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Los fondos 'verdes' cuestan tres veces más de lo que le dicen
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FONDOS ESG ADOPTAN ENFOQUES CONSERVADORES

Los fondos 'verdes' cuestan tres veces más de lo que le dicen

Comprar un fondo ESG es muy parecido a comprar en un fondo indexado. Eso significa que los inversores están pagando mucho por los pequeños detalles que los diferencian

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Quizá no pueda hacerse rico haciendo el bien, pero sin duda pagará más por sentirse bien. La última moda de Wall Street —o el último gigante— es la inversión ESG, que pretende que las empresas y el mundo sean más limpios desde el punto de vista medioambiental, más justos desde el social y mejores desde el de la gobernanza.

Dudo que la mayoría de las personas que compran fondos siguiendo este enfoque se den cuenta de lo mucho que están pagando y lo poco que están recibiendo. En el fondo ESG medio, las comisiones efectivas pueden ser tres veces superiores a las declaradas, según un nuevo estudio. Esto se debe a que estos fondos —también denominados ecológicos, sostenibles o responsables— no son ni de lejos tan puros como pretenden ser.

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Durante los cinco años que finalizaron el pasado 31 de diciembre, los inversores añadieron unos 64.600 millones de dólares a fondos de inversión y fondos cotizados que utilizaban estrategias ESG para invertir en acciones estadounidenses. Mientras tanto, los inversores retiraron 92.200 millones de dólares de todos los demás fondos de acciones estadounidenses combinados.

Aunque algunos fondos ESG adoptan enfoques conservadores o incluso bíblicamente responsables que favorecen a los sectores industriales y otros sectores anticuados, la mayoría trata de evitar las empresas que emiten una contaminación excesiva, consumen recursos naturales valiosos, aplastan a los sindicatos, restan importancia a la igualdad de género, etcétera.

El resultado es inevitable: tienden a favorecer el software y la atención sanitaria, mientras se alejan del petróleo y el gas.

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Según Morningstar, los fondos de acciones sostenibles estadounidenses tienen un 22,1% de sus activos en tecnología y un 15,4% en sanidad, pero solo un 2,6% en energía. Por su parte, los fondos no sostenibles tienen un 18,7% en tecnología, un 14,3% en sanidad y un 5,7% en energía.

No es de extrañar que los fondos ecológicos hayan obtenido mejores resultados en los últimos cinco años, con una rentabilidad media anual del 8,1%, mientras que los no sostenibles crecían al 6,9%. Durante la mayor parte de ese periodo, la tecnología y la sanidad estuvieron en auge, mientras que la energía se quedó rezagada.

El año pasado, sin embargo, la tecnología se hundió junto con la mayor parte del mercado, mientras que los valores energéticos fueron los únicos ganadores. Los fondos verdes perdieron un 19,7%, superando así la caída los fondos convencionales, que fue del 18,1%.

Foto: Bandera de la Unión Europea. (EFE) Opinión

En 2015, un análisis de más de 2.000 trabajos de investigación arrojó resultados sorprendentes. Algo más de la mitad de los estudios sobre empresas mostraron que las que adoptaban principios ESG mejoraban sus resultados financieros. Pero solo uno de cada seis estudios sobre fondos ESG concluyó que estas carteras obtuvieron resultados significativamente mejores que la media.

Tal vez sea que las acciones sostenibles suben a precios insostenibles, reduciendo los rendimientos futuros de los fondos que las poseen. Los fondos ESG podrían ser malos a la hora de elegir empresas buenas.

Más de la mitad de los estudios sobre empresas mostraron que las que adoptaban principios ESG mejoraban sus resultados financieros

O puede que las carteras verdes acaben invirtiendo casi exactamente igual que sus homólogas no ESG, incurriendo en costes más elevados para hacer lo mismo que los fondos que no pretenden ser angelicales.

Si nos fijamos en las principales participaciones de la mayoría de los fondos sostenibles, veremos los mismos nombres: Apple Inc., Microsoft Corp., la matriz de Google Alphabet Inc., UnitedHealth Group Inc., JP Morgan Chase & Co. Estos valores también se encuentran entre los más grandes del S&P 500.

Foto: Fuentes de energía renovables. (EC Diseño)

Según Morningstar, el ETF medio de acciones verdes estadounidenses cobra un 0,17% en comisiones anuales, 0,05 puntos porcentuales más que los fondos convencionales.

No suena tan mal hasta que ese coste se te triplica. De media, según un nuevo estudio de Harvard, los fondos ESG tienen el 68% de sus activos invertido en "exactamente las mismas" participaciones que los fondos no ESG. Así, de cada dólar que invierte en un fondo responsable, solo unos 30 céntimos van a parar a acciones que no podría haber conseguido en un fondo que no hace ningún alarde de intentar hacer del mundo un lugar mejor.

Aunque solo un tercio de su dinero en el fondo ESG medio es claramente verde, las comisiones se aplican a toda la cartera. Por tanto, "en realidad está pagando tres veces más por lo que le importa, la parte diferenciada de la cartera", afirma uno de los autores del estudio, el profesor de finanzas Malcolm Baker, de la Harvard Business School.

Foto: La sostenibilidad de las empresas es una prioridad. (Foto: iStock) Opinión
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Según Morningstar, casi toda la variación de los rendimientos de los fondos convencionales de acciones estadounidenses puede explicarse por las fluctuaciones del S&P 500. En una medida estadística de similitud denominada R-cuadrado, su puntuación media es de 0,95.

En los fondos verdes, la media de R-cuadrado en relación con el S&P 500 es de 0,98.

Las carteras responsables no se parecen menos al mercado general que los fondos tradicionales. Son incluso más parecidas.

Esto se debe en parte a que los fondos que no son ecológicos tienden a poseer valores más pequeños. Pero, dado que los fondos ecológicos se parecen, de media, en un 98% al mercado bursátil general, nos engañamos si pensamos que son una forma claramente distinta de invertir.

Foto: Foto: Pixabay. Opinión

A los gestores de activos les encanta el sistema ESG porque genera comisiones importantes y porque el dinero es pegajoso. Si uno compra un fondo porque cree que va a ayudar a salvar el mundo, es más probable que se quede aunque los rendimientos sean mediocres.

Como explicó mi colega James Mackintosh en una serie el año pasado, no se castiga a las malas empresas evitando sus acciones ni se recompensa a las buenas comprándolas. Alguien más seguirá siendo propietario de las acciones que elijamos vender o evitar, mientras que los precios por las nubes de las acciones no son un incentivo para que las empresas tomen mejores decisiones.

No se castiga a las 'malas' empresas evitando sus acciones ni se recompensa a las 'buenas' comprándolas

Si, a pesar de todo, poseer un fondo ESG le hace sentir que está del lado de los ángeles, supongo que merece la pena pagar por ese cálido resplandor, del mismo modo que un reloj o un coche caros le hacen sentirse especial. Solo asegúrese de entender que el precio que está pagando podría ser el triple de lo que pone en la etiqueta.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal.

Quizá no pueda hacerse rico haciendo el bien, pero sin duda pagará más por sentirse bien. La última moda de Wall Street —o el último gigante— es la inversión ESG, que pretende que las empresas y el mundo sean más limpios desde el punto de vista medioambiental, más justos desde el social y mejores desde el de la gobernanza.

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