¿Cómo de limpios son realmente los coches eléctricos? Pues depende de dónde estés
Se han publicado nuevos datos que muestran que los vehículos eléctricos son aún más respetuosos con el clima que los motores de combustión, ya que la generación de energía es cada vez más limpia
El nivel de contaminación de un coche eléctrico viene determinado por la limpieza de la energía que utiliza para cargar su batería, que varía mucho de un país a otro, según un análisis de datos sobre las emisiones del sector eléctrico en 2022.
Las ventas de coches en todo el mundo muestran que cada vez hay más gente que compra vehículos eléctricos que al circular no emiten CO₂, que contribuye al cambio climático. Pero el impacto sobre las emisiones totales de un vehículo eléctrico que sustituye a un coche tradicional con motor de combustión depende de la forma en que se produce la energía utilizada para cargar la batería del coche.
Los datos sobre emisiones del sector eléctrico de Ember, un think tank independiente sobre energía, analizados por The Wall Street Journal, muestran que en algunas partes del mundo, como China, la electricidad utilizada para cargar las baterías del creciente número de vehículos eléctricos del país procede en gran parte del carbón, que emite mucho CO₂, lo que disminuye el impacto de los vehículos eléctricos en la lucha contra el cambio climático. En 2022, la producción de energía eléctrica de China, que funciona en gran parte con carbón y petróleo, añadió 530 gramos de CO₂/KWH a la atmósfera.
Esta cifra contrasta con los 368 gramos de CO₂ por kilovatio-hora de electricidad producidos en 2022 por la generación eléctrica estadounidense, lo que significa que conducir un vehículo eléctrico en Estados Unidos genera muchos menos gases de efecto invernadero que en China, o incluso que en Alemania o Japón. Tras una década de descenso, las emisiones de carbono del sector eléctrico en Alemania aumentaron más de un 5% el año pasado con respecto al año anterior, hasta alcanzar los 386 gramos de CO₂/KWH el año pasado, ya que la mayor economía de Europa abandonó la energía nuclear y cambió el gas natural ruso por el carbón. Esto hace que conducir un vehículo eléctrico en Alemania sea menos respetuoso con el medioambiente que en Estados Unidos o incluso en la vecina Francia.
En Estados Unidos, cerca del 60% de la electricidad producida el año pasado se generó con combustibles fósiles, alrededor del 18% con energía nuclear y el 22% con energías renovables, según la Administración de Información Energética estadounidense.
Estados Unidos suele ser visto en el extranjero como un país al que le gusta conducir coches y camiones que consumen mucha gasolina, pero ha conseguido reducir significativamente las emisiones del sector eléctrico, según la Union of Concerned Scientists (Unión de Científicos Preocupados), un grupo de defensa del medio ambiente con sede en Cambridge (Massachusetts) que lleva desde 2012 haciendo un seguimiento de la limpieza de los vehículos eléctricos en comparación con los coches convencionales.
Según David Reichmuth, coautor del estudio más reciente de la unión sobre los vehículos eléctricos, a medida que la red eléctrica del país transporta más energía procedente de fuentes de energía renovables, las emisiones globales del sector de la energía caen y eso significa que los vehículos eléctricos se vuelven más limpios porque se producen menos emisiones de carbono cuando se genera la electricidad.
"No se tiene muy en cuenta que parte de esta transición consiste en que las emisiones de los vehículos eléctricos en circulación cambian a medida que la red se vuelve más limpia", afirma Reichmuth.
Independientemente de dónde se conduzcan, los vehículos eléctricos son siempre una opción más respetuosa con el clima que sus homólogos de gasolina, según estudios recientes publicados por la Agencia Europea de Medio Ambiente y la Agencia Internacional de la Energía (AIE), así como investigaciones académicas. En 2020, por ejemplo, investigadores de Cambridge, Exeter y los Países Bajos descubrieron que conducir un coche eléctrico es mejor para el clima en el 95% del mundo.
Esto también es así si se tienen en cuenta las emisiones liberadas durante la fabricación de las baterías y la extracción de los metales necesarios para fabricarlas, una gran parte de la huella de carbono total de un vehículo eléctrico a lo largo de su vida útil. En octubre del año pasado, la AIE publicó datos que mostraban que, incluso utilizando los materiales más sucios para las baterías, los vehículos eléctricos seguían produciendo menos de la mitad de emisiones de CO₂ que los motores de combustión a lo largo de su vida útil.
Y ese rendimiento está mejorando. Las emisiones de CO₂ procedentes de la generación de electricidad en todo el mundo han descendido un 11% desde 2007, cuando alcanzaron un máximo de 489 gramos de CO₂ por kilovatio-hora, según el informe 2023 Global Electricity Review, de Ember Climate, un grupo de expertos en medio ambiente. Sin embargo, las distintas formas en que los países producen la energía que alimenta los vehículos eléctricos hacen que siga habiendo grandes diferencias en la eficiencia de las emisiones de estos vehículos en todo el mundo.
Según los datos de Ember, las emisiones de carbono en la Unión Europea se han reducido casi una quinta parte en la última década, gracias al endurecimiento de las normas comunitarias sobre emisiones. Pero incluso dentro de la UE, el grado de limpieza de un coche eléctrico puede variar mucho en función de cómo produzca la energía cada país. En el extremo inferior de los emisores de carbono de la UE están Noruega, que obtiene más del 90% de su electricidad de centrales hidroeléctricas y emitió 27 gramos de CO₂/KWH el año pasado, y Francia, que obtiene más del 40% de su electricidad de la energía nuclear y emitió 85 gramos/KWH.
Polonia, uno de los peores contaminadores climáticos de la UE, ha generado tradicionalmente su energía a partir del carbón y hoy obtiene más del 70% de su electricidad de centrales térmicas de carbón, emitiendo 635 gramos/KWH el año pasado.
Las economías BRIC —Brasil, Rusia, India y China—, consideradas en su día los principales motores del crecimiento mundial, presentan enormes diferencias en las emisiones de carbono en función de las fuentes de energía para producir electricidad.
Brasil es uno de los países más avanzados del mundo en lo que se refiere al cambio a la energía eólica, solar y otras fuentes de energía renovables, que representan alrededor del 92% de la energía de Brasil, según datos de la AIE. Como resultado, las emisiones del sector eléctrico brasileño fueron de 102 gramos de CO₂/KWH el año pasado.
Los productores de electricidad de la India, que utilizan principalmente carbón, petróleo y gas natural, generaron 632 gramos de CO₂/KWH el año pasado, una de las emisiones más altas del mundo.
China es uno de los mayores mercados mundiales de vehículos eléctricos. Los vehículos totalmente eléctricos representaron el 22% de las ventas de coches nuevos el año pasado, frente al 12% en Europa y el 6% en Estados Unidos.
Aunque las emisiones de China son elevadas en comparación con otras grandes economías, se han reducido con respecto a hace unos años, y se prevé que sigan disminuyendo a medida que el país impulse la energía nuclear, con más de 20 centrales nucleares actualmente en construcción.
En todo el mundo, la eólica y la solar representan ya cerca del 12% de la generación eléctrica, y 60 de los países incluidos en el estudio de Ember generan más del 10% de su energía a partir de la eólica y la solar. Los analistas de Ember afirman que la generación mundial de electricidad se acerca a un punto de inflexión en el que casi todo el crecimiento de la demanda de electricidad se satisface con la expansión de las energías renovables.
"En cualquier parte del mundo, conducir un coche eléctrico también es cada vez es más limpio", afirma Phil MacDonald, director gerente de Ember.
*Contenido con licencia de The Wall Street Journal.
El nivel de contaminación de un coche eléctrico viene determinado por la limpieza de la energía que utiliza para cargar su batería, que varía mucho de un país a otro, según un análisis de datos sobre las emisiones del sector eléctrico en 2022.