Hace tiempo que Laetitia Laurent, una diseñadora de interiores del sur de Florida, anhelaba comprar un pied-à-terre parisino. Este verano, con la subida del dólar y la estabilidad de los precios de los inmuebles parisinos, dio el salto. Esta mujer de 42 años, que vive en Boca Ratón, pagó 758.000 euros, o 758.606 dólares, por una habitación de unos 43 metros cuadrados en el Triángulo de Oro, la principal zona residencial y comercial entre el Sena y los Campos Elíseos, en el distrito 8 de la capital francesa, zona de precios elevados.
"Llevaba mucho tiempo buscando un piso", cuenta Laurent, que tiene previsto utilizar el apartamento para trabajar cuando visite París para buscar diseños para clientes estadounidenses, y para pasar las vacaciones con su marido y sus tres hijos pequeños. Lo que le ayudó a pasar de la búsqueda a la compra fue la fortaleza del dólar estadounidense - "un factor muy importante" en la compra, afirma-, que ha subido un 15% en el último año y se ha situado en la paridad o cerca de ella desde mediados de julio.
Aprovechando los tipos de cambio más favorables en una generación, y tambaleándose tras la explosión de los precios en casa, los compradores están ignorando otras fuentes de inestabilidad -incluyendo la amenaza de brotes de coronavirus, el aumento de los tipos de interés, las interrupciones de los viajes y la guerra en Ucrania- para invertir sus dólares en bienes raíces residenciales europeos, ahorrando cantidades de hasta siete cifras en la compra de propiedades de lujo, en comparación con el año pasado.
Kate Everett-Allen, jefa de investigación residencial internacional de Knight Frank, en Londres, identifica seis mercados europeos en los que el interés estadounidense es ahora más notable: Londres, París, la Provenza, la Toscana, el lago Como del norte de Italia y Lisboa.
Con la excepción de Lisboa -donde los precios subieron un 11,5% entre el primer trimestre de 2021 y el primer trimestre de 2022-, los aumentos de precios en moneda local son modestos o inexistentes en estos mercados. Según el último Índice Residencial Global de Knight Frank, los precios en las zonas metropolitanas de Londres y París han subido menos del 5% entre el primer trimestre de 2021 y el primer trimestre de 2022, mientras que los precios en Florencia, la capital de la Toscana, cayeron un 1,6% durante el mismo periodo. En comparación, el continente americano domina el estudio de Knight Frank, con nueve de los 20 primeros puestos ocupados por ciudades estadounidenses. Las tres primeras, Phoenix, Miami y San Diego, han visto subidas de un 29% o más. Everett-Allen señala que, aunque los aumentos en Londres y París son modestos en comparación con los estándares estadounidenses, ambos están experimentando su mejor rendimiento en varios años.
Ulrich Leuchtmann, jefe de investigación de divisas y materias primas del Commerzbank alemán, afirma que la actual paridad entre el euro y el dólar es en realidad algo engañosa, ya que el euro parece más fuerte de lo que es. Utilizando la métrica más relevante del poder adquisitivo real, dice: "el euro es más débil que nunca". Atribuye el fortalecimiento del dólar estadounidense al estatus de Estados Unidos como exportador neto de energía y a las políticas monetarias de la Reserva Federal, y atribuye parte de la culpa de la debilidad del euro a la inestabilidad generada por la guerra en Ucrania.
Los compradores que emplean dólares pueden esperar que las gangas duren. Pronostica que los tipos de cambio actuales se mantendrán a corto plazo, con el euro manteniéndose justo por debajo del dólar hasta finales de año.
El dólar también se está disparando frente a la libra esterlina, lo que permite que Londres, la capital más cara de Europa, resulte aún más atractiva para un amplio abanico de compradores estadounidenses, afirma Rory McMullen, jefe de la oficina norteamericana de Savills en la oficina privada de la empresa inmobiliaria, especializada en listados multimillonarios. Estima que, con la libra rondando los 1,15 dólares, el tipo de cambio actual está ofreciendo la mejor oportunidad en Londres para el comprador en dólares desde 2008.
Según McMullen, los estadounidenses están buscando casas trofeo en barrios del centro de Londres como Mayfair, Chelsea y Knightsbridge, y en general están menos dispuestos a buscar más lejos en zonas más recientemente aburguesadas de la ciudad que los propios londinenses podrían considerar el colmo del lujo, como Clerkenwell, cerca del tradicional distrito financiero, conocido por sus lofts de la época victoriana.
El ahorro en las propiedades londinenses de gama alta puede parecer descomunal. Un apartamento del catálogo de Savills, de unos 300 metros cuadrados, cuatro dormitorios, y ubicado en Knightsbridge tiene un precio de venta de 13 millones de libras, o 15,13 millones de dólares. Cuando salió al mercado a mediados de enero de este año, el precio, que ha sido el mismo en libras desde la cotización, era de 16,4 millones de dólares.
Incluso los estadounidenses con presupuestos más modestos están tomando nota. Robin Adkins, empresaria del área de Nashville, se ha "enamorado de Capri", la isla italiana situada frente a la costa de Nápoles. Dice que lleva tiempo pensando en comprar, y el nuevo tipo de cambio significa que ha aumentado su presupuesto de unos 450.000 euros a 500.000 euros, que ahora se convierten en 500.000 dólares, lo suficiente para un primer apartamento en Anacapri, la exclusiva comunidad occidental de la isla, conocida por sus villas históricas y sus carreteras con curvas cerradas. La fortaleza del dólar "ha afectado definitivamente a mi búsqueda", afirma.
La agente de Adkins, Cristina Carrani, de Engel & Völkers, con sede en Capri, cuenta que está empezando a ver clientes del noroeste del Pacífico y del medio oeste estadounidense, por primera vez en todos los años que lleva vendiendo casas en la isla.
En otros lugares de Italia, el interés de los estadounidenses ha aumentado en los mercados favoritos tradicionales, como el lago de Como y la Toscana, pero también se está abriendo camino en nuevas zonas, según explica Diletta Giorgolo Spinola, jefa de ventas residenciales de Italy Sotheby's International Realty. Los compradores estadounidenses de segundas viviendas están derrochando en todas partes, desde Puglia, en el talón de la bota italiana, hasta el corazón de Milán. Indica además que las ventas de alrededor de 2 millones de dólares son las que más interesan a sus clientes estadounidenses.
Según Giorgolo Spinola, hace tiempo, los compradores de segundas viviendas estadounidenses estaban ansiosos por encontrar casas románticas de segunda mano en lugares como la Toscana y Umbría, pero ahora, los estadounidenses con mentalidad italiana buscan propiedades de llave en mano "con pocas excepciones".
The Wall Street Journal. Joe Wallace y Anna Hirtenstein
En la zona de Lisboa, los estadounidenses han establecido una presencia visible entre los compradores de Cascais y Estoril, los lujosos suburbios al oeste de la ciudad. Rafael Ascenso, fundador y director general de Porta da Frente, una filial de Christie's en la zona de Lisboa, afirma que los estadounidenses constituyen ahora un porcentaje de la clientela de su agencia mayor que cualquier otra nacionalidad, aparte de los portugueses nativos y los brasileños expatriados, que durante mucho tiempo han constituido la mayoría de los compradores de la zona.
Ascenso cuenta además que los estadounidenses tienen ahora presupuestos más elevados que los portugueses, con una media de ventas de 1,7 millones de euros, o 1,7 millones de dólares, en el primer semestre del año. Otra agente inmobiliaria local, Teresa Almeida Pinto, directora de ventas de la oficina de Portugal Sotheby's International Realty en Cascais, explica que los compradores estadounidenses tienden a dividirse en dos categorías: jóvenes nómadas digitales que buscan la posibilidad de caminar por los centros turísticos densamente edificados, y jubilados que pueden querer acceder a campos de golf más alejados de la costa atlántica. "Cada día recibimos más estadounidenses", afirma.
Hace tiempo que Laetitia Laurent, una diseñadora de interiores del sur de Florida, anhelaba comprar un pied-à-terre parisino. Este verano, con la subida del dólar y la estabilidad de los precios de los inmuebles parisinos, dio el salto. Esta mujer de 42 años, que vive en Boca Ratón, pagó 758.000 euros, o 758.606 dólares, por una habitación de unos 43 metros cuadrados en el Triángulo de Oro, la principal zona residencial y comercial entre el Sena y los Campos Elíseos, en el distrito 8 de la capital francesa, zona de precios elevados.
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