Nunca hemos odiado tanto las bolsas emergentes. Ya es hora de invertir en ellas
Para obtener los mejores rendimientos quizá haya que invertir en países problemáticos y mirar más allá del índice de referencia en busca de algunas joyas
La última vez que a los mercados emergentes les fue tan mal, aún no se había acuñado el término "mercados emergentes". Eso es sinónimo de oportunidad, y el mayor botín podría corresponder a los inversores más audaces y dispuestos a mirar más allá de esa categoría mal definida. La referencia de la evolución de las acciones de los mercados emergentes es un índice muy popular, elaborado por MSCI, que en los últimos cinco años ha rendido menos del 4% anual, frente a casi el 12% de la renta variable mundial y más del 15% de la estadounidense.
Sin embargo, si se profundiza en cualquiera de estas amplias categorías, se observan claros líderes y rezagados. A finales de octubre, la friolera del 65% del valor de mercado del índice MSCI All Country World, incluidos nueve de sus diez valores principales, era estadounidense. El índice MSCI Emerging Markets se ha visto arrastrado en gran parte desde 2020 por China, donde la crisis inmobiliaria y la mano dura del líder Xi Jinping con las empresas tecnológicas han hundido las valoraciones. Alibaba Group y Tencent Holdings eran dos de las empresas más valiosas del mundo hace cuatro años, antes de la campaña de represión de las tecnológicas.
Si no fuera por la enorme subida de los valores chinos del índice MSCI en septiembre, gracias a las renovadas esperanzas de estímulo, el panorama general para las acciones de los mercados emergentes sería aún peor. La India, en gran parte porque no es China, ha despertado un enorme interés entre los inversores extranjeros y nacionales, y ahora es el tercer país con mayor ponderación en el índice de mercados emergentes. No obstante, también es uno de los mercados más caros del mundo. Los mercados emergentes superaron a los desarrollados en la primera década del siglo, cuando los precios de las materias primas se dispararon y las burbujas tecnológica e inmobiliaria hicieron mella en el mercado estadounidense. Hoy, sin embargo, son mucho más baratos como múltiplo de beneficios, y no solo por China.
Comprar un fondo indexado de mercados emergentes y apostar por la recuperación del péndulo podría ser una buena estrategia, aunque los inversores más audaces deberían ser capaces de conseguir mejores resultados, ya que las oportunidades más atractivas están donde el escepticismo es mayor. Por ejemplo, México y las empresas multinacionales que lo utilizan como base para vender productos destinados a Estados Unidos están en el punto de mira del presidente electo Donald Trump. Además, la recién elegida presidenta de izquierdas, Claudia Sheinbaum, también se enfrenta a los violentos cárteles de la droga y a las protestas por los cambios en el sistema judicial del país. Sin embargo, el índice MSCI México no ha ido a ninguna parte y ha registrado una rentabilidad ligeramente negativa en la última década, con un ratio precio/beneficios futuro de unas 10 veces, menos de la mitad que el del mercado estadounidense.
La India es ahora es el tercer país con mayor ponderación en el índice de mercados emergentes
Y México es caro en comparación con Sudáfrica, Brasil y Turquía, que alcanzan múltiplos en la misma medida de alrededor de 9,8 veces, ocho veces y cinco veces, respectivamente. Los tres se enfrentan además a importantes problemas internos y a dirigentes que han gestionado mal sus economías, pero incluso los países mal gestionados pueden ser prometedores a largo plazo y, en ocasiones, tener cierto encanto a corto plazo: la rentabilidad por dividendo de Brasil, por ejemplo, es de aproximadamente el 6%, o cinco veces la del índice S&P 500. ¿Hay otra forma de beneficiarse como inversor experto en mercados emergentes? Sí, haciendo caso omiso de las calificaciones tradicionales. El índice de referencia MSCI ha adoptado una extraña definición de lo que es valioso que solo interesa a los gestores de dinero profesionales.
Por ejemplo, Corea del Sur y Taiwán son mercados emergentes importantes, pero sus ciudadanos son más ricos que los de Portugal o Grecia. Con empresas líderes en alta tecnología, como Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. y Samsung Electronics, mano de obra cualificada y excelentes infraestructuras, tienen más en común con su vecino Japón, un mercado desarrollado. MSCI los incluye en la lista debido a los problemas de acceso al mercado que los frenan. Aun así, podrían seguir siendo lugares atractivos para invertir, pero el rápido crecimiento del que disfruta un país al convertirse en moderno, culto y rico —el tipo de cosas que tanto entusiasman a la gente sobre el potencial a largo plazo de la India— ha quedado atrás.
La no inclusión en el índice también puede crear anomalías. Israel, que es más rico que Gran Bretaña o Francia, estuvo incluido en el índice de mercados emergentes hasta 2010 por lo que parecen ser razones geográficas. Entonces pasó de ser un destino de inversión notable en los mercados emergentes a ser irrelevante para muchos gestores de fondos. Al ser el único mercado oficialmente "desarrollado" de Oriente Próximo, Israel forma parte ahora del poco concurrido índice MSCI Europe and Middle East, creado ese año, en lugar del más conocido MSCI Europe, que data de 1986. También es una parte minúscula del MSCI EAFE, que sigue a 21 mercados desarrollados no estadounidenses. Con empresas tecnológicas y sanitarias de primer orden como Teva Pharmaceutical Industries y Check Point Software en el índice, los valores de la "Startup Nation" cotizan a apenas la mitad del ratio precio/beneficios futuro del mercado estadounidense, en el que predomina la tecnología.
Además, hay otros mercados a la espera de unirse o reincorporarse al club oficial de los mercados emergentes. Para cuando lo hagan, es posible que ya hayan obtenido sus mejores beneficios. Por ejemplo, Argentina, que fue degradada a la categoría de "mercado independiente" hace tres años porque era difícil invertir en el país. En los tres años transcurridos hasta octubre, su rentabilidad en dólares ha sido de casi el 50% anual, frente a la rentabilidad negativa del índice MSCI Emerging Markets durante ese periodo. Aunque dista mucho de ser una estrategia de inversión infalible, apostar por que los últimos serán los primeros y comprar lo que resulte un tanto incómodo puede dar buenos resultados cuando se trata de valores de mercados emergentes castigados.
*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo
La última vez que a los mercados emergentes les fue tan mal, aún no se había acuñado el término "mercados emergentes". Eso es sinónimo de oportunidad, y el mayor botín podría corresponder a los inversores más audaces y dispuestos a mirar más allá de esa categoría mal definida. La referencia de la evolución de las acciones de los mercados emergentes es un índice muy popular, elaborado por MSCI, que en los últimos cinco años ha rendido menos del 4% anual, frente a casi el 12% de la renta variable mundial y más del 15% de la estadounidense.