La población de China disminuye por primera vez en décadas
Las últimas cifras reavivan la cuestión de si la población de la India ya ha superado a la del Reino Medio
China ha alcanzado un punto de inflexión histórico, ya que su población comienza a reducirse tras años de descenso de la natalidad, una nueva realidad para un país que durante mucho tiempo ha sido el más poblado del mundo.
La Oficina Nacional de Estadística ha anunciado este martes que la población de China se redujo a 1.412 millones en 2022, desde los 1.413 millones de 2021. Fue el primer descenso desde principios de los años 60, cuando el país fue devastado por la hambruna después de que Mao Zedong lanzara su "Gran Salto Adelante".
El número de nacimientos descendió a 9,56 millones desde los 10,62 millones de 2021, según los datos del martes. La tasa de natalidad de China -el número de nacimientos por cada mil habitantes- se redujo a 6,77 en 2022, frente a 7,52 en 2021.
Los datos reavivaron la cuestión de si India, con una población de unos 1.400 millones de habitantes que sigue en crecimiento, ya le ha arrebatado el puesto de país más poblado a China.
Para subrayar el contraste: mientras que las previsiones de Naciones Unidas sitúan a China ligeramente por encima de los 10 millones de nacimientos en 2023, estima que en India nacerán unos 23 millones de bebés. Las previsiones de la ONU, publicadas en julio, pronostican que India superará este año a China como país más poblado del mundo.
La causa del descenso de la población china es la reticencia de muchos jóvenes chinos a tener hijos. Los nacimientos experimentaron un breve repunte en 2016, después de que Pekín aboliera su "política del hijo único" de décadas de duración, pero han disminuido cada año desde entonces, y se redujeron aún más durante la pandemia.
Las restricciones impuestas por el Covid-19 durante la mayor parte de 2022 afectaron gravemente a la actividad económica china, lo que aumentó las dudas de los jóvenes chinos a la hora de casarse o tener hijos.
El número de muertes, que en los últimos años ha estado a la par con el de nacimientos, aumentó a 10,41 millones en 2022, frente a los 10,14 millones de 2021.
El recuento de muertes y nacimientos de China se basa en una muestra de hogares, a excepción del censo a escala nacional que se realiza una vez cada década. Kang Yi, director de la Oficina de Estadística de China, declaró en una reunión informativa tras la publicación de los datos que las estimaciones oficiales de nacimientos y muertes para 2022 se basaban en cálculos realizados a principios de noviembre. Esto significa que los datos no reflejan las muertes ocurridas en diciembre, cuando China experimentó un aumento de las infecciones por el virus Covid-19 después de que Pekín pusiera fin a sus estrictas restricciones contra la pandemia.
La Comisión Nacional de Salud de China declaró este fin de semana que los hospitales habían registrado unas 60.000 muertes relacionadas con el Covid desde que el gobierno suprimió la mayoría de los controles de la pandemia a principios de diciembre. La publicación de esta cifra se produjo tras las críticas de expertos en salud pública, incluida la Organización Mundial de la Salud, que afirmaban que China no estaba contabilizando con precisión el número de víctimas del brote que ahora asola el país.
Pekín lleva años reconociendo los problemas demográficos, pero en un plan publicado en 2017 predijo que la población del país seguiría creciendo hasta 2030. Poco a poco se fue imponiendo una realidad más pesimista, y el año pasado las autoridades pronosticaron que la población empezaría a descender en 2025 o antes. En la segunda mitad de 2022, muchos expertos en demografía afirmaron que esperaban que China registrara un descenso de la población durante el año.
El pronunciado descenso de los nacimientos en China, especialmente si se compara con el de India, tendrá probablemente grandes consecuencias económicas.
India cuenta con una mano de obra y una población más jóvenes, lo que le ayuda a atraer inversiones y a construir un mercado de consumo más fuerte, según afirma Manoj Kewalramani, presidente del programa de estudios Indo-Pacíficos del think tank indio Takshashila Institution. "No serán muchos los ancianos que compren coches, casas o aparatos nuevos", expone. Pero tener una población joven numerosa no es necesariamente una bendición, ya que proporcionar educación y oportunidades de empleo ha sido todo un reto.
Según Yi Fuxian, científico de la Universidad de Wisconsin-Madison, a medida que Pekín pasa de intentar controlar el Covid-19 a intentar reactivar el crecimiento, la disminución de la población implica una menor demanda de propiedades, uno de los pilares del crecimiento económico chino. "Las expectativas exageradas de una fuerte recuperación de la economía china después de la crisis generada por la política de cero Covid podrían ser demasiado optimistas", afirmó.
Al Gobierno chino le resulta cada vez más difícil convencer a los jóvenes de que tengan más hijos para mantener a una población que envejece rápidamente. Uno de cada cinco chinos tiene ya 60 años o más.
Desde que China permitió a las parejas tener tres hijos en 2021, los gobiernos locales han probado de todo, desde recompensas en metálico hasta permisos de maternidad más largos. Para facilitar los matrimonios, los funcionarios locales han organizado eventos de búsqueda de pareja y han tratado de limitar los pagos de la dote.
En la última medida para fomentar los nacimientos, la metrópolis suroriental de Shenzhen anunció la semana pasada un plan para dar a los residentes locales hasta 10.000 yuanes, equivalentes a 1.484 dólares, como subsidio único por nacimiento y hasta 3.000 yuanes cada año en concepto de gastos de crianza hasta que el niño tenga tres años.
Tales esfuerzos no han dado muchos resultados. Los registros de matrimonios en China, tras un fuerte descenso en 2021, siguieron cayendo durante los nueve primeros meses del año pasado, según mostraron los últimos datos oficiales.
Factores subyacentes, como la disminución del número de mujeres en edad fértil, junto con el impacto de las medidas de control del Covid-19, aceleraron el descenso de la población.
En los últimos años, Pekín ha hecho más hincapié en el papel de la mujer en la educación de los hijos y el cuidado de los ancianos, a medida que descienden las tasas de natalidad y matrimonio. Mientras tanto, cada vez más mujeres jóvenes rechazan los valores familiares tradicionales pregonados por el Gobierno y las generaciones mayores.
Una estudiante de arte de la ciudad occidental de Xi'an declaró que se está centrando en terminar sus estudios y promover la justicia social, especialmente los derechos de la mujer fuera de las aulas.
"Mientras nuestra sociedad siga siendo tan injusta con las mujeres, no me casaré ni tendré hijos", aseveró la nativa de Xi'an.
Según la estudiante, que participó en las protestas nacionales de finales de noviembre contra la política de Pekín de cero Covid, ella y sus amigas han decidido hacerse oír después de una serie de incidentes de violencia contra las mujeres de gran repercusión en diferentes partes de China, incluidas las imágenes de una mujer víctima de la trata que había sido encadenada en un cobertizo, que desataron la indignación en todo el país a principios del año pasado.
China ha revisado recientemente una ley sobre los derechos de la mujer, que introdujo salvaguardias contra el acoso sexual y la discriminación laboral de la mujer, pero también introdujo una lista de normas morales que deben cumplir las mujeres, entre ellas "respetar la moral social, la ética profesional y los valores familiares."
-Con la contribución de Xiao Xiao.
*Contenido con licencia de “The Wall Street Journal”
China ha alcanzado un punto de inflexión histórico, ya que su población comienza a reducirse tras años de descenso de la natalidad, una nueva realidad para un país que durante mucho tiempo ha sido el más poblado del mundo.