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Desconfíe de la subida de la bolsa, aún no hemos visto el suelo real de este mercado bajista
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CONFUSAS SEÑALES DE LA ECONOMÍA

Desconfíe de la subida de la bolsa, aún no hemos visto el suelo real de este mercado bajista

La caída de la jornada del martes no corresponde a una pequeña irregularidad, sino que es un presagio de otra mala racha

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¿Se está acercando el rally bajista actual a un final ignominioso, como sus predecesores, o ha entrado el mercado de valores en un nuevo paradigma más tolerante?

A los inversores que se enfrentan a las confusas señales de la economía y los mercados se les puede perdonar que se esfuercen por explicar los cambios de comportamiento de las acciones de este año.

El rompecabezas es bastante fácil de ver. Los rendimientos de los bonos están subiendo y el Tesoro a 10 años se dirige de nuevo al 4%. Sin embargo, aunque el martes cayeron con fuerza, las acciones van disparadas en lo que va de año, sobre todo los valores tecnológicos más especulativos, representados por el ETF ARK Innovation de Cathie Wood. Los valores que el año pasado se vieron más afectados por el aumento de los rendimientos han obtenido las mayores ganancias.

En pocas palabras, el aumento de los rendimientos de los bonos fue malo para las acciones el año pasado. Este año lo han aguantado mejor, al menos hasta hace muy poco. Pero creo que la caída del martes no es una pequeña irregularidad, sino un presagio de otra mala racha.

Foto: Bolsa e Ibex 35, en directo | EFE Ana Bornay

La primera explicación de por qué las acciones desafiaron a los rendimientos de los bonos es que esto es solo una breve interrupción del mercado bajista que se llevó por delante las bolsas el año pasado. Tanto en marzo como durante el verano pasado, hubo repuntes similares que auparon a las acciones, manteniendo tipos más altos durante semanas, pero al final acabaron resquebrajándose.

Aquellos preocupados por la divergencia entre acciones y bonos apuntan cada vez más a la fuerte compra de acciones por parte de inversores particulares. Lejos de desanimarse por el desplome de los precios el año pasado, se produjo una nueva oleada de compras, según Vanda Research. Los favoritos de los inversores particulares obtuvieron mejores resultados. El aumento de la demanda de acciones individuales y fondos reforzó los precios de las acciones, ayudando a compensar la presión a la baja de los mayores rendimientos de los bonos.

Puede que los inversores particulares sean más lentos a la hora de responder a los cambios en los rendimientos de los bonos que las grandes instituciones que emplean a legiones de economistas, o puede que no les importe.

Foto: WSJ.

O puede que, tal vez, los inversores particulares piensen que las acciones tienen buenas razones fundamentales para subir. No hay muchas buenas razones disponibles: las previsiones de beneficios para el S&P 500 y el Nasdaq han ido bajando, así que no son los beneficios. Los rendimientos de los bonos han subido, así que no se trata de dinero más barato, lo que justificaría una ratio precio/beneficios mayor.

Eso solo deja una opción: si los inversores piensan que las amenazas a los beneficios han remitido, se justificaría una ratio precio/beneficios más alta, y en teoría podría compensar la presión de unos rendimientos más altos.

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La mayor amenaza para los beneficios es la recesión, y ciertamente parece haber remitido. La economía se ha mostrado notablemente resistente a las mayores subidas de tipos de la Reserva Federal desde 1981, mientras que otra serie de riesgos —sobre todo los procedentes de China, Europa y Rusia— han tenido un impacto menor de lo esperado. El índice VIX de volatilidad implícita se mantiene por debajo de la media del año pasado, incluso después de haber dado un gran salto el martes.

El problema para los alcistas es que este argumento fracasó estrepitosamente el año pasado. En aquel entonces, cada señal de una economía más fuerte significaba precios más bajos de las acciones, porque significaba que la Fed tendría que subir los tipos aún más, y la economía aún se vería afectada.

Foto: 'Barron's'.

Aquí es donde entra la segunda explicación: las acciones pueden haber entrado en un nuevo régimen. En lugar de ser hipersensibles a los rendimientos de los bonos, especialmente a los rendimientos reales, han pasado página. La recesión está, como mínimo, más lejos de lo que se pensaba, por lo que unos datos económicos más sólidos significan más beneficios, no solo una Fed más restrictiva. Eso amortigua el impacto del aumento de los rendimientos de los bonos. La inflación también ha bajado a medida que las cadenas de suministro volvían a la normalidad, incluso ante un crecimiento decente. Sin duda, habrá días como el martes, en los que las cifras económicas sean tan sólidas que el aumento de los rendimientos de los bonos, y la bajada de las acciones, sean inevitables. Pero los rendimientos tienen mucho menos espacio para moverse al alza en el próximo año que durante el año pasado.

Naturalmente, simpatizo con la idea de que esto no sea más que el final de un rebote de gato muerto, algo que ocurre con frecuencia en los mercados bajistas de larga duración. Puede que invertir en acciones conlleve algo más que vigilar el rendimiento de los bonos, pero es difícil creer que el rendimiento de los bonos apenas importe ya.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal.

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