El narco contra los chinos: así se organizan los aldeanos colombianos para saquear toneladas de oro
Los mineros capitaneados por hombres armados están saqueando una de las mayores vetas de oro de América Latina, perteneciente a un gigante minero chino
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A unos 700 metros de profundidad en la mina de oro más importante de Colombia, los guardias de seguridad privada se agazapan detrás de sacos de arena, atrapados en una lucha sin cuartel contra una banda de narcotraficantes que se ha apoderado de 50 kilómetros de túneles valorados en cientos de millones de dólares. El aire subterráneo es caliente, húmedo y a veces tóxico, y el trabajo es peligroso: defender pasadizos claustrofóbicos a merced de explosivos y disparos de fusiles de asalto AK-47. El año pasado murieron dos guardias y varios resultaron heridos. Al otro lado, afrontando sus propios peligros, hay unos 2.000 mineros ilegales.
La magnitud del saqueo es impresionante. El propietario de la mina, Zijin Mining Group, empresa china controlada por el Estado, calcula que el año pasado perdió más de 3,2 toneladas de oro, por valor de unos 200 millones de dólares y equivalentes al 38% de la producción total de la mina. La minería ilegal, un proceso lento y laborioso que sigue en gran medida sin ser vigilado por las autoridades, es una guerra que "estamos perdiendo", afirma un responsable de seguridad de Zijin.
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Los mineros clandestinos de las minas de Zijin y de otros lugares de Colombia obtienen acceso, protección y equipos del Clan del Golfo, una milicia armada de unos 7.000 hombres que transporta cocaína y migrantes por rutas hacia Estados Unidos. El grupo se adueña de túneles de Zijin en nombre de los mineros ilegales a cambio de una parte del botín. La minería ilegal de oro en Sudamérica se ha expandido en los últimos años, según las autoridades, impulsada por los precios récord del oro, que han subido un 30% este año, hasta situarse en torno a los 2.600 dólares la onza. Los mineros se adentran con dragas y excavadoras en la selva, provocando conflictos con los grupos indígenas locales y utilizando mercurio para separar el oro de la roca, lo que contamina partes de la selva amazónica en varios países.
Como ha demostrado la historia, el atractivo del oro puede ser irresistible. Algunos de los mineros ilegales de Colombia extraen oro por valor de 5.000 dólares o más al mes, una suma casi igual a lo que ganan los ejecutivos de empresas. Desde 2019, alrededor de 18 mineros ilegales han muerto en accidentes en la mina Zijin, según funcionarios de la compañía. "Los salarios son muy buenos, pero lo arriesgas todo", asegura Erik Dubier, un minero ilegal de 22 años. "Te puedes quedar atrapado. Hay desprendimientos de rocas y combates todos los días".
La minería ilegal de oro en Sudamérica se ha expandido en los últimos años impulsada por los precios récord del oro
Zijin Mining, que opera en todo el mundo, presentó una demanda de 430 millones de dólares ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones del Banco Mundial, alegando que las autoridades colombianas no están haciendo su trabajo. Zijin estima que los mineros ilegales controlan más del 60% de sus túneles mineros en las montañas alrededor de Buriticá, a dos horas en coche de Medellín. La empresa compró la mina en 2020 a la canadiense Continental Gold por 1.000 millones de dólares, como parte del impulso global de Pekín para garantizar la obtención de minerales. Leizhong Li, director ejecutivo de la compañía, declaró que las incursiones violentas se han convertido desde entonces en una amenaza diaria, con escasa ayuda del Gobierno.
"Intentamos hablar con el gobierno durante todo el año pasado, pero no percibimos mucha voluntad", dijo Li. La empresa calcula que Colombia perdió el equivalente a 100 millones de dólares en impuestos y regalías el año pasado. Daniela Gómez, viceministra de Defensa, afirma que Colombia no tiene capacidad para expulsar a los mineros clandestinos del "teatro de operaciones subterráneo". El gobierno, agrega, quiere evitar confrontaciones violentas que puedan poner en peligro a los civiles. Según Gómez, las exigencias de la empresa no son realistas. Zijin compró la mina de oro "a sabiendas de que se estaba llevando a cabo la extracción ilegal de minerales", asegura.
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En los últimos cuatro años, los mineros ilegales han construido una red subterránea tan vasta que, según los ingenieros de Zijin, la montaña ha empezado a parecerse a un queso suizo, atravesada por pasadizos y túneles improvisados que parten de unos 380 accesos en la superficie. El Clan del Golfo proporciona literas, cocinas, baños y seguridad. La banda también suministra trabajadoras sexuales, marihuana y otras drogas a los mineros durante períodos de una semana. "Hay de todo", afirma Dubier.
Guerra de trincheras
Los mineros ilegales se abren paso hasta la mina de Zijin desde una cadena de pequeñas casas encaramadas a una montaña que alberga una de las mayores vetas madre de oro de América Latina. Los mineros utilizan cargas explosivas y martillos perforadores para penetrar en el suelo y perforar cientos de metros de piedra y arcilla. Centímetro a centímetro, los mineros excavan pasadizos para llegar a los túneles de Zijin.
Los combatientes de las milicias fuerzan la retirada de las fuerzas de seguridad de Zijin con explosivos y disparos en lo que un funcionario de la empresa describió como guerra de trincheras. Zijin afirma que no le queda otro recurso que entregar los túneles, una retirada que pone en peligro el futuro de su concesión de minas de oro. "Ocurre todos los días", dijo Li, refiriéndose a los enfrentamientos subterráneos. La empresa calcula que ha tenido que abandonar unas 40 toneladas de yacimientos de oro en las zonas tomadas por el Clan del Golfo y los mineros ilegales. Gómez, viceministra de Defensa, ya ha explicado los obstáculos legales a los que se enfrentan para registrar las viviendas y detener a los mineros. "Puedo ir mañana a Buriticá y detener a 300 personas, pero el juez los pondrá en libertad antes de que anochezca".
Los combatientes de las milicias fuerzan la retirada de las fuerzas de seguridad de Zijin con explosivos y disparos
En una reciente visita a los túneles subterráneos, el responsable de seguridad de Zijin en la mina hizo hincapié en el muro de sacos de arena que separa las operaciones de la empresa de los intrusos que trabajan a menos de 100 metros. Las voces de los mineros resonaban en la oscuridad. "Toda la minería de aquí para allá se ha perdido", dijo, señalando las luces lejanas donde trabajaban los mineros ilegales. "Avanzan progresivamente, apoderándose de todo". Los mineros suelen apoderarse de los túneles de Zijin lanzando primero explosivos y disparando a los guardias, según el funcionario de seguridad. Llevan perforadoras y realizan hasta 250 detonaciones al día para atravesar la roca. Su avance ha costado a Zijin dos de las tres secciones de la mina.
La parte más rica y profunda de la mina de oro sigue en manos de la empresa. Zijin tiene unos 4.500 trabajadores allí y en los centros de procesamiento. La empresa excava unas 4.000 toneladas de roca al día, que producen una media de 24 kilos de oro. "Es un problema tremendo", afirma Javier Sarmiento, investigador de la Procuraduría General de la Nación, un organismo estatal que sigue de cerca los problemas de las minas de Buriticá.
Falta de control
Los ejecutivos de Zijin dijeron que la batalla subterránea empeoró tras la elección en 2022 del presidente izquierdista Gustavo Petro. Los gobiernos anteriores dieron la bienvenida a las empresas mineras extranjeras, incluida Zijin. Sin embargo, Petro y sus ministros han criticado la minería a gran escala, alegando que desean cambiar la economía hacia industrias sostenibles como el cultivo de aguacate y el turismo.
El gobierno colombiano afirma que el país necesita transformar la economía de Buriticá para que los ciudadanos puedan optar a mejores empleos. Las autoridades aseguran que quieren abrir una vía para que los mineros ilegales formen cooperativas legales para explotar pequeñas minas artesanales. Algunos funcionarios han sugerido que Zijin ceda algunas de sus explotaciones mineras a los intrusos en un intento por lograr la paz. "Hay zonas en esa concesión donde no hay exploración ni actividad alguna", señala Luis Álvaro Pardo, presidente de la Agencia Nacional de Minería del estado.
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El gobierno anterior tenía políticas más agresivas contra los grupos armados, indica Li, director ejecutivo de la compañía. En 2016, Colombia lanzó la Operación Creta, que cerró más de 250 pasadizos ilegales hacia la mina durante cuatro años. Zijin ha manifestado que Colombia necesita volver a cerrar las rutas utilizadas por los delincuentes que roban el oro de la compañía. "Desde nuestro punto de vista, la política no es favorable a la minería ni a las multinacionales", recalca Li. "¿Cómo es posible que las autoridades no lo sepan y no actúen contra esto?". La Procuraduría General de la Nación ha pedido al gobierno que elabore un plan de acción para detener el robo, según Sarmiento. La petición no ha dado resultado. "Tiene mucho que ver con la política", asegura. "La llegada de este nuevo gobierno parece no haber sido favorable a la situación".
El general de brigada William Castaño, que supervisa un equipo de la policía asignado a la mina, relata que sus fuerzas se enfrentan regularmente a los mineros sin escrúpulos. "Hay intervenciones casi todos los días". Sarmiento y los directivos de Zijin alegan que el Estado debería intentar cortar la electricidad que alimenta las perforadoras utilizadas por los mineros ilegales. Señalan que la policía y las tropas desplegadas en Buriticá podrían inspeccionar los vehículos que circulan por la única carretera que conduce a la mina. Los vehículos transportan equipos y suministros y salen cargados de mineral de oro robado, según los ejecutivos de Zijin. "Esto es pura falta de control por parte de las autoridades", recalca Sarmiento.
"La llegada de este nuevo gobierno parece no haber sido favorable a la situación"
Miles de mineros han llegado de otras partes de Colombia y de la vecina Venezuela en busca de fortuna. Algunos se han desviado de los túneles de Zijin para explotar yacimientos de oro en La Centena, una mina situada a pocos kilómetros. Esos mineros niegan la afirmación de Zijin de que se están llevando el oro de la empresa. Andrés Rave, un veterano minero de La Centena, junto con un puñado de otros mineros, han excavado pasadizos que se extienden unos 200 metros dentro de la montaña. Con la luz de su casco iluminando las coloridas y escarpadas rocas, Rave pasa la mano por una característica veta de minerales. "Esta veta que corre por aquí", nos dijo, "es la que contiene el oro".
Las partículas de polvo flotaban en el aire. Las rocas bajo los pies se habían desprendido de las paredes y techos del túnel. Duber Antonio Quirós no le dio mucha importancia, a la vez que trabajaba junto con otros mineros para reforzar los túneles del tamaño de un hombre con vigas de madera. Mientras, los mineros comerciales utilizan equipos de perforación de túneles para construir pasadizos sostenidos por acero y hormigón. Algunos son lo bastante grandes para que entren camiones. "Los pequeños mineros no disponemos de la tecnología de las grandes empresas", afirma Quirós. "Pero esto se te mete en la sangre y se convierte en tu pasión".
*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo
A unos 700 metros de profundidad en la mina de oro más importante de Colombia, los guardias de seguridad privada se agazapan detrás de sacos de arena, atrapados en una lucha sin cuartel contra una banda de narcotraficantes que se ha apoderado de 50 kilómetros de túneles valorados en cientos de millones de dólares. El aire subterráneo es caliente, húmedo y a veces tóxico, y el trabajo es peligroso: defender pasadizos claustrofóbicos a merced de explosivos y disparos de fusiles de asalto AK-47. El año pasado murieron dos guardias y varios resultaron heridos. Al otro lado, afrontando sus propios peligros, hay unos 2.000 mineros ilegales.