La escisión de EY ya no es lo que era: la financiación reduce el 'pastel' para los socios
La empresa auditora, miembro de las Big Four, podría recurrir a los mercados privados para reducir los costes de financiación
Los líderes de Ernst & Young están estudiando posibles planes B para la escisión de la empresa con el fin de hacer frente a los crecientes costes de financiación y a una posible ralentización del crecimiento que podría poner en peligro las cuantiosas retribuciones prometidas a los socios, según personas familiarizadas con el asunto.
Los directivos de EY están hablando con empresas de capital riesgo para elaborar planes de venta de la división de consultoría de la firma, según las personas familiarizadas con el asunto. Las opciones incluyen el uso de deuda privada, lo que implicaría fondos de capital privado en una oferta pública inicial, o retrasar el esfuerzo más allá del objetivo actual a finales de 2023.
EY seguirá adelante con la escisión. Anunciaron el miércoles que Carmine Di Sibio, actual director de la firma y arquitecto del plan, dirigirá la nueva consultora. Esto le permitirá ganar decenas de millones de dólares si la empresa prospera. Su jubilación estaba prevista para el año que viene. Por su parte, Julie Boland, presidenta y socia directora de EY en Estados Unidos, dirigirá la sociedad de auditoría.
La división de este miembro de las Big Four en empresas de auditoría y consultoría independientes depende de la capacidad de recaudar fondos, que según la última propuesta ascienden a unos 11.000 millones de dólares en capital y 18.000 millones de dólares en deuda. El dinero es necesario para pagar a los socios auditores de EY, que votan sobre el acuerdo, para que acepten renunciar al negocio de consultoría de la empresa, en rápido crecimiento.
Se supone que la consultora obtendrá el dinero a través de una oferta pública inicial y de préstamos. Los tipos de interés más altos y las valoraciones más bajas de las OPI podrían obligar a EY a reducir los pagos a los socios o dejar a la consultora cargada con obligaciones financieras más pesadas.
Se pretendía que la deuda se amortizara rápidamente
Los ejecutivos mundiales de EY concibieron la división hace más de un año, cuando los mercados tendían al alza y los tipos de interés eran bajos. Se pretendía que la deuda se amortizara rápidamente a medida que la nueva empresa aumentara su crecimiento y rentabilidad.
Ahora los aspectos económicos de la operación son diferentes. El mercado de venta de acciones al público se ha congelado en gran medida. Hasta el 9 de diciembre de 2022 solo se habían producido 167 OPI en EEUU, menos de una quinta parte de las 1.009 de todo 2021, según el proveedor de datos Dealogic.
"El acuerdo se negoció en un contexto diferente"
Los préstamos también cuestan mucho más. El rendimiento de los bonos corporativos con grado de inversión, según un índice de Intercontinental Exchange Inc., ha alcanzado un 5,25%, más del doble que hace un año, cuando se inició el proyecto. Para 18.000 millones de dólares, ese aumento de los tipos añadiría unos 500 millones a los pagos anuales de intereses. Tomar prestado el dinero en los mercados privados podría reducir este coste, según una de las personas familiarizadas con el asunto.
Di Sibio, presidente de EY, reconoció el lunes ante los socios y empleados de la firma, que "[el acuerdo] se negoció en un contexto diferente", según una copia del webcast revisada por The Wall Street Journal. Los asesores de EY, incluidos seis bancos de inversión, han comprobado si los múltiplos de remuneración prometidos pueden seguir pagándose a los socios. "Hemos puesto a prueba esos múltiplos en condiciones mucho peores que las actuales, y el acuerdo se ha mantenido siempre", aseveró Di Sibio.
La recesión podría dificultar el cumplimiento de los exigentes objetivos de crecimiento del negocio de consultoría escindido. La rama estadounidense de EY ya se enfrenta a "presiones sobre nuestro margen bruto, nuestra rentabilidad", según declararon los ejecutivos el viernes, en una copia de un webcast interno de EY EEUU revisado por el WSJ. En respuesta, la empresa ha optado por cancelar la bonificación de mitad de año, ralentizar la contratación y limitar los viajes a los que puede facturar a los clientes, según expusieron los ejecutivos.
Boland, la presidenta de la rama de EEUU, contó al personal en el webcast del viernes que EY sigue evaluando los "agresivos objetivos de ingresos [y] rentabilidad" establecidos para la nueva consultora "en función de lo que estamos viendo en el mercado hoy". Históricamente, las empresas tienden a gastar menos en consultoría cuando los tiempos son difíciles.
El plan de escisión que prevé la empresa generaría ganancias multimillonarias en efectivo para los socios de auditoría, valoradas de media entre dos y cuatro veces su remuneración anual, según ha informado anteriormente el Journal. Los socios consultores recibirían de media entre siete y nueve veces su retribución en acciones de la nueva empresa. Los dirigentes de EY están considerando la posibilidad de prometer a los socios —antes de que voten— que la escisión solo se llevaría a cabo si se recaudaba una determinada cantidad mínima, según personas familiarizadas con el asunto.
Se espera que la serie de votaciones por parte de los socios de EY para aprobar el acuerdo comience en marzo de 2023 como muy pronto, según las personas familiarizadas con el asunto. Eso es seis meses más tarde de la fecha que preveían los planes originales —según los documentos revisados por el Journal— y más de un año después del comienzo del proyecto.
Por el contrario, la votación de los socios en 1997 sobre la fusión de dos empresas de contabilidad que creó PricewaterhouseCoopers se produjo menos de cuatro meses después de que se anunciara la propuesta. "Casarse es mucho más fácil que divorciarse", opinó Paul Raleigh, consultor y ex jefe de asesoría de la empresa de contabilidad Grant Thornton International.
Según una portavoz de EY, la empresa está avanzando hacia la votación de los socios y "equilibrará la rapidez con la excelencia en la ejecución" en lo que es una transacción muy compleja.
Según las personas familiarizadas con el asunto, los directivos de EY tienen previsto restringir la votación a 75 de las mayores empresas de la red de 140 países, que en conjunto representan alrededor del 95% de los 45.000 millones de dólares de ingresos globales.
El acuerdo debe ser aprobado por tres cuartas partes de los socios
Las modalidades de votación varían según el país, y algunas empresas importantes exigen la aprobación por grandes mayorías de socios. En EEUU, el requisito para aprobar es dos tercios de los votos a favor, que se ponderan en función de la propiedad de la empresa, lo que da a los socios más antiguos más influencia en el resultado, según las personas familiarizadas con el asunto. En el Reino Unido, la segunda mayor rama nacional de EY después de EEUU, el acuerdo debe ser aprobado por tres cuartas partes de los socios, cada uno de los cuales tiene un voto.
Los ejecutivos de la empresa están planeando una "separación suave", con los negocios de auditoría y consultoría operando bajo un mismo paraguas legal para mediados del próximo año, según cuentan personas familiarizadas con el asunto. Añaden que el objetivo es tener todo listo para una separación formal una vez que las condiciones del mercado lo permitan.
*Contenido con licencia de The Wall Street Journal
Los líderes de Ernst & Young están estudiando posibles planes B para la escisión de la empresa con el fin de hacer frente a los crecientes costes de financiación y a una posible ralentización del crecimiento que podría poner en peligro las cuantiosas retribuciones prometidas a los socios, según personas familiarizadas con el asunto.
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