La inflación contribuyó a la victoria de Trump. Ahora es su problema
El equipo del presidente culpa a Biden de la obstinada inflación, pero la propia agenda de Trump podría dificultar superarla
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Nada ayudó más a que Donald Trump obtuviera la Casa Blanca que la inflación, que contribuyó a que los estadounidenses despreciaran la economía del expresidente Joe Biden. Ahora la inflación también se está convirtiendo en un dolor de cabeza para el presidente Trump. Se está mostrando testaruda, justo cuando él y sus socios republicanos están poniendo en marcha sus políticas estrella de subida de aranceles y bajada de impuestos.
Es probable que el impulso agregado de los aranceles a la inflación sea escaso y que los recortes fiscales sean aún menores (especialmente si se compensan con recortes del gasto). El problema es que Trump ha heredado una inflación superior al objetivo del 2% de la Reserva Federal, y su programa corre el riesgo de mantenerla en ese nivel, lo que dificultaría la bajada de los tipos de interés. Esto contrasta con su primer mandato, cuando la inflación se situó generalmente en el 2% o por debajo. De modo que, aunque Trump subió los aranceles y recortó los impuestos en su primer mandato, el efecto en ese momento fue ayudar a la Fed a cumplir su objetivo de inflación en lugar de no lograrlo.
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Los últimos datos ponen de manifiesto el difícil reto. La inflación subyacente de los precios al consumo, que excluye sus componentes volátiles de alimentos y energía, fue del 3,3% en enero, por encima de lo esperado por los economistas. Ese mismo mes, los salarios por hora aumentaron. Además, una encuesta de la Universidad de Michigan revela un aumento de la inflación prevista para el próximo año. Hay que tener en cuenta algunas advertencias. El aumento de los precios en enero se concentró en los componentes relacionados con los automóviles y las tarifas aéreas, lo que podría revertirse, quizá en febrero. La Reserva Federal tiene como objetivo una medida diferente de la inflación subyacente, que probablemente se situó en torno al 2,6% en enero. El aumento salarial podría reflejar distorsiones meteorológicas. Por otra parte, una encuesta realizada por la Reserva Federal no indica que las expectativas de inflación aumenten tanto como las de la Universidad de Michigan. "Estamos cerca, pero todavía no hemos alcanzado el objetivo de inflación", declaró el presidente de la Fed, Jerome Powell, a los legisladores el miércoles.
Las malas noticias sobre la inflación se produjeron en gran medida bajo el mandato de Biden, un argumento que Trump y sus funcionarios insisten en recalcar. "¡BIDEN SUBE LA INFLACIÓN!", escribió Trump en sus redes sociales el miércoles. Ese mismo día, en Fox Business, Kevin Hassett, director del Consejo Económico Nacional de Trump, afirmó: "No vamos a quejarnos de esto. Vamos a arreglarlo con políticas del lado de la oferta, con contención del gasto y con desregulación". Aun así, aunque el problema de la inflación empezara con Biden, sigue siendo un problema para Trump.
La inflación subyacente de los precios al consumo, que excluye sus componentes volátiles de alimentos y energía, fue del 3,3% en enero
En campaña, Trump prometió bajar el coste de los alimentos y la energía. La gasolina es ligeramente más cara ahora que el día de las elecciones, aunque a la nueva administración no se le ha olvidado que Biden endureció las sanciones a Rusia apenas unas semanas antes de dejar el cargo, lo que hizo saltar los precios del petróleo. Por otro lado, los precios de los huevos se han disparado debido a la gripe aviar. Los tipos hipotecarios, que Trump prometió reducir drásticamente, se situaron en el 6,9% la semana pasada, según Freddie Mac, frente al 6,7% de la semana anterior a las elecciones. El miércoles, en sus redes sociales, Trump pidió tipos de interés más bajos, "¡algo que iría de la mano de los próximos aranceles!". Y, sin embargo, son sus planes arancelarios los que se están interponiendo en el camino de unos tipos más bajos.
El 1 de febrero, Trump anunció aranceles del 25% a Canadá y México y del 10% a China. Los economistas de Morgan Stanley estimaron que podrían impulsar la inflación entre 0,3 y 0,6 puntos porcentuales en un principio. Los mercados calcularon 0,2 puntos inmediatamente después, sin saber si los aranceles subirían o por cuánto tiempo. Y, efectivamente, Trump suspendió los aranceles a México y Canadá durante 30 días. Esta semana, anunció aranceles del 25% sobre todas las importaciones de acero y aluminio y aseguró que se están preparando aranceles de respuesta sobre una gama más amplia de productos y países. Importadores y proveedores ya están empezando a reaccionar y las empresas siderúrgicas ya han subido los precios.
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Desde el anuncio de los aranceles de Trump, los contratos de futuros vinculados a un índice de precios del acero del Medio Oeste han subido alrededor del 6%. El precio del cobre en Estados Unidos ha subido en relación con el precio en Europa. Los planes fiscales republicanos complican las perspectivas de inflación y tipos de interés. El miércoles, los republicanos de la Cámara de Representantes dieron a conocer un plan presupuestario que reduce los impuestos en 4,5 billones de dólares durante la próxima década. Esas estimaciones representan el coste de ampliar los recortes fiscales existentes y, por tanto, no cambian mucho las perspectivas de déficit, demanda total o inflación. Trump, sin embargo, también ha pedido recortes fiscales adicionales, como por ejemplo sobre las prestaciones de la Seguridad Social, que se sumarían tanto a su coste como a su impacto sobre la demanda total. Algunos recortes fiscales podrían adelantarse a los primeros años, lo que aumentaría el impulso de la demanda a corto plazo.
Los republicanos de la Cámara de Representantes han previsto amplios recortes del gasto en Medicaid, cupones para alimentos y cancelación de la deuda estudiantil, en parte para compensar los recortes fiscales. En principio, eso también compensaría la presión alcista sobre los precios y ayudaría a bajar los tipos de interés a largo plazo al reducir la emisión de nueva deuda para financiar el déficit. En un post publicado el miércoles en X, Elon Musk predijo que, gracias a su Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), "todos los estadounidenses se beneficiarán de menores pagos de intereses en hipotecas, deudas de pequeñas empresas, tarjetas de crédito y otros préstamos".
Desde el anuncio de los aranceles, los contratos de futuros vinculados a un índice de precios del acero del Medio Oeste han subido un 6%
Sin embargo, el beneficio podría ser menor de lo esperado por varias razones. Hasta ahora, el DOGE ha elegido objetivos políticamente prominentes pero cuantitativamente minúsculos, como la ayuda exterior y los salarios de los funcionarios. Mientras tanto, no está claro que los republicanos puedan reunir los votos necesarios para aplicar recortes profundos a los programas de la red de seguridad social, ya que planean grandes aumentos a corto plazo del gasto militar y de seguridad fronteriza. El equipo de Trump espera que sus medidas desreguladoras y fiscales impulsen la oferta de la economía y reduzcan la presión inflacionista, sobre todo en el sector energético. Musk confía en que sus esfuerzos hagan más eficientes los servicios federales. Algunos recortes fiscales, como la depreciación acelerada, podrían impulsar la inversión y la productividad.
No obstante, las mejoras por el lado de la oferta suelen desarrollarse con demasiada lentitud como para afectar a la inflación a corto plazo. La administración Trump ha dado algunos pequeños pasos, como flexibilizar la normativa sobre horas de servicio de los camioneros para acelerar la reposición de las aves de corral sacrificadas a causa de la gripe aviar. A su vez, también ha presionado a Arabia Saudí para que aumente la producción de petróleo y ha hablado con el presidente ruso, Vladimir Putin, con la esperanza de poner fin a la guerra en Ucrania, lo que podría aliviar las sanciones sobre el petróleo ruso. Por ahora, hay pocos indicios de que las preocupaciones por la inflación le hayan perjudicado políticamente. En una encuesta de opinión realizada en enero por el The Wall Street Journal, el 68% de los encuestados pensaba que los aranceles encarecerían los productos, pero el 48% los aprobaba, un porcentaje similar al de los que los rechazaban.
Sin embargo, la paciencia del pueblo no es infinita. Cuanto más se eternice la inflación, menos podrá Trump culpar a Biden.
*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo
Nada ayudó más a que Donald Trump obtuviera la Casa Blanca que la inflación, que contribuyó a que los estadounidenses despreciaran la economía del expresidente Joe Biden. Ahora la inflación también se está convirtiendo en un dolor de cabeza para el presidente Trump. Se está mostrando testaruda, justo cuando él y sus socios republicanos están poniendo en marcha sus políticas estrella de subida de aranceles y bajada de impuestos.