Bienvenidos a la crisis bancaria de las 'superprime'

Los bancos para ricos son diferentes de los demás bancos. Antes tenían más dinero. La última crisis bancaria tuvo como protagonistas a los prestatarios de alto riesgo, en concreto personas con problemas de crédito a las que los banqueros concedieron hipotecas ignorando el riesgo de que los prestatarios no pudieran pagarlas. Los bancos que tuvieron problemas fueron los que concedieron este tipo de préstamos o se atiborraron de ellos en forma titulizada.

El caos actual está protagonizado, hasta ahora, por un grupo totalmente distinto. Los bancos que están teniendo más problemas son aquellos como Silicon Valley Bank y Signature Bank, que atendían a algunos de los clientes más ricos y solventes, con puntuaciones de crédito superprime.

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Se trata de un cambio radical. Tras la crisis de 2008, la banca de los ricos se promocionaba a menudo como un modelo mucho mejor. Incluso los bancos más grandes empezaron a orientar más sus préstamos al consumo y su gestión de patrimonios a clientes relativamente acomodados, y redujeron sus servicios a clientes de alto riesgo. Se pensaba que los clientes adinerados rara vez incurrían en impagos, traían mucho dinero en efectivo y negocios de banca comercial y pagaban grandes comisiones por inversiones y asesoramiento.

Pero cuando los tipos de interés se dispararon el año pasado, los puntos débiles de la estrategia quedaron al descubierto. No es que los ricos estén dejando de pagar los préstamos en masa. Pero el año pasado, los depositantes más acaudalados con exceso de efectivo empezaron a retirar su dinero en efectivo y buscar rendimientos más altos en bancos en línea, fondos monetarios o bonos del Tesoro. Además, las empresas emergentes y otras empresas privadas empezaron a gastar más efectivo, lo que se traduce en salidas de depósitos.

Cuando este mes los depositantes empezaron a sentir pánico por la seguridad bancaria y retiraron su dinero, los más expuestos fueron las personas con depósitos no asegurados por encima del límite de 250.000 dólares de la Federal Deposit Insurance Corp. Los depósitos no asegurados representaban una gran parte de los depósitos del SVB, que había animado a sus clientes a mantener la mayor parte de su efectivo en el banco. Los clientes ricos venían por las ventajas y se iban con su dinero.

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Para agravar el riesgo de los depósitos, los bancos tienen muchos préstamos y valores que ahora rinden mucho menos que los tipos de mercado. Muchos de ellos no pueden venderse fácilmente si se necesitan para cubrir las salidas de depósitos. Una de las razones por las que los bancos se abastecieron de valores fue porque recibieron una avalancha de depósitos durante la pandemia, pero no vieron un aumento equivalente de la demanda de préstamos. Este puede haber sido particularmente el caso de los bancos que atienden a los ricos, ya que estos clientes no suelen necesitar muchos préstamos bancarios en el día a día.

Una de las principales razones por las que las personas más acomodadas obtienen préstamos de los bancos es para comprar viviendas, y a menudo en forma de lo que se conoce como hipotecas jumbo. Las jumbo son para préstamos de más de 726.200 dólares en la mayoría de los lugares, y de más de 1.089.300 dólares en ciudades de alto coste como Nueva York o San Francisco. Atraen a clientes adinerados con mucho dinero en efectivo. También suelen ser más difíciles de vender al mercado, en parte porque no están garantizadas por empresas patrocinadas por el Gobierno, como Fannie Mae o Freddie Mac. Por ello, los bancos suelen mantenerlas en cartera. Pero el valor de estas hipotecas, muchas de las cuales están fijadas a tipos bajos en un futuro previsible, ha caído a medida que subían los tipos de interés.

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Sin duda, no todos los bancos que se centran en los clientes particulares más ricos están sometidos a una intensa presión. Las acciones de Morgan Stanley y Goldman Sachs han bajado menos de la mitad este mes que la caída de casi el 30% del índice KBW Nasdaq Bank. Pero esos bancos están más diversificados y se centran más en las partes más estables y generadoras de comisiones del negocio de la riqueza, como el comercio de acciones y la gestión de activos, que en las hipotecas o los depósitos.

La relajación de los tipos de interés y el apoyo a la liquidez por parte de la Reserva Federal podrían calmar los nervios por el momento. Pero el aumento de las presiones sobre la banca de los ricos podría persistir. Los movimientos de los depósitos pueden motivar aún más a los clientes a buscar los mejores tipos de interés en efectivo. Algunos clientes podrían optar por la refinanciación si tienen hipotecas que se reajustan a tipos más altos, pero los propietarios de viviendas con hipotecas por debajo del 3% no están muy motivados para moverse y generar nuevos préstamos.

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Los clientes más ricos tampoco son inmunes a los problemas económicos. Aunque seguirán estando en mejor situación, acontecimientos como los despidos de empresas, junto con las caídas del mercado, se dejarán sentir relativamente más entre los trabajadores de cuello blanco que entre los de cuello azul, que podrían estar disfrutando de un mercado laboral mucho más fuerte. Este fenómeno se ha bautizado como la "richcession", la recesión de los ricos.

Por supuesto, una profunda recesión regular y un repunte generalizado del desempleo, acompañados de una caída de los tipos de interés, podrían igualar el dolor. Pero por ahora, el problema empieza por arriba.

*Contenido con licencia de “The Wall Street Journal”