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El arriesgado golpe maestro de Bill Ackman: gana 4.000 M acertando el 'timing' de la pandemia
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El arriesgado golpe maestro de Bill Ackman: gana 4.000 M acertando el 'timing' de la pandemia

Dos complejos negocios realizados durante el parón de la economía y su febril reapertura le reportaron varios miles de millones de beneficio

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Durante el surgimiento del Covid, Bill Ackman ganó miles de millones apostando a que el mercado estaba juzgando erróneamente los efectos económicos del virus. Un año después, repitió la jugada.

Por medio de dos complejas inversiones en deuda, una presagiando el rápido cierre de la economía y la otra, su febril reapertura, Ackman obtuvo casi 4.000 millones de dólares en beneficios a partir de un desembolso inicial de unos 200 millones, según documentos del fondo y personas familiarizadas con el asunto. En resumen, supo predecir las repercusiones económicas de la pandemia y la posterior recuperación.

Se trata de otro capítulo de la saga de ascensos, caídas y resurgimientos del gestor de fondos de cobertura, que reveló la semana pasada que posee una importante participación en el gigante del streaming Netflix Inc. Ackman se dio a conocer como agitador empresarial, convirtiendo su empresa, Pershing Square Capital Management, en uno de los mayores fondos activistas del mundo. Luego vinieron las desastrosas apuestas por la farmacéutica Valeant y la comercializadora de suplementos Herbalife Nutrition Ltd., y cuatro años consecutivos de pérdidas. Cuando comenzó la pandemia, los activos de Pershing Square se habían reducido de 20.000 millones de dólares a menos de 7.000 millones de dólares.

Foto: Foto: Reuters/Dado Ruvic

Ahora, Pershing Square ha vuelto a crecer hasta posicionarse cerca de su tamaño máximo. Su fondo que cotiza en bolsa -un 'proxy' decente del fondo de cobertura que gestiona el dinero de Ackman, sus empleados y los inversores institucionales- ganó un 70% en 2020 y un 27% el año pasado. Superó a un índice de fondos de cobertura mantenido por la firma de investigación HFR Inc. en ambos períodos.

Las ganancias inesperadas son aún más sorprendentes si se considera que este no es el terreno habitual de Ackman. Los inversores profesionales se dividen en dos categorías: los operadores "macroeconómicos", que utilizan bonos, divisas y materias primas para apostar por los cambios económicos mundiales, y los seleccionadores de acciones, grupo al que pertenece Ackman.

Ackman ya había realizado una incursión previa, de resultados favorables, en las tendencias macroeconómicas, en 2007, al predecir un desplome del crédito subprime y apostar contra la deuda de dos grandes aseguradoras de bonos. No obstante, los inversores le dan dinero para que indague en la historia de una sola empresa y la guíe por un camino más rentable, a veces mediante campañas de presión o luchas públicas por los puestos del consejo de administración.

Sin embargo, desde que la pandemia puso patas arriba los mercados financieros, la economía y la vida cotidiana hace dos años, sus mayores ganancias se han producido en el opaco mundo del crédito, en el que ser el que más alto habla no tiene relevancia. En conjunto, las dos operaciones de deuda de Ackman devolvieron 20 veces el dinero gastado para comprarlas, un nivel de ganancias típicamente reservado a los capitalistas de riesgo que dan en el clavo con una empresa emergente.

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A finales de febrero de 2020, Ackman, cada vez más preocupado por el virus, compró instrumentos que reportarían beneficios si los bonos corporativos cayeran en valor. En aquel momento, explicó que pensó que compensarían las pérdidas en las acciones de Pershing Square, que se estaban hundiendo junto con el resto del mercado de valores.

Pagó 27 millones de dólares por la posición y la vendió unas semanas después por 2.600 millones de dólares, después de que los inversores se dieran cuenta del riesgo de que las empresas afectadas por la pandemia no pudieran pagar sus deudas. Utilizó los beneficios para aumentar sus participaciones en Hilton Worldwide Holdings Inc., Lowe's Cos. y el propietario de los restaurantes Burger King, todo ello a precios de saldo, según indican los documentos de los inversores.

A finales de 2020, el mundo había cambiado. Las vacunas estaban en camino. Los consumidores estaban cansados de los confinamientos y sus bolsillos estaban repletos de ahorros después de un año de estímulos del gobierno y sin ningún lugar donde gastarlos.

A finales de marzo, la inversión de Bill Ackman había triplicado su valor inicial

La Reserva Federal había mantenido los tipos de interés cerca de cero desde el inicio de la pandemia para mantener el flujo de crédito y proteger la economía. Pero Ackman asumió que la reapertura daría rienda suelta a una avalancha de gasto de los consumidores, desatando niveles de inflación que no se habían visto en décadas y obligando a la Fed a intervenir. (Unos tipos de interés más altos pueden enfriar una economía sobrecalentada al encarecer los préstamos).

Siguiendo este razonamiento, gastó 177 millones de dólares en opciones vinculadas a los bonos del Tesoro, que se rentabilizarían si los tipos de interés subían significativamente en los próximos 18 meses, según se indica en documentos de inversores y personas familiarizadas con el asunto. A finales de marzo, la inversión había triplicado su valor. En otoño, la preocupación por la inflación se apoderó de Wall Street y el valor de la posición siguió aumentando.

Durante todo este tiempo, Ackman había estado instando a la Fed a subir los tipos. En octubre, hizo una presentación ante la Fed de Nueva York en la que expuso los riesgos de una inflación galopante y criticó la postura de "esperar y ver qué pasa" que el banco central había adoptado respecto a los tipos de interés. "Es hora de bajar la música y tranquilizarse", tuiteó poco después.

Su estrategia de defensa tomaba prestadas técnicas del activismo de Ackman. El hecho de que se beneficiara no era exactamente un secreto: Pershing Square había revelado la apuesta ya en marzo, y él lo había publicado en Twitter junto con un enlace a la presentación que dio a la Fed.

Foto: Un 'trader' opera en la sede de NYSE, en Nueva York. (Brendan McDermid/Reuters)

En ambas operaciones, Ackman apostó por algo que el mercado consideraba improbable. A principios de 2020, los inversores en bonos seguían sin inmutarse por el virus y, por tanto, estaban dispuestos a vender a bajo precio lo que equivalía a un seguro contra incendios. Un año después, la economía seguía siendo frágil, y los operadores no creían que la Fed fuera a poner fin a sus políticas de dinero fácil subiendo los tipos pronto, por lo que ofrecían apuestas largas a quien estuviera dispuesto a apostar por ello.

El pasado miércoles, la Reserva Federal señaló que empezaría a subir los tipos de interés en marzo, la primera de las siete subidas que los analistas esperan para el próximo año.

Pero Ackman ya se había asegurado su dinero. Pershing Square había comenzado a vender su posición en los días anteriores y ya contaba con 1.250 millones de dólares en ganancias cuando el presidente de la Fed, Jerome Powell, subió al podio. Ackman invirtió la mayor parte del dinero en una participación en Netflix, volviendo a sus raíces de selección de valores.

Con el resto, volvió a apostar, si bien una cantidad más pequeña, a que los tipos de interés seguirían subiendo.

*Contenido con licencia de "The Wall Street Journal"

Durante el surgimiento del Covid, Bill Ackman ganó miles de millones apostando a que el mercado estaba juzgando erróneamente los efectos económicos del virus. Un año después, repitió la jugada.

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