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¿Primero aranceles y luego recortes? El orden de los factores tumbará el plan de Trump
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¿Primero aranceles y luego recortes? El orden de los factores tumbará el plan de Trump

La última vez, los aranceles vinieron solo después de enormes recortes fiscales. Invertir ese orden es peligroso

Foto: Donald Trump durante un mitin en Montana, Estados Unidos. (Getty)
Donald Trump durante un mitin en Montana, Estados Unidos. (Getty)
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A veces, el orden en que se hacen las cosas marca la diferencia. Ese podría ser el caso de las políticas económicas del presidente electo Donald Trump. En su primer mandato, los recortes fiscales precedieron a la imposición de aranceles selectivos. Eso significaba que la economía ya tenía un impulso sólido cuando llegó el impacto negativo de las interrupciones comerciales.

Esta vez, es probable que se invierta el orden. Además, los aranceles podrían ser mucho más amplios, mientras que la reducción de impuestos sería menor. Parece la fórmula para una recesión económica. "La agenda económica de Trump es, en principio, (en su mayor parte) negativa para la economía, mientras que los factores 'positivos para el crecimiento' están en un segundo plano hasta finales de 2025 y más adelante", señala Longview Economics. También añade que los aranceles actuarán efectivamente como una subida de impuestos a los consumidores, similar a los altos precios del petróleo.

Foto: Donald Trump en un mitin. (Reuters/Rebecca Cook)

Una revisión de la última administración de Trump puede resultar muy instructiva. Después de casi un año de disputas en el Congreso, la Ley de Empleos y Reducción de Impuestos se aprobó a finales de 2017 y entró en vigor a principios de 2018. Redujo los impuestos sobre la renta de las personas físicas, incluido el tipo marginal más alto, del 39,6% al 37%. Sin embargo, su mayor impacto se produjo en las empresas, ya que redujo el impuesto de sociedades del 35% al 21%. La ley fue un éxito económico. El crecimiento real del producto interior bruto se aceleró al 3% en 2018 desde el 2,5% del año anterior, marcando el mejor año de crecimiento desde antes de la crisis financiera. La economía agregó 263.000 empleos en el sector de la fabricación ese año, la mayor cantidad desde 1997.

No obstante, las batallas comerciales de Trump pronto trajeron problemas. Comenzaron de manera limitada, con aranceles sobre paneles solares y lavadoras impuestos en enero de 2018. Siguieron aranceles al acero y al aluminio en marzo de 2018. Aunque de alcance limitado, afectaron a la economía al interrumpir las cadenas de suministro y elevar los costes de fabricación. El Instituto Peterson de Economía Internacional estimó que los aranceles aumentaron el precio interno de los productos de acero en un 9%, creando 8.700 puestos de trabajo en la industria siderúrgica, pero a un coste de 650.000 dólares por cada uno creado.

Después de casi un año de disputas, la Ley de Empleos y Reducción de Impuestos se aprobó a finales de 2017 y entró en vigor en 2018

Los aranceles también fueron recibidos con medidas de represalia por parte de los socios comerciales. Por ejemplo, en junio de 2018, la Unión Europea impuso aranceles al acero, el aluminio y los productos agrícolas y alimentarios estadounidenses, así como a productos típicos de Estados Unidos como el whisky, las motos y los pantalones vaqueros. Estos lastres para la economía seguían siendo superados por el fuerte impulso de los recortes fiscales, al menos al principio. Pero entonces llegó la escalada de la batalla comercial con China. Según una cronología de eventos del Instituto Peterson, esto comenzó con aranceles sobre bienes chinos por valor de 34.000 millones de dólares en julio de 2018, que aumentaron a 50.000 millones en agosto de ese año y luego a 250.000 millones en septiembre.

Finalmente, en septiembre de 2019, se impusieron nuevos aranceles a otros 112.000 millones de dólares de bienes chinos. Mientras que las rondas anteriores se centraron principalmente en bienes de capital e intermedios, estos aranceles afectaron a la ropa y al calzado de consumo. Cada escalada fue respondida con represalias de ojo por ojo por parte de China. Estas batallas comerciales provocaron fuertes oscilaciones en los mercados. Y lo que es más importante, comenzaron a perjudicar a la industria, lo que llevó a lo que muchos analistas denominaron una "recesión manufacturera" en 2019. El empleo en el sector manufacturero se redujo en 48.000 puestos de trabajo desde su máximo en enero de 2019 hasta febrero de 2020.

Foto: El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. (Reuters/Allison Robbert/Pool)

Nadie sabe cómo habría acabado esta historia si no hubiera intervenido la pandemia, pero a muchos analistas les preocupaba que se avecinara una auténtica recesión. El ISM Manufacturero, que es efectivamente un indicador del sentimiento de los fabricantes en Estados Unidos, cayó a 47,9 en diciembre de 2019, su punto más bajo desde 2016. Avancemos rápidamente hasta 2025. Trump amenaza con imponer aranceles de entre el 10% y el 20% no solo a China y a determinadas categorías de bienes, sino a todas las importaciones, que suponen billones de dólares anuales. La legalidad de hacerlo a través de una acción ejecutiva no está del todo clara, pero en teoría esto podría permitirle eludir al Congreso y actuar inmediatamente después de asumir el cargo. De forma un tanto confusa, Trump ha amenazado por separado con imponer aranceles adicionales a China, México y Canadá.

Por lo tanto, es difícil saber qué ocurrirá exactamente. No obstante, parece prudente suponer que los aranceles serán mucho más amplios que la última vez y que se impondrán con mucha más rapidez. Eso podría significar un 'shock' abrupto y negativo para la economía, tal vez en un orden de magnitud mayor que las perturbaciones totales impuestas por sus aranceles en 2018 y 2019. Una forma de moderar este riesgo sería introducir gradualmente los aranceles, quizás entre un 2% y un 5% al mes, como Bloomberg ha informado que los asesores de Trump están considerando. Pero incluso eso significaría que los aranceles alcanzarían niveles altos antes de que un proyecto de ley de alivio fiscal pueda entrar en vigor.

Parece prudente suponer que los aranceles serán mucho más amplios que la última vez y que se impondrán con mucha más rapidez

En cuanto a ese proyecto de ley, es probable que requiera varios meses de negociaciones en el Congreso, por lo que mediados de 2025 sería la fecha más temprana posible para su aprobación, y finales de 2025 la más probable. La primera prioridad sería prorrogar muchos de los recortes fiscales originales que expiran a finales de año, lo que, según la Tax Foundation, reduciría los ingresos en 3,4 billones de dólares a lo largo de 10 años. Sin embargo, esto no añadiría ningún estímulo adicional a la economía, sino que simplemente mantendría los tipos impositivos donde están.

Trump también ha propuesto otros recortes, como la eliminación de los impuestos sobre las propinas, las prestaciones de la Seguridad Social y el pago de horas extraordinarias, y el restablecimiento de la deducción total de los impuestos estatales y locales. Pero estos añadirían billones más a la cuenta, por lo que no está claro cuántos podrán salir adelante. Todo esto hace que la euforia de los mercados, con los índices bursátiles cerca de máximos históricos, parezca un poco conformista. Si la segunda administración Trump se estrena con un 'shock' arancelario masivo, al que seguirá en algún momento incierto meses después una rebaja fiscal de alcance desconocido, la economía y los mercados seguramente sufrirán. Los inversores podrían llevarse una desagradable sorpresa.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo

A veces, el orden en que se hacen las cosas marca la diferencia. Ese podría ser el caso de las políticas económicas del presidente electo Donald Trump. En su primer mandato, los recortes fiscales precedieron a la imposición de aranceles selectivos. Eso significaba que la economía ya tenía un impulso sólido cuando llegó el impacto negativo de las interrupciones comerciales.

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