigración podrían pesar aún más en el gasto. Las acciones del sector de consumo discrecional del S&P 500, que incluye a los fabricantes de automóviles y a los minoristas especializados, han bajado un 11 % este año. En general, parece claro que las esperanzas de un retorno a una política más ortodoxa se han convertido en la principal razón para comprar en la caída. No obstante, atribuir todos los tropiezos del mercado al presidente Trump es una simplificación arriesgada.

De cara a los resultados del primer trimestre, que las empresas empezarán a publicar en un par de semanas, se espera que las ganancias por acción del S&P 500 crezcan un 7,1 % con respecto al año anterior, según FactSet. Esto podría parecer razonable después de siete trimestres consecutivos de expansión, pero el nivel de ganancias esperadas es ahora un 4 % inferior a lo que los analistas habían pronosticado a finales del año pasado, una reducción mayor de lo normal. Los 11 sectores del S&P 500 parecen estar yendo peor de lo que se creía anteriormente, y el crecimiento de las ganancias se está desacelerando en nueve de ellos. American Airlines, el fabricante de calzado Nike y el gigante de la paquetería FedEx se encuentran entre las últimas empresas en recortar sus perspectivas de negocio.

Atribuir todos los tropiezos del mercado al presidente Trump es una simplificación arriesgada

Parte de esto se ha atribuido a los aranceles, tal vez con razón. Aunque las ganancias del primer trimestre y las previsiones aún más prospectivas no reflejan todavía todo su impacto, la incertidumbre está perjudicando a las empresas y a la confianza de los consumidores. En cambio, el crecimiento de las ganancias por acción entre las empresas de bienes de consumo discrecional comenzó a revertirse antes de las elecciones estadounidenses, en el verano de 2024. Para los hoteles y restaurantes, ocurrió casi un año antes. Las dificultades de la economía industrial tampoco son nuevas: FedEx, que es un referente en logística de la cadena de suministro, ha estado rebajando repetidamente sus previsiones desde 2023.

Otra prueba irrefutable es la tecnología, el segundo sector con peor rendimiento este año: su crecimiento de beneficios también alcanzó su punto máximo en 2024, según las ganancias previstas para los próximos 12 meses. Gran parte de la corrección de la renta variable puede deberse simplemente a una reevaluación de las elevadas valoraciones tecnológicas. En febrero, los "Siete Magníficos" (Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, Nvidia, Tesla y Meta) cotizaban a casi 45 veces las ganancias futuras, a pesar de las preocupaciones razonables sobre el auge de la inteligencia artificial en China. Ahora, su ratio precio-beneficio es de 35, habiendo perdido colectivamente un 11,3 %.

Foto: Foto: Istock/Nikada

La enorme presencia de estas empresas en el índice ponderado por capitalización de mercado es una de las principales razones por las que ha descendido un 2,9 % este año, mientras que se mantiene estable en términos de ponderación equitativa. Para respaldar aún más esta opinión, el índice de volatilidad Cboe, o Vix, que los inversores utilizan como "medidor del miedo", solo ha aumentado ligeramente. Los ciclos de beneficios a menudo cambian sin causar recesiones, y este podría ser el caso hoy en día. Si es así, volver a invertir en acciones tiene sentido: para horizontes temporales superiores a dos años, las valoraciones más baratas que acompañan a una desaceleración de los beneficios tienden a compensar a los inversores por los menores rendimientos iniciales.

Por supuesto, una corrección puede devenir en un mercado bajista —una caída de la renta variable del 20 % o más— incluso sin recesión. Los datos mensuales del economista Robert Shiller, que se remontan a 1871, muestran que esto ha sucedido en tres ocasiones: la caída de la bolsa de 1962 ("Kennedy Slide"), el caos que siguió a la caída repentina del Lunes Negro de 1987 y, más recientemente, el endurecimiento monetario de 2022, que también implicó valoraciones tecnológicas infladas. Sin embargo, después de todas ellas, las acciones se recuperaron rápidamente. La verdadera preocupación es que el 54 % de las correcciones precedieron a las recesiones, en cuyo caso el lastre sobre los rendimientos fue duradero.

Los ciclos de beneficios a menudo cambian sin causar recesiones, y este podría ser el caso hoy en día

Hasta ahora, los datos débiles se han limitado principalmente a encuestas de confianza "blandas", como la del Conference Board, que el martes mostró que las expectativas de futuro para los ingresos, los negocios y las condiciones del mercado laboral alcanzaron su nivel más bajo en 12 años. Los indicadores oficiales más fiables han sido sólidos o se han revertido rápidamente: a las malas cifras de ventas minoristas de enero le siguió un salto en febrero.

Sin embargo, la efervescente economía pospandémica ha terminado y lleva meses enfriándose. Los consumidores, antes implacables, se han vuelto conscientes de su presupuesto, las altas tasas hipotecarias están restringiendo la construcción de viviendas y las tendencias del mercado laboral apuntan a menos horas trabajadas y a menos contrataciones en las industrias cíclicas. Al igual que en el mercado de valores, el alza de la economía en general ha estado relacionada durante mucho tiempo con la ola de gasto de capital desatada por las empresas centradas en la inteligencia artificial. Pero su apetito por mantenerla en niveles más bajos de rentabilidad y valoración sigue sin ponerse a prueba. Sí, los aranceles y los recortes presupuestarios aumentan las posibilidades de una eventual recesión, aunque eso no significa que su ausencia la eliminaría por completo.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo

Con la corrección del S&P 500 y la palabra "recesión" sonando en Wall Street, resulta tentador vincular el destino del mercado de valores a la guerra comercial de Trump. Sin embargo, los inversores no deben olvidar que el peligro puede venir desde muchas direcciones.

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