Los inversores confiaban en la bolsa de cara a 2025: por qué eso fue un mal comienzo
La confianza se enmarca como algo bueno cuando se trata de la economía, pero es una señal de debilidad inminente del mercado de valores cuando es inusualmente alta
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En el verano de 1999, la agencia de bolsa Paine Webber se asoció con Gallup para encuestar a los ahorradores estadounidenses sobre lo que esperaban del mercado bursátil en la próxima década. Aquellos con cinco años o menos de experiencia inversora, que en aquella época eran bastantes, predijeron una rentabilidad anual del 22,6%. La rentabilidad real hasta 2009 fue negativa.
Los porcentajes no hacen justicia al absurdo optimismo de los inversores. Compuesto a ese ritmo, cada dólar habría crecido a más de 150 dólares en la actualidad. Si el dinero pudiera multiplicarse con tanta rapidez, entonces los estudiantes de secundaria podrían depositar los 600 dólares ahorrados en su trabajo de verano en una cuenta de impuestos diferidos y no ahorrar ni un céntimo más, ya que tendrían 10 millones de dólares el día de su jubilación.
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El resultado no es que los inversores se equivocaran tanto, sino que su seguridad era una señal de pésimos rendimientos futuros. Generalmente presentada como algo bueno para la economía y los inversores, la confianza es en realidad uno de los mejores indicadores inversos. Y no se trata únicamente de los novatos. Un estudio del Grupo Leuthold analizó una de las encuestas de confianza más antiguas, la encuesta de Investors Intelligence a los redactores de boletines de inversión. La rentabilidad del S&P 500 tras los peores diez años para el sentimiento de los inversores, representada por el diferencial medio alcista-bajista, fue seguida de una rentabilidad media del 18,9%. En otras palabras, la baja confianza es un indicador de un alto potencial de rentabilidad.
El año pasado fue uno de los diez años de mayor sentimiento inversor, en tercer lugar en la clasificación general. La rentabilidad media del año siguiente a los otros nueve casos fue de un anémico 0,4%, y 2025 tampoco empieza muy bien. Pero, ¿estuvo el año pasado a la altura de 1999 o de otros periodos exuberantes? “La respuesta de los lectores fue que la psicología no era la misma”, afirma Doug Ramsey, director de inversiones de Leuthold.
Paine Webber solo duró un año más como empresa independiente después de aquella fatídica predicción, y la misma encuesta entre inversores individuales no ha tenido continuidad. Sin embargo, Vanguard Group informó en enero de que el sentimiento de los inversores era el más alto de su historia en su encuesta de menor duración. Y, aunque Gallup ya no pregunta sobre las expectativas de rentabilidad, su encuesta publicada el 3 de febrero mostró el mayor optimismo sobre el mercado de valores de su historia. Y no es de extrañar: los últimos 15 años han supuesto el periodo de mayor rentabilidad del S&P 500 de la historia.
También es instructivo saber qué mercados son los más queridos, una pista que nos habría otorgado algo de rentabilidad este año. En enero, Goldman Sachs encuestó a sus clientes en su Global Strategy Conference. En los ocho años de resultados publicados por la empresa, la proporción de los que esperaban que EEUU fuera la región del mundo con mejor rendimiento bursátil fue la más alta de la historia. Justo al mismo tiempo, un índice de valores de mercados desarrollados no estadounidenses ha batido al S&P 500 en casi 15 puntos porcentuales en lo que va de año. Por el contrario, menos de un tercio de la proporción de clientes tenía la misma confianza en EEUU como principal destino de inversión en enero de 2023, cuando se hablaba de recesión. En los dos años siguientes, EEUU superó a ese índice de países desarrollados por la friolera de 36 puntos porcentuales.
Cuando se trata del mercado de valores, medir la confianza es como mirar por el retrovisor. Si se mira con demasiada atención, se corre el riesgo de tropezar con un bache, o algo peor.
*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo
En el verano de 1999, la agencia de bolsa Paine Webber se asoció con Gallup para encuestar a los ahorradores estadounidenses sobre lo que esperaban del mercado bursátil en la próxima década. Aquellos con cinco años o menos de experiencia inversora, que en aquella época eran bastantes, predijeron una rentabilidad anual del 22,6%. La rentabilidad real hasta 2009 fue negativa.