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Lo que Ford podría aprender de Renault para fabricar coches eléctricos
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Lo que Ford podría aprender de Renault para fabricar coches eléctricos

Renault informó con detalle de una reestructuración radical que lleva meses preparando. Está separando su negocio de vehículos eléctricos con vistas a una oferta pública minoritaria en la segunda mitad del próximo año

Foto: Foto: EC Diseño.
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El plan de Renault para crear una división de vehículos eléctricos suele recibir más atención, pero la separación de la división de motores de combustión interna del fabricante de automóviles francés podría generar más valor para los accionistas en un futuro próximo. Se trata de un caso de estudio sobre la transición corporativa que merece la pena observar a medida que Ford da, tímidamente, los primeros pasos por un camino similar.

El martes, Renault informó con detalle de una reestructuración radical que lleva meses preparando. Está separando su negocio de vehículos eléctricos con vistas a una oferta pública minoritaria en la segunda mitad del próximo año, dependiendo de las condiciones del mercado. Y está creando una nueva empresa de motores de combustión interna en asociación con el inversor automovilístico chino Geely. Entre estos dos extremos se encuentran las actividades principales de Renault, que son la fabricación y la financiación de vehículos tradicionales en Europa y en los mercados emergentes, que poseerá en su totalidad dentro de una nueva estructura informativa.

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La empresa de motores de combustión interna tiene sus raíces en la filial de Geely, Volvo Cars, que vendió una participación mayoritaria de sus activos de motores y transmisiones a su empresa matriz como parte de los preparativos para su salida a bolsa el año pasado. Volvo anunció el martes que venderá a Geely el tercio restante de su participación. Al mismo tiempo, Renault ha anunciado la fusión prevista de sus propios activos de transmisión con los de Volvo y Geely para crear un proveedor de motores de combustión interna con una escala significativa. De tomar forma, la nueva empresa será un negocio conjunto 50-50, con una capacidad de producción anual de unos cinco millones de motores y unos ingresos de 15.000 millones de euros.

Foto: Vehículo eléctrico de Renault. (Reuters/Nick Carey)

Renault quiere desconsolidar el negocio como parte de un proyecto que denomina "horse" ('caballo'), un guiño a la tecnología de transporte original. Sin embargo, la empresa dejó claro que el caballo es en realidad una vaca lechera que puede ser ordeñada para obtener sinergias y dividendos. Así pues, la operación con Geely no consiste únicamente en alejarse de los activos "varados" destinados a la decadencia. También está diseñada para obtener el tipo de beneficios de escala más profunda que han demostrado ser esquivos durante su larga alianza con su coetáneo japonés Nissan.

La necesidad de Renault de aumentar su escala es cada vez más evidente. Su homólogo local, Peugeot, ha creado un gigante mundial sorprendentemente rentable, el actual Stellantis, a través de fusiones primero con el negocio europeo de General Motors y luego con Fiat Chrysler. Esto ocurrió después de que el Gobierno francés mandara a pique el plan de fusión del propio Renault con la empresa italoamericana en 2019. Toda esta experiencia, que siguió a la tumultuosa salida del director general Carlos Ghosn, sumió a Renault en una crisis que ha desencadenado una nueva ideología bajo el nuevo director general Luca de Meo. El plan de separación y consolidación de los sistemas de propulsión es una forma de lograr una mayor escala sin los dolores de cabeza políticos que conlleva una fusión completa.

La razón de ser de la OPI de vehículos eléctricos de Renault no está tan clara en un mercado que se ha alejado de las empresas tecnológicas ávidas de dinero. Al igual que Nissan, Renault, bajo la dirección de Ghosn, construyó vehículos eléctricos antes que la mayoría de los fabricantes de automóviles, pero tuvo dificultades para seguir el ritmo de una frontera tecnológica que evoluciona tan rápidamente. Una de las cuestiones que quedan por resolver es hasta qué punto invertirá y contribuirá Nissan a este negocio, denominado Ampere, y a qué precio. Las dos empresas siguen negociando, y se espera que lleguen a un acuerdo en las próximas semanas. Sea cual sea la valoración de Ampere, probablemente no ayudará a la baja valoración de las propias acciones de Renault, que a menudo han cotizado por debajo del valor de su participación en Nissan.

Foto: Reyes Maroto en la visita a la planta de Ford en Almussafes. (EFE)

Mientras tanto, Ford separará sus negocios de vehículos eléctricos y de vehículos de combustión interna en su cuenta de resultados a partir del próximo año. El plan ha dado lugar a especulaciones sobre la posibilidad de una escisión más completa o una posible salida a bolsa, aunque la empresa ha dejado claro que esto no está previsto. Una primera impresión del proyecto de Renault podría ser que las estrategias de los vehículos de combustión interna serán tan importantes como las de los vehículos eléctricos en la transición tecnológica de la industria. Por el momento, Ford sigue produciendo vehículos con motor de combustión interna en Norteamérica a gran escala, pero la alianza entre Geely y Renault podría aportar lecciones inmediatas para su asociación con Volkswagen en Europa.

Los inversores aún no saben cómo los fabricantes de automóviles tradicionales van a ganar dinero con los vehículos eléctricos. La fusión de activos industriales maduros, por otro lado, es una estrategia para generar dinero en efectivo que ya ha sido sometida a rigurosas pruebas.

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal

El plan de Renault para crear una división de vehículos eléctricos suele recibir más atención, pero la separación de la división de motores de combustión interna del fabricante de automóviles francés podría generar más valor para los accionistas en un futuro próximo. Se trata de un caso de estudio sobre la transición corporativa que merece la pena observar a medida que Ford da, tímidamente, los primeros pasos por un camino similar.

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