La estrategia de inversión más famosa puede ser una ruina para tus ahorros de jubilación
La habitual cartera 60/40 y una tasa de retirada del 4% para la jubilación podrían dar lugar a resultados "catastróficos" si los mercados se comportan de forma diferente a la del pasado
Hace dos años, Vanguard publicó un comunicado para sus clientes titulado "Como el ave fénix, la cartera 60/40 resucitará".
Y así fue. El gigante de los fondos de inversión ha recuperado sus pérdidas en febrero de este año con su clásica combinación "segura" de 60% de acciones y 40% de bonos, que alcanzó su punto máximo en 2021. Pero el hecho de que Vanguard sintiera la necesidad de tranquilizar a algunos clientes demuestra lo mal que se entiende este enfoque. Y lo que es peor, los inversores podrían estar preocupados por la regla de oro equivocada para la jubilación.
Comúnmente entendida como una asignación del 60% al índice bursátil S&P 500 y del 40% a bonos intermedios como los bonos del Tesoro a 10 años, la proporción y las participaciones exactas no están grabadas en piedra. Según la teoría moderna de carteras, se trata simplemente de una combinación que ofrece la mayor rentabilidad con la menor volatilidad. Sin embargo, el desplome de 2022 fue un recordatorio de que todavía se puede perder dinero: fue el peor año de una cartera 60/40 después de la inflación desde 1974, un año antes de que se fundara Vanguard.
Con la Reserva Federal acudiendo periódicamente al rescate durante el último cuarto de siglo, los inversores se habían acostumbrado a esperar que los bonos actuaran como un amortiguador, atenuando un mal año para las acciones. Pero en realidad esto es bastante raro, según un estudio retrospectivo de 200 años de Morgan Stanley Investment Management. Irónicamente, cuanto más bajos son los rendimientos de los bonos cuando comienza un desplome de las acciones, menos posibilidades tienen los precios de los bonos de subir en una fuerte recesión económica. Si una recesión provocara una caída de los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años hasta el 1,5% hoy, su precio aumentaría aproximadamente una quinta parte. En 1974, una caída al mismo rendimiento habría provocado una subida de alrededor del 50%.
Para los académicos, esas ganancias temporales sobre el papel, y el mero hecho de estar diversificado en general, hacen que su cartera sea más segura. ¿Realmente es así? Tal vez, si así es menos probable que un ahorrador entre en pánico cuando abra el extracto de su plan 401(k) [un plan de ahorro semejante a los planes de pensiones], arruinando sus ahorros. Aunque tener muchos bonos también significa conformarse con rendimientos más bajos, otra forma de riesgo. Después de todo, 100 dólares invertidos en bolsa en 1928 se convirtieron en 787.018 dólares a principios de este año, más de 100 veces más que teniendo bonos del Tesoro y 350 veces más que con letras del Tesoro a corto plazo. Un inversor de la talla de Warren Buffett ha pedido a los fideicomisarios de su testamento que inviertan el 90% de la herencia de su esposa en un fondo indexado de acciones y solo el 10% en letras del Tesoro a corto plazo.
Para los académicos, las ganancias temporales y el mero hecho de estar diversificada, hacen que su cartera sea más segura
Con el debido respeto a Buffett, hay otra razón por la que la combinación menos agresiva 60/40 se ha convertido en una referencia para los jubilados: el riesgo de secuencia de retornos. Una racha especialmente mala de los mercados en el momento en que alguien empieza a retirar sus ahorros puede tener un efecto desproporcionado sobre la cantidad de la que dispone para vivir. Y el mayor riesgo para un jubilado es quedarse sin dinero. La obra fundamental sobre cómo evitarlo fue publicada hace 30 años por el asesor William Bengen, que popularizó la regla del 4%. Según esta regla, un jubilado puede retirar ese porcentaje de su cartera el primer año y luego aumentarlo en función de la tasa de inflación durante los 29 años siguientes, con muy pocas probabilidades de sufrir una situación de precariedad.
Esa tasa del 4% va unida a una combinación 60/40, o algo parecido. Hoy en día, la mayoría de los planes de jubilación mejoran la combinación tradicional, incluyendo activos inmobiliarios y acciones internacionales. Pero las reglas empíricas no son infalibles. La regla del 4% de Bengen se basa en un periodo de prosperidad y paz en Estados Unidos. E incluso así, una persona que se jubilara en 1966, antes de un mercado bajista y un repunte de la inflación, se quedaría muy corta.
Un estudio académico reciente que analiza la experiencia de 38 países desarrollados a lo largo de muchas décadas afirma que un jubilado que no quiera tener más de un 5% de probabilidades de "ruina financiera" debería retirar sólo un 2,26% al año. Dicho de otro modo, alguien con unos ahorros de 1,5 millones de dólares debería retirar 34.000 dólares en su primer año de jubilación, no 60.000. Una diferencia enorme. Estados Unidos no es Japón, Suecia o Australia, pero no debemos suponer que en las próximas décadas la situación será tan excepcional como en las pasadas. Solo la factura de los tipos de interés del Tío Sam superará el billón de dólares el próximo año fiscal, más que todo el gasto discrecional no relacionado con la defensa. Descartar una subida de impuestos, un aumento de la inflación o una menor disposición de los extranjeros a financiar el estilo de vida de los estadounidenses es una temeridad.
Hay preocupaciones difusas y otras más cuantificables. Como advierte la propaganda de los fondos de inversión, "la rentabilidad pasada no es indicativa de resultados futuros". La regla del 4% casi siempre funcionó durante un periodo en el que una cartera 60/40 obtuvo una media de alrededor del 9% anual o una rentabilidad real del 5,8% (después de la inflación).
Como advierte la propaganda de los fondos de inversión, "la rentabilidad pasada no es indicativa de resultados futuros"
Los indicadores fiables de rentabilidad no apuntan a cifras tan elevadas en la próxima década. La relación precio/beneficios ajustada cíclicamente de Robert Shiller es ahora más cara de lo que ha sido el 97% del tiempo desde 1880. La gestora de fondos AQR calcula que la rentabilidad real de las acciones en los 10 años siguientes al decil 90 ha sido solo del 0,5% de media. Mientras tanto, los rendimientos del Tesoro a 10 años son solo del 3,86% tras su reciente retroceso. Si descontamos la inflación prevista para la próxima década, la media es del 1,65%.
Y aunque un jubilado confíe plenamente en la regla del 4%, se concibió en un momento en que la Seguridad Social estadounidense se consideraba sólida como una roca. El último informe de los fideicomisarios de la Seguridad Social calcula que las prestaciones mensuales tendrán que reducirse un 21% en nueve años, cuando se agote el fondo fiduciario. Si se necesitan ahorros personales para tapar esa pérdida de ingresos, entonces alguien que se jubile pronto debería plantearse preservar su capital o ahorrar más. El 60/40 no está muerto, pero tampoco es un árbol de la fortuna.
*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo
Hace dos años, Vanguard publicó un comunicado para sus clientes titulado "Como el ave fénix, la cartera 60/40 resucitará".
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