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¿A 10 o 20 años vista la bolsa siempre sube? No tan rápido
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¿A 10 o 20 años vista la bolsa siempre sube? No tan rápido

Aunque no ocurre con frecuencia, las acciones estadounidenses, al igual que los mercados internacionales, han registrado pérdidas en periodos de 10 y 20 años, según un estudio

Foto: Inversores en la bolsa de Nueva York. (Getty/Spencer Platt)
Inversores en la bolsa de Nueva York. (Getty/Spencer Platt)
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Existe la creencia común de que, si bien las acciones estadounidenses pueden ocasionar duras pérdidas a corto plazo, es indudable que producirán ganancias si se mantienen durante 10 años. Y si no en 10 años, sin duda lo harán en 20 años. Por desgracia, esta percepción es errónea. Esto no quiere decir que las acciones sean malas inversiones, pero los inversores deben comprender que, aunque comprar y mantener acciones durante largos periodos suele ser rentable, no está garantizado. Las acciones pueden ser inversiones arriesgadas, incluso si se mantienen durante décadas.

Edward McQuarrie, profesor de la Universidad de Santa Clara, ha ampliado hace poco los datos sobre la rentabilidad de las acciones estadounidenses hasta 1792. Para ello utilizó los precios y dividendos de periódicos recién digitalizados. McQuarrie descubrió que, si bien las pérdidas de 10 años en las acciones estadounidenses son poco frecuentes, se producen, incluyendo los 120 meses anteriores a febrero de 2009, cuando perdieron un total del 37,4%.

Otros periodos de 10 años de pérdidas de las acciones estadounidenses se produjeron en los 120 meses previos a septiembre de 1974, agosto de 1939, junio de 1921, octubre de 1857 y abril de 1842. Las pérdidas en esos periodos oscilaron entre el 23% y el 37,3%, y se trata de pérdidas en términos reales, ajustadas a la inflación. McQuarrie identificó también varios periodos de pérdidas de 20 años. Estos periodos incluyen una pérdida del 13,9% en los 240 meses anteriores a junio de 1932, una pérdida del 8,8% en los 240 meses finalizados en octubre de 1857 y una pérdida del 4,7% en los 240 meses previos a junio de 1921.

Valores internacionales

Aun así, quienes invirtieron exclusivamente en acciones estadounidenses durante los siglos transcurridos desde 1792 han sido relativamente afortunados. Cuando McQuarrie analizó los mercados bursátiles internacionales, en algunos casos descubrió pérdidas durante largos periodos de tenencia de una magnitud incluso mayor que las que había identificado en Estados Unidos. Las acciones italianas, por ejemplo, perdieron un 78,2% en los 20 años que finalizaron en 1979, las acciones japonesas perdieron un 64,3% en los 20 años previos a 2009 y las acciones noruegas perdieron un 74,1% durante los 30 años anteriores a 1978. Por su parte, las acciones alemanas perdieron un 21,5% en los 20 años transcurridos hasta 1980 y las suizas un 20,9% en los 30 años transcurridos antes de 1991.

¿Por qué son importantes estos rendimientos internacionales? En primer lugar, muchos inversores estadounidenses poseen valores internacionales con fines de diversificación, por lo que los rendimientos de los mercados extranjeros les afectan directamente. Pero en segundo lugar, y lo que es más importante, las acciones estadounidenses no son inmunes a las fuerzas que golpearon a las acciones italianas, japonesas y alemanas, lo que significa que es posible que se produzcan caídas de mayor magnitud en Estados Unidos.

El largo plazo puede agravar las pérdidas

Al pensar en la rentabilidad a largo plazo, los inversores suelen pensar en la magia de la capitalización, ya que el tiempo convierte las pequeñas ganancias a corto plazo en grandes ganancias a largo plazo. Pero el largo plazo también puede acumular pérdidas. Consideremos el siguiente ejemplo: empezamos con una inversión de 1.000 dólares y nos enfrentamos a un 50% de probabilidades de obtener una ganancia del 20% en el año siguiente, lo que aumentaría nuestros 1.000 dólares a 1.200, o a una pérdida del 10%, que los reduciría a 900.

Ahora pensemos en el segundo año. Si tu acumulación al final del primer año era de 1.200 dólares, ahora tienes una probabilidad del 50% de que se incremente a 1.440 dólares o disminuya a 1.080 dólares. La media de estos cuatro resultados posibles (1.440, 1.080, 1.080 y 810 dólares) es de 1.102,50 dólares, lo que supone una ganancia de 102,50 dólares en relación con su inversión inicial de 1.000. Al final del primer año habrás ganado 50 dólares sobre los 1.000 iniciales, y 52,50 dólares más al final del segundo año. Esta es la magia de la capitalización. Ahora viene la parte de la capitalización de pérdidas. Si no tuviste suerte el primer año, habrás perdido 100 dólares, de 1.000 a 900. Pero si tampoco tuviste suerte en el segundo año, habrás perdido más, 190 dólares, de 1.000 a 810. El largo plazo puede acumular pérdidas con la misma seguridad con la que acumula ganancias.

La importancia de la diversificación

También es importante saber que McQuarrie realizó su análisis de los rendimientos a largo plazo bajo el supuesto de que se poseen los índices bursátiles más diversificados. De lo contrario, podríamos perder dinero durante largos periodos de tenencia, incluso cuando los índices bursátiles generen ganancias en general. Consideremos la investigación de Hendrik Bessembinder de la Universidad Estatal de Arizona, quien descubrió que casi el 52% de las acciones individuales de EEUU tuvieron rendimientos acumulativos negativos durante los periodos de su existencia dentro del periodo 1925-2023. Los demás valores registraron en su mayoría ganancias modestas, mientras que un puñado de ellos obtuvieron ganancias espectaculares.

Bessembinder descubrió que las acciones de la estrella de la inteligencia artificial Nvidia registraron las mayores ganancias entre todas las acciones con al menos 20 años de rendimientos dentro del periodo 1925-2023, un 33,38% anualizado, lo que implica que 1.000 dólares en acciones de Nvidia al principio del periodo de 20 años habrían crecido hasta 317.552 dólares al final. Los inversores que mantienen carteras poco diversificadas que no incluyen a los grandes ganadores podrían sufrir pérdidas incluso durante largos periodos en los que los índices bursátiles en general registran ganancias.

Foto: Foto: EFE/Justin Lane.

Hay otro factor que favorece la diversificación: los fondos de índices bursátiles estadounidenses son baratos. Las comisiones anuales de los fondos indexados totales de EEUU son tan bajas como el 0,03%, consumiendo pequeñas porciones de los rendimientos del índice, incluso cuando se acumulan a lo largo de 20 años. En cambio, las comisiones anuales de otros tipos de fondos de acciones estadounidenses pueden superar el 1%, y la mayoría de estas inversiones no están diversificadas. Los inversores en estos fondos pueden sufrir pérdidas sustanciales a largo plazo, pérdidas que pueden llegar a ser aún más importantes si los inversores operan con frecuencia, comprando caro y vendiendo barato.

En resumen, las acciones no dejan de ser inversiones de riesgo una vez que se mantienen durante décadas. Sin embargo, los inversores pueden mitigar sus pérdidas invirtiendo en los fondos indexados más ampliamente diversificados y de bajo coste, y absteniéndose de negociar.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo

Existe la creencia común de que, si bien las acciones estadounidenses pueden ocasionar duras pérdidas a corto plazo, es indudable que producirán ganancias si se mantienen durante 10 años. Y si no en 10 años, sin duda lo harán en 20 años. Por desgracia, esta percepción es errónea. Esto no quiere decir que las acciones sean malas inversiones, pero los inversores deben comprender que, aunque comprar y mantener acciones durante largos periodos suele ser rentable, no está garantizado. Las acciones pueden ser inversiones arriesgadas, incluso si se mantienen durante décadas.

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