Por qué 2025 podría ser un gran año para los grandes bancos
Tras unos años llenos de altibajos, los prestamistas podrían por fin ponerse a pleno rendimiento
Los grandes bancos mundiales han levantado el vuelo en los últimos años, pero los ascensos pueden ser desafiantes. En 2025, podrían relajarse y mantenerse a buen ritmo.
La Reserva Federal ha señalado recientemente que los tipos de interés solo podrían bajar dos veces el próximo año debido a una inflación más alta de lo previsto, lo que ha provocado una venta generalizada de acciones. Pero que los tipos sean "menos altos durante más tiempo" es en realidad una excelente noticia para los bancos, y la última señal de que 2025 podría ser un buen año para casi todas las diversas líneas de negocio que integran los grandes prestamistas universales.
Este no ha sido el caso en los últimos tiempos, incluso cuando a las empresas financieras en general les iba realmente bien. En 2022, el gran repunte del comercio mundial que siguió a las interrupciones de producción durante las peores épocas de la pandemia se tradujo en un aumento de las ventas de intermediarios centrados en las transacciones como Citigroup, HSBC Holdings y BNP Paribas. Las mesas que negocian renta fija, divisas y materias primas, o FICC, vieron dispararse los flujos de clientes, ya que la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia y el inicio del ciclo de endurecimiento de los tipos provocaron una repentina demanda de cobertura de tipos, divisas y precios de la energía en todo el mundo. Entidades como JPMorgan Chase y Deutsche Bank se beneficiaron enormemente.
Sin embargo, las condiciones monetarias y geoeconómicas adversas provocaron el desplome de las comisiones de suscripción, ya que muchas empresas se abstuvieron simultáneamente de emitir capital y deuda. Entonces llegó 2023. Los ingresos de los grandes bancos volvieron a dispararse, esta vez impulsados sobre todo por un aumento del 11% de los márgenes netos de intereses, según datos de Visible Alpha. Después de una década y media, el sector por fin se beneficiaba de un mayor diferencial entre lo que podía cobrar a los prestatarios y pagar a los depositantes. Sin embargo, al mismo tiempo, la negociación se desplomó debido a los elevados costes de los préstamos y a la creciente incertidumbre económica y geopolítica.
Las condiciones monetarias y geoeconómicas adversas provocaron el desplome de las comisiones de suscripción
Parte de la asimetría ha persistido este último año, sobre todo porque los bancos centrales han vuelto a bajar los tipos. Esto ha provocado una caída de los ingresos netos por intereses que ha afectado a las ramas comercial y de gestión de patrimonios, pero también a la banca transaccional, que gestiona gran parte del efectivo de las empresas. Los operadores de deuda pública y otros productos relacionados con los tipos han tenido un año mediocre. Y, en general, el crecimiento de los ingresos se ha ralentizado. No obstante, en 2024 fue cuando el mercado recompensó de verdad las acciones bancarias. Los subcomponentes bancarios del S&P 500 y del Stoxx Europe 600 han rendido un 35% y un 32%, respectivamente, frente al 25% y el 6% de los índices más amplios. Esto subraya la importancia que los inversores actuales atribuyen a obtener rendimientos previsibles y bien diversificados de sus bancos, en lugar de otro año con una cuarta parte de los ingresos procedentes de FICC.
De hecho, el año pasado fue un año de normalización. Las fusiones y las ofertas públicas iniciales se recuperaron un poco, y muchos tesoreros de empresas tuvieron que refinanciar su deuda para evitar el muro de vencimientos de bonos que se avecinaba. Y, aunque los inversores evitaron la deuda pública, se lanzaron a la compra de los productos de renta fija que ofrecían un diferencial sobre ella, como los bonos corporativos, en un intento de asegurar altos rendimientos a largo plazo. Es un buen augurio para el próximo año.
Por primera vez desde 2021, se prevé que todas las divisiones de los principales bancos del mundo, excepto la de negociación FICC, aumenten sus ingresos, según la media de las estimaciones de los analistas recopiladas por Visible Alpha. Incluso ese punto débil podría acabar mejorando: a principios de diciembre, los rendimientos de las letras del Tesoro a tres meses cotizaban por debajo de los de los bonos a 10 años por primera vez desde 2022, lo que pronto podría desencadenar un renovado entusiasmo por la renta fija. En cualquier caso, las curvas de rendimiento más pronunciadas serán, con toda seguridad, buenas para los bancos, ya que ampliarán los márgenes de interés neto. Sin duda, que los costes de los préstamos se reduzcan menos de lo previsto por parte de los responsables de la política monetaria podría afectar a los consumidores y causar problemas a algunos préstamos inmobiliarios comerciales. La economía europea, en particular, es bastante débil. Aun así, es probable que el impacto sea pequeño y las tasas de impago siguen siendo bajas.
Y lo que es más importante, parece probable que 2025 sea el año en que el negocio del asesoramiento cobre impulso tras una tímida reaparición. Las empresas de capital riesgo están siendo presionadas para empezar a salir de sus inversiones tras años de espera. Mientras que los promotores han estado ideando nuevas tácticas de demora, como la refinanciación de activos en "fondos de continuación", la empresa de consultoría empresarial Bain estimó que el 46% de las empresas propiedad de fondos de capital riesgo llevaban cuatro años o más en cartera a finales de 2023, el nivel más alto desde 2012. Si, además de esto, la administración Trump suaviza el escrutinio regulatorio tanto sobre el sector financiero como sobre las fusiones, los bancos disfrutarán de otro empujón, con Goldman Sachs probablemente a la cabeza.
Puede que por fin los bancos funcionen a pleno rendimiento.
*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo
Los grandes bancos mundiales han levantado el vuelo en los últimos años, pero los ascensos pueden ser desafiantes. En 2025, podrían relajarse y mantenerse a buen ritmo.