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¿Han tocado ya fondo las acciones? Hay razones para creer que sí
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¿Han tocado ya fondo las acciones? Hay razones para creer que sí

La subida no será fácil, pero cada vez hay más señales de que el mercado de valores ya ha tocado fondo

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El viaje hacia arriba no será fácil, pero cada vez hay más señales de que el mercado de valores ya ha alcanzado su punto más bajo.

Para empezar, el S&P 500 ha bajado un 17% desde su máximo histórico de 4.796, alcanzado a principios de enero. Bajó hasta un 25%, su cierre más bajo del año, de 3.577, alcanzado a principios de octubre. Uno de los motivos clave es que la Reserva Federal ha estado subiendo los tipos de interés para combatir la subida de la inflación, reduciendo la demanda, incluso cuando la inflación ya había empezado a hacer mella en la demanda de los consumidores. Así mismo, las empresas tecnológicas de mayor crecimiento han visto cómo sus valoraciones, o los múltiplos de los beneficios esperados de sus acciones, se han visto afectados en parte porque los tipos más altos hacen que los beneficios futuros sean menos valiosos. Estas empresas esperan que la mayor parte de sus beneficios se produzcan dentro de muchos años.

La teoría de que el mercado ya ha tocado fondo se basa en la idea de que la inflación parece haber tocado ya techo. El índice de precios al consumo de octubre aumentó un 7,7% interanual, frente al 9,1% de junio. Parte de ello se debe a que el aumento de los precios ha hecho que los consumidores dejen de comprar; las empresas minoristas tienen demasiado inventario y han tenido que bajar los precios porque la demanda no es lo suficientemente fuerte para la oferta. Además, los tipos de interés ya han subido, aunque los tipos más altos tienen aún trabajo por delante para reducir la inflación hasta el objetivo del 2% de la Fed.

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El hecho de que la inflación haya tocado techo podría significar que los tipos de interés a corto plazo también lo han hecho. El mercado de futuros de los fondos federales de EEUU refleja que el ritmo de las subidas de tipos se ralentizará antes de que la Fed acabe recortando los tipos en 2023. El rendimiento del Tesoro a dos años, un barómetro de las expectativas sobre el tipo de los fondos federales, se sitúa en torno al 4,5%, por debajo de su máximo plurianual de algo más del 4,7%. La hipótesis es que la inflación y la demanda se habrán frenado un poco en ese momento, de modo que se vislumbrase ya el final de la destrucción de la demanda por parte de la Fed. En última instancia, eso supondría un alivio para el mercado de valores.

En ese sentido, "si la economía consigue evitar la recesión o solo se contrae modestamente, puede que ya se esté desarrollando un nuevo mercado alcista", escribe Jim Paulsen, estratega jefe de Inversiones de The Leuthold Group.

Un pico en los tipos de interés a corto plazo podría significar que el rendimiento a 10 años, un componente clave para las previsiones bursátiles, también ha alcanzado su máximo. El aumento de los tipos a corto plazo ha contribuido a la subida de la rentabilidad a 10 años este año, pero esta ha bajado recientemente a cerca del 3,7% desde un máximo de varios años de algo más del 4,2%. Esto se debe, en parte, a que el aumento de los tipos a corto plazo debería reducir, en última instancia, la demanda y la inflación a largo plazo, disminuyendo el rendimiento de los bonos a largo plazo. Eso es clave para las acciones, porque un menor rendimiento de la deuda pública a 10 años aumenta el valor de los beneficios futuros, impulsando las valoraciones de las acciones.

Foto: Foto: EFE/Raquel Manzanares. Opinión

Sin embargo, todos estos indicadores apuntan a un debilitamiento de la demanda económica. Las previsiones de beneficios podrían tener que reducirse en los próximos trimestres. Wall Street no ha recortado tanto las estimaciones de beneficios para 2023 como lo ha hecho históricamente al final de un año natural. Y este no es un año normal; la presión sobre los beneficios podría ser peor, dado el riesgo de recesión.

Pero es probable que el mercado de valores vuelva a subir antes de que los resultados reales de las ganancias toquen fondo. Históricamente, el mercado de valores tiende a tocar fondo entre tres y seis meses antes de que las estimaciones de beneficios toquen fondo, según los datos de RBC. Sin duda, si las previsiones de beneficios caen lo suficiente, las acciones encontrarían un nuevo fondo. Pero si las expectativas de beneficios caen como mucho un 11% más, y el S&P 500 no cae tanto, el índice se mantendría por encima de su mínimo del año.

Foto: Un mercado de Zaragoza. (EFE/Javier Cebollada)

Además, un entorno con proyecciones de beneficios a la baja probablemente incluya la caída de los rendimientos de los bonos. Si los beneficios de las empresas —y las acciones— disminuyen, los inversores podrían precipitarse hacia los bonos del Estado a 10 años, cuyos pagos de intereses están garantizados, lo que los convierte en una opción más segura. Eso haría que el precio de los bonos a 10 años subiera y que su rendimiento bajase. El rendimiento es atractivo de todos modos, ya que está muy por encima de las expectativas de inflación anual media para la próxima década, que es del 2,31%. En este escenario, un rendimiento a 10 años a la baja apuntalaría o incluso impulsaría los múltiplos de beneficios incluso cuando las proyecciones de beneficios están cayendo.

Si parece que la volatilidad del mercado bursátil está en juego, es porque así es. El S&P 500 podría incluso volver a bajar a su mínimo de este año.

Simplemente, no habrá suficiente destrucción económica —o tiempo— para que el mercado alcance un nuevo mínimo antes de que se huela el final de esta carnicería.

*Contenido con licencia de Barron’s.

El viaje hacia arriba no será fácil, pero cada vez hay más señales de que el mercado de valores ya ha alcanzado su punto más bajo.

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