Búnkeres de lujo contra el miedo al caos, la última tendencia inmobiliaria en EEUU
El temor a una creciente inestabilidad política está llevando a algunos estadounidenses a comprar búnkeres o a gastarse mucho para conseguir la nacionalidad de otros países
En una época de agitación política, algunos estadounidenses adinerados están orquestando en silencio un Plan B por si se desata el caos.
Sus elaboradas y a menudo caras estrategias incluyen conseguir la ciudadanía en países como Malta o hacerse con el refugio definitivo: un búnker reforzado con hormigón hecho a medida. "Piensan que la guerra civil o una revolución se ciernen sobre Estados Unidos", explica el director ejecutivo de Atlas Survival Shelters, Ron Hubbard, tras registrar un repunte de las consultas a raíz del intento de asesinato del expresidente Donald Trump durante un mitin en Pensilvania en julio.
Los búnkeres de "superlujo" de Atlas cuentan con una serie de características de alta tecnología: escotillas antibalas, puertas acorazadas antigás, conductos de aire a prueba de manipulaciones y salas de descontaminación. Pero no escatiman en estilo, con encimeras de granito y suelos de roble. Los modelos más grandes, que pueden superar los 200.000 dólares, incluyen también de serie un túnel de escape. "Están hechos para ser una especie de biosfera", dice Hubbard, que dejó que Kim y Khloe Kardashian entraran en uno de sus búnkeres de acero para un episodio de "Keeping Up With the Kardashians".
La angustia de la sociedad actual se hace eco de temores pasados, como la amenaza nuclear de los años 50 y la pandemia del COVID-19. Sin embargo, el malestar actual es distinto porque se ve exacerbado por la retórica política, señala Elaine May, historiadora de la Universidad de Minnesota. Su libro Fortress America explora el creciente aislamiento de los estadounidenses en respuesta a amenazas reales y percibidas. "Lo que estamos viendo ahora es un nuevo tipo de ansiedad, impulsada y alentada por los actores políticos", afirmó.
Una encuesta de YouGov realizada al día siguiente del ataque contra Trump reveló que el 67% de los adultos estadounidenses cree que el clima político actual aumenta las probabilidades de que se produzcan actos de violencia por motivos políticos. Una encuesta de Reuters-Ipsos realizada en torno a ese mismo día reveló que el 79% de los encuestados estaba de acuerdo en que Estados Unidos está "fuera de control".
"Ahora mismo el mundo se tambalea. La cuestión es hacia qué lado se inclina", comenta Geoffrey Toledo, un inversor inmobiliario de Tampa de 37 años que tiene en el punto de mira una propiedad en el edificio "Survival Condo", un búnker de 15 pisos de profundidad situado en un silo de misiles abandonado en Kansas. Esta fortaleza subterránea cuenta con piscina, salón de cócteles y suministro de alimentos para cinco años. Este mes, Toledo y su esposa e hijos van a ver una vivienda de 171 metros cuadrados, valorada en 2,4 millones de dólares, mientras sopesan sus opciones. Los servicios incluyen guardias armados y una zona vallada de 2 hectáreas en la superficie, donde los residentes suelen pasear a sus perros.
Pico de demanda
Larry Hall, el visionario que está detrás del complejo Survival Condo, afirma que el interés aumenta a medida que se acercan las elecciones de noviembre. Un inversor inmobiliario de 29 años de Arlington (Virginia) está pensando en comprar una vivienda amueblada de 88 metros cuadrados en el búnker de Hall, cuyo precio asciende a 1,3 millones de dólares, como posible refugio para él y su novia. "Todo el mundo ha enfocado las elecciones como una crisis existencial. Dale tiempo a la gente y si su candidato no gana entran en modo desesperación", dijo. "Busco algo listo para usar a lo que puedas acceder sin más".
Mientras que en el pasado los temores de la sociedad impulsaron la venta de máscaras antigás y radios de emergencia, las inquietudes actuales están dando lugar a una respuesta más exagerada. "Para los estadounidenses adinerados, la cuestión es si existen medidas que puedan tomar en caso de que algo catastrófico ocurra en nuestro país", afirma Scott Bowman, socio de McDermott Will & Emery, que asesora habitualmente a familias con un patrimonio neto superior a 500 millones de dólares. Esta primavera, la firma celebró un simposio con un panel titulado "Un mundo en llamas: Gestión de la circulación del patrimonio en un entorno global complejo". Entre los temas tratados figuraba cómo trasladar activos fuera de EEUU para garantizar su accesibilidad en caso de colapso económico.
"Para los estadounidenses adinerados, la cuestión es si existen medidas que puedan tomar en caso de que algo catastrófico ocurra en nuestro país"
Atlas Survival Shelters, que envía sus unidades directamente a los clientes, ha triplicado las ventas de búnkeres desde la pandemia y las turbulentas protestas de 2020. Un abogado de Kentucky afirmó que va a comprar un búnker Atlas por 250.000 dólares, incluida la energía solar y la instalación, para refugiar a su mujer y a sus cuatro hijos contra una guerra nuclear, una guerra civil, el terrorismo u otro desastre. El búnker de acero estará enterrado a unos 6 metros bajo tierra en una propiedad suya en un valle de los Apalaches. Para quienes prefieran un ambiente más suburbano, Vivos Group, con sede en California, vende participaciones en comunidades de búnkeres en lugares como Dakota del Sur e Indiana. "La demanda está tocando techo ahora mismo", afirma el presidente de la empresa, Robert Vicino. "Sube cada vez que ocurre algo".
Vivos posee unos 600 búnkeres de hormigón —antiguas estructuras gubernamentales de almacenamiento— en praderas cerca de Black Hills, en Dakota del Sur. Con unas dimensiones de 8 por 24 metros, se alquilan por 55.000 dólares cada uno, y los residentes pueden personalizar su espacio con diferentes "diseños de búnker" (entre las opciones: gran salón, dormitorios privados, tocador, baños completos y baños pequeños e incluso gimnasios). El sitio web de la empresa pregona: "Lujo y confort de supervivencia de 5 estrellas".
Philippe Briggs, de 56 años, policía jubilado del sur de California, ha alquilado uno de los búnkeres de Vivos en Dakota del Sur desde la pandemia, para él, su mujer y sus cuatro hijos. Briggs señala que el búnker es también una escapada de verano. Algunos de sus amigos policías jubilados también han reservado espacio allí. "Buscábamos un lugar al que pudiéramos llevar a nuestras familias si ocurría algo malo", explica Briggs. El complejo de Vivos en Indiana tiene capacidad para 80 personas y está completamente amueblado y equipado. "Es como un crucero subterráneo", dijo Vicino.
Scott Hunt, asesor del programa de televisión de National Geographic "Doomsday Preppers", cuestiona la viabilidad de los búnkeres debido a los problemas de mantenimiento bajo tierra. También se pregunta si sería sensato sobrevivir a una catástrofe como un ataque nuclear: "Si no queda nada, creo que no tiene mucho sentido".
Inmigrar a otros países
El abogado de inmigración de Montreal Jean-Philippe Brunet declaró que su oficina ha recibido un aumento de consultas tanto de demócratas como de republicanos sobre la posibilidad de trasladarse a Canadá, al menos temporalmente, tras las elecciones de noviembre. "Una preocupación 'unificadora' parece ser la posible inquietud por los escenarios postelectorales", dijo Brunet, socio fundador del bufete de abogados Galileo Partners. "Canadá puede ser una forma de encontrar tranquilidad y seguridad". El número de estadounidenses que buscan la ciudadanía o la residencia en otros países a través de programas que pueden requerir inversiones de seis y siete cifras se ha disparado, según Henley & Partners USA, una firma especializada en este tipo de acuerdos.
Las solicitudes a través de Henley se multiplicaron casi por siete entre 2018 y 2023, con 2024 en camino de establecer un nuevo récord, según la firma. Judi Galst, de Henley, señala que sus clientes abarcan todo el espectro político y citan diversas preocupaciones: el aumento del antisemitismo, los requisitos de vacunación, los tiroteos en las escuelas o la inestabilidad política. Los programas de "ciudadanía mediante inversión" y residencia más populares son los de Antigua y Barbuda, en el Caribe, así como los de Malta, Portugal, España y Grecia.
Huir no es barato. Hacerse ciudadano de la pequeña nación insular de Malta, al sur de Sicilia, exige una contribución no reembolsable a partir de 750.000 euros, unos 813.000 dólares, así como la compra o el arrendamiento de bienes inmuebles en el país. Además, Malta publica una lista anual de nuevos ciudadanos, lo que puede suponer un inconveniente para quienes valoran la privacidad.
Pocos clientes quieren abandonar Estados Unidos de forma permanente, afirma Galst. La mayoría espera no tener que activar nunca su ciudadanía alternativa. "La gente asegura su casa contra incendios y espera que nunca se queme".
*Contenido con licencia de The Wall Street Journal. Traducido por Federico Caraballo
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