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¿Inflación elevada durante décadas? Uno de los economistas más influyentes dice que sí
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¿Inflación elevada durante décadas? Uno de los economistas más influyentes dice que sí

Según Charles Goodhart, una era de mano de obra barata dará paso a años de escasez de trabajadores y precios más altos. Los bancos centrales de todo el mundo le escuchan

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Cuando la economía mundial se hundió en marzo de 2020, la tasa de inflación parecía dirigirse al cero. En este contexto, la opinión del exbanquero central del Reino Unido Charles Goodhart, que predijo que la inflación alcanzaría entre el 5% y el 10% en 2021 y se mantendría alta, fue recibida con gran sorpresa.

Goodhart razonó que se estaba produciendo un cambio sísmico en la economía mundial, y que el estímulo fiscal y la recuperación pospandemia no harían sino acelerarlo. Opinó que el duradero exceso de mano de obra barata que había mantenido los precios y los salarios bajos durante décadas estaba dando paso a una era de escasez de trabajadores y, por tanto, de precios más altos.

"La pandemia marcará un punto de inflexión, el cambio de las fuerzas deflacionarias de los últimos 30 o 40 años a la inflación resurgente de las próximas dos décadas", aseveró el economista de 85 años en una entrevista. Predijo que la inflación en las economías avanzadas se situará entre el 3% y el 4% hacia finales de 2022 y se mantendrá a ese nivel durante décadas, en comparación con el 1,5% de la década previa a la pandemia.

placeholder Charles Goodhart. (Vimeo)
Charles Goodhart. (Vimeo)

La teoría de Goodhart sobre cómo los cambios demográficos están reduciendo la mano de obra y haciendo subir los precios ha llamado la atención de los bancos centrales de Estados Unidos, Europa y China, y ha suscitado un gran debate sobre su precisión. Los principales bancos centrales, entre ellos la Reserva Federal estadounidense y el Banco Central Europeo, han expresado su alarma por el aumento de la inflación y están elaborando planes para tratar de aplacarla.

Su postura es "definitivamente algo que preocupa a los bancos centrales", explicó Willem Buiter, antiguo banquero central del Banco de Inglaterra. Si la teoría de Goodhart es correcta, explica, "entonces van todos con retraso y deberían pensar no solo en reducir sus balances con mayor rapidez, sino en hacerlo y en subir los tipos antes".

Algunos, como Gita Gopinath, primera subdirectora del Fondo Monetario Internacional, han expresado sus dudas sobre si el panorama de la inflación a largo plazo es tan grave como cree Goodhart. Gopinath mantiene que la disminución del número de trabajadores y el aumento de los jubilados podrían, por el contrario, reducir la inflación, señalando Japón como ejemplo.

"No creo que podamos sacar una conclusión muy simple basada en un argumento demográfico concreto", argumentó el año pasado en una reunión anual de gobernadores de bancos centrales, académicos y financieros en Europa, a la que Goodhart había sido invitado.

Foto: Un hombre, repostando en una gasolinera de Guadarrama. (Alejandro Martínez Vélez)

Los precios al consumo en Estados Unidos subieron a una tasa anual del 7,5% en enero, el nivel más alto en 40 años, y se espera que los datos del jueves muestren un aumento en febrero. En la eurozona, la inflación de febrero alcanzó el 5,8%, según datos publicados la semana pasada. Es probable que el conflicto en Ucrania haga subir aún más la inflación, ya que hace subir los precios mundiales de la energía, las materias primas y los alimentos.

Goodhart ha desarrollado su teoría en un libro titulado 'The Great Demographic Reversal' (la gran reversión demográfica), que escribió con el economista londinense Manoj Pradhan y que se publicó en septiembre de 2020.

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Sostiene que la baja inflación desde la década de 1990 no era tanto el resultado de las astutas políticas de los bancos centrales, como de la incorporación de cientos de millones de trabajadores chinos y de Europa del Este a la economía globalizada, un dividendo demográfico que hizo bajar los salarios y los precios de los productos que exportaban a los países ricos. Junto con las mujeres que se incorporaron a la población activa y la numerosa generación del 'baby boom', la mano de obra que abastece a las economías avanzadas se duplicó con creces entre 1991 y 2018.

Ahora, explica Goodhart, la población en edad de trabajar ha comenzado a reducirse en todas las economías avanzadas por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, y las tasas de natalidad también han disminuido. Se espera que la población en edad de trabajar de China disminuya casi un 20% en los próximos 30 años.

En China, a medida que se reduce la mano de obra y los trabajadores rurales que se trasladan a las ciudades, los costes laborales han aumentado

Sostiene que, a medida que la mano de obra se hace más escasa, los trabajadores exigirán salarios más altos, lo que a su vez hará subir los precios. Al mismo tiempo, las empresas fabricarán e invertirán más a nivel local para ayudar a compensar tanto la escasez de mano de obra como las presiones nacionalistas y geopolíticas que frenan las cadenas de suministro globalizadas. Esto hará aumentar los costes de producción y el poder de negociación de los trabajadores locales. El ahorro global se reducirá a medida que las personas mayores consuman más de lo que producen, gastando especialmente en sanidad. Según sus predicciones, todo ello hará subir los tipos de interés.

La grave escasez de mano de obra en Estados Unidos y Europa este año ya ha hecho subir los salarios. En China, a medida que se reduce la mano de obra y que cae el número de trabajadores rurales que se trasladan a las ciudades, los costes laborales han aumentado. Según un reciente estudio de la empresa de inversiones KKR, los salarios del sector manufacturero estadounidense son ahora menos de cuatro veces superiores a los de China, mientras que, cuando China entró en la OMC en 2001, eran 26 veces mayores.

"Me tomo muy en serio la opinión de Charles", afirmó Isabel Schnabel, que forma parte del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo, compuesto por seis miembros. "Charles quiere alertarnos de que no debemos dar por sentado que el mundo que nos espera va a ser igual que en el pasado reciente".

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, hizo referencia al libro en un discurso pronunciado en la reunión anual de banqueros centrales y otros expertos en finanzas en Jackson Hole (Wyoming), celebrada el pasado mes de agosto. No estuvo de acuerdo con la premisa central, argumentando en ese momento que las altas tasas de inflación probablemente serían transitorias. Más recientemente, ha dejado de referirse a la inflación como transitoria, y la Fed tiene planificada una serie de subidas de tipos para este año.

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En Alemania, la escasez de mano de obra es tan pronunciada que el gobierno está tratando de atraer a 400.000 extranjeros cualificados al año. En diciembre de 2020, el entonces presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, citó las ideas de Goodhart para oponerse a las políticas de dinero fácil del Banco Central Europeo.

En China, donde se espera que la población activa se reduzca en unos 100 millones de personas en los próximos 15 años, algunos altos funcionarios del gobierno han traducido recientemente el libro de Goodhart al chino mandarín. El libro ha tenido una tirada de 50.000 ejemplares en China.

Joe Zhang, antiguo economista del banco central de China, explicó que veía pruebas del argumento Goodhart en el hecho de que las empresas chinas están absorbiendo actualmente el aumento de costes y salarios, reduciendo sus márgenes de beneficio. Expresó que espera que empiecen a aumentar los precios de las exportaciones en breve, y que las empresas chinas tendrán que subir más los salarios para convencer a los trabajadores de que vuelvan a las fábricas de las ciudades costeras.

En la reunión para fijar tipos del Banco Central Europeo celebrada en diciembre, los responsables de la política económica debatieron si los cambios estructurales, como la demografía, el papel de China o los desafíos a la globalización, podrían indicar un cambio hacia una mayor inflación que no está recogida en los modelos económicos, haciéndose eco de las preocupaciones planteadas por Goodhart, según indica una persona familiarizada con el asunto. El BCE declinó hacer comentarios.

Foto: Christine Lagarde, presidenta del BCE. (Reuters/Michael Probst)

El economista jefe del BCE, Philip Lane, admitió a mediados de febrero que la inflación podría seguir siendo alta incluso tras el fin de la pandemia, señalando los cambios en la economía mundial, como el papel de China y el envejecimiento de la población. Hasta hace poco había dicho que la inflación volvería a caer pronto por debajo del objetivo del 2% del BCE.

Goodhart, que además de dedicarse a la economía cría ovejas en una granja de Devon, en Inglaterra, estudió historia económica en la Universidad de Harvard. Se incorporó al Banco de Inglaterra en la década de 1960 en calidad de experto en monetarismo, corriente que atribuye la inflación a un exceso de dinero en circulación.

Ayudó a definir la política del Banco de Inglaterra a principios de los años ochenta, cuando Margaret Thatcher aplicó las ideas monetaristas para reducir una inflación superior al 10%. Más adelante, se incorporó al recién creado Comité de Política Monetaria del banco, después de que el gobierno de Tony Blair lo declarase independiente en 1997. La relación entre la inflación y la cantidad de dinero en circulación resultó ser poco fiable, y el Reino Unido abandonó posteriormente los objetivos de oferta monetaria.

El testimonio de Goodhart ante el parlamento de Nueva Zelanda en 1989 fue clave en la decisión del país de ser pionero en la fijación de objetivos de inflación, por la que el banco central pretendía mantener la inflación cerca de una tasa objetivo explícita, recuerda Donald Brash, gobernador del banco central del país en aquel momento. Esta política de objetivos de inflación ha sido adoptada por los principales bancos centrales, incluida la Reserva Federal.

Los modelos que se emplean desde hace tiempo en los bancos centrales para pronosticar la inflación parecen haber perdido validez

En Hong Kong, Goodhart ayudó a establecer un vínculo con el dólar estadounidense en 1983, que puso fin a una crisis monetaria en la antigua colonia británica y que se ha mantenido durante casi cuatro décadas.

También advirtió de la acumulación de influencia en las economías avanzadas antes de la crisis financiera mundial de 2008, recuerdan los antiguos banqueros centrales. Les aconsejó vigilar los riesgos para la estabilidad financiera en un momento en el que no estaban centrados en esas preocupaciones, cuenta Donald Kohn, ex vicepresidente de la Reserva Federal.

"No se me ocurre ningún ministro de Hacienda del Reino Unido desde los años setenta que no se haya visto influido en cierto modo por las opiniones desarrolladas de antemano por Charles", afirmó Buiter, el antiguo banquero central del Banco de Inglaterra.

Los modelos que se emplean desde hace tiempo en los bancos centrales para pronosticar la inflación parecen haber perdido validez. La idea de que la inflación es el resultado de un exceso de dinero persiguiendo muy pocos bienes ha perdido apoyos, al igual que la idea de que un desempleo bajo favorece el aumento de la inflación.

Durante nueve años consecutivos, empezando en 2008, las previsiones de crecimiento e inflación para el año siguiente del FMI y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos fueron demasiado elevadas, expone William White, ex vicegobernador del banco central de Canadá que en su día trabajó bajo las órdenes de Goodhart en el Banco de Inglaterra. "La mayoría de las personas sensatas estarían de acuerdo en que algo va mal".

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Foto: EFE.

En 2015, Goodhart estaba trabajando en Londres con el equipo de economía de Morgan Stanley, incluido su coautor, Manoj Pradhan, para entender por qué las enormes cantidades de dinero que imprimió el banco central tras la crisis financiera mundial de 2008 no habían hecho subir la inflación.

Goodhart recordó las teorías de los años setenta según las cuales los sindicatos poderosos contribuyen a aumentar los salarios y la inflación. Posteriormente, el poder de la mano de obra disminuyó en gran medida por la globalización y la competencia de China, reduciendo la inflación.

Especuló que un descenso de las tasas de fertilidad en China y Occidente podría hacer que la mano de obra volviera a escasear, dando renovada influencia a los trabajadores.

Su argumento, presentado en una reunión de altos mandos de bancos centrales en 2016, sostenía que se avecinaba una inflación y unos tipos de interés mucho más altos.

Según Pradhan, esto asustó a los inversores: "en Morgan Stanley, tuvimos que reservar semanas y semanas para hablar con los clientes después de que se publicara el documento", recuerda.

Una crítica a la tesis de Goodhart es que los países con más jubilados y menos trabajadores, como Japón, tienen el problema contrario

Según Schnabel, del Banco Central Europeo, el libro de Goodhart fue recibido inicialmente con escepticismo. "Después de un largo periodo de inflación muy baja, muchos no esperaban que la inflación volviera rápidamente y con fuerza", dijo. "Entonces se produjo una interrupción de las economías sin precedentes, causada por la pandemia, y la inflación volvió de golpe.”

Una crítica central a la tesis de Goodhart es que los países con más jubilados y menos trabajadores, como Japón, tienen el problema contrario: tasas de inflación muy bajas.

La mayoría de los economistas esperarían que el envejecimiento de la población llevara a las personas y a las empresas a invertir, consumir e innovar menos, generando al mismo tiempo un exceso de ahorro en títulos públicos, explicó Adam Posen, antiguo responsable de la política del Banco de Inglaterra que ahora dirige el Instituto Peterson de Economía Internacional.

Foto: Un japonés mira unos monitores financieros en Tokio. (Getty Images/Keith Tsuji)

Goodhart sostuvo que es probable que los trabajadores no ahorren lo suficiente para su jubilación, y que los pensionistas consumen más de lo que producen, especialmente en lo que respecta a la asistencia sanitaria. Predijo que la disminución de los ahorros, combinada con el aumento del gasto de las empresas para asegurar las cadenas de suministro y compensar la falta de trabajadores, hará subir los tipos de interés. Subrayó además que la peste negra, una pandemia del siglo XIV, dio pie a un cuarto de siglo de subida de los salarios y de inflación galopante.

En cuanto a Japón, Goodhart subrayó su ubicación justo al lado de China, que lleva décadas exportando precios más bajos al mundo. Argumentó que incluso el país nipón presenta señales de que la inflación está empezando a aumentar.

Goodhart predijo que con la deuda mundial alcanzando niveles récord y los precios de los activos por las nubes, los banqueros centrales lucharán por controlar la inflación sin desencadenar una profunda recesión. Una era dorada para los banqueros centrales está terminando, declaró, afirmando que "la vida se volverá mucho más difícil".

*Contenido con licencia de 'The Wall Street Journal'.

Cuando la economía mundial se hundió en marzo de 2020, la tasa de inflación parecía dirigirse al cero. En este contexto, la opinión del exbanquero central del Reino Unido Charles Goodhart, que predijo que la inflación alcanzaría entre el 5% y el 10% en 2021 y se mantendría alta, fue recibida con gran sorpresa.

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