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RENDIMIENTO DE LOS BONOS

La bolsa vuelve a la normalidad, así que póngase a cubierto

Las tres formas en las que el mercado parece estar volviendo a la normalidad tras el desenfreno de la pandemia, y un posible cambio en su curso a largo plazo

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En algunos sentidos, este año se parece mucho al anterior: el rendimiento de referencia de 10 años del Tesoro estadounidense ha crecido casi lo mismo, algo más de un 0,2%. En muchos otros sentidos, sin embargo, es completamente distinto: en vez recompensar la especulación desenfrenada, el mercado de valores ha estado castigando a los que apuestan por los valores de moda.

He aquí tres formas en las que el mercado parece estar volviendo a la normalidad tras el desenfreno de la pandemia, y un posible cambio en su curso a largo plazo.

Los precios de las acciones vuelven a ser irrelevantes. El comienzo del mes de enero del año pasado fue inusual por la avalancha de compras de acciones con precios bajos, señal de apuestas en bolsa poco informadas. El precio de una acción no significa nada por sí mismo. Solo tiene importancia en relación con los beneficios o los activos, por lo que el rendimiento no debería ligarse a los precios. Sin embargo, hace un año, el mayor determinante del rendimiento era el precio bruto, probablemente debido a la llegada de un torrente de nuevos inversores que aún no habían aprendido los fundamentos.

Este año, el mercado ha vuelto a la normalidad: no hay ninguna relación entre el precio y la rentabilidad. Eso es bueno, excepto para los pocos que siguen apostando por los valores de bajo coste.

Foto: Foto de archivo: EFE/Raúl Martínez

Las acciones burbuja vuelven a empeorar su rendimiento cuando las condiciones monetarias empeoran. A principios del año pasado, los especuladores apostaron por temas populares, que formaron miniburbujas: energía limpia, cannabis, vehículos eléctricos, criptodivisas y SPAC o entidades de adquisición con propósito especial, así como acciones meme como GameStop y AMC Entertainment. Las burbujas temáticas alcanzaron su punto máximo entre enero y marzo y comenzaron a desinflarse, aunque el 'froth' resurgió en octubre (y Tesla mantuvo sus ganancias mejor que otras acciones de vehículos eléctricos).

Este año, el aumento de los rendimientos de los bonos ha vuelto a golpear con fuerza a muchas de las acciones burbuja, y el fondo cotizado Ark Innovation, la expresión más pura de las apuestas por nuevas tecnologías no probadas, ha caído más de un 8%. Los ETF que siguen a las empresas que cotizan en bolsa a través de SPAC y los títulos de energías limpias han perdido entre un 5% y un 7%, mientras que muchas de las empresas y proveedores de coches eléctricos (de nuevo, con la excepción de Tesla) se han visto afectados. Todos los temas marcados por el 'froth' han bajado más de un 40% desde los máximos del año pasado.

Los títulos baratos vuelven a estar de moda, aunque barato se refiera a su valoración y no al precio de las acciones. El año pasado, las acciones 'growth' superaron a las acciones 'value' baratas, ya que el Russell 1000 Growth Index obtuvo una rentabilidad del 27,6%, incluidos los dividendos, frente al 25,2% del índice de valor. Esto no es lo que se esperaría en un año en el que los rendimientos de los bonos hayan subido: el aumento del rendimiento debería perjudicar a las acciones 'growth' al hacer que los beneficios futuros a largo plazo sean menos atractivos, mientras que ayuda a las acciones 'value', que se benefician de la economía más fuerte que ha dado pie al aumento.

Foto: Foto: iStock. Opinión

Sin embargo, en lo que va de año, ha funcionado, y las acciones 'value' han subido, mientras que las acciones 'growth', así como el Nasdaq, que incluye muchas empresas tecnológicas, han bajado.

La fuerza del vínculo entre los rendimientos de los bonos y las acciones 'growth' se puso de manifiesto el lunes y el martes. Cuando los rendimientos a 10 años del Tesoro sobrepasaron el 1,8% por primera vez desde enero de 2020, provocaron una venta intradiaria del 3% de las acciones 'growth', antes de que los rendimientos del Tesoro empezaran a caer y las 'growth' volvieran a tomar la delantera.

Esta evolución podría formar parte de una regresión más amplia al comportamiento de las acciones antes de la burbuja de las puntocom de finales de la década de 1990, cuando, por lo general, los rendimientos más altos de los bonos eran malos para las acciones, y los rendimientos más bajos eran buenos.

Foto: Parqué de la Bolsa de Madrid. (EFE/Paula García)

Antes de, y durante, la década de los 90, los rendimientos más altos eran más bien una indicación de la preocupación por la inflación que de un crecimiento real más fuerte, por lo que no había nada positivo que compensara el dolor de los rendimientos más altos para las acciones, y viceversa. Desde el año 2000, los días en los que los rendimientos de los bonos son más altos tienden a ser buenos para las acciones, ya que los inversores se centran en las noticias positivas de una economía más fuerte.

El cambio se refleja en el vínculo entre las acciones y los rendimientos de los bonos: la correlación de los cambios diarios entre ambos fue mayoritariamente negativa hasta 1997, y más tarde se volvió fuertemente positiva.

El año pasado, la correlación volvió a invertirse, el vínculo entre el S&P 500 y los rendimientos de los bonos fue el más débil desde principios de 2007, poco antes de que comenzara la crisis de las hipotecas 'subprime'. No está claro si el cambio del año pasado fue temporal, o una vuelta a la era anterior a 1997, pero ciertamente este año el aumento de los rendimientos ha perjudicado a las acciones y los inversores vuelven a estar (con razón) preocupados por la inflación. Si se trata de un cambio permanente en la relación entre las acciones y los bonos, será más difícil construir una cartera de bajo riesgo, porque los bonos no compensarían con sus ganancias las caídas de las acciones.

Me preocupan menos las acciones 'value', que son mucho más baratas y deberían verse menos afectadas

Peor aún, el aumento de los rendimientos socava el motivo para ignorar la alta valoración de las acciones estadounidenses: que son baratas en comparación con los bonos, su principal alternativa. Si los bonos se abaratan —es decir, los rendimientos aumentan—, las acciones se vuelven relativamente menos atractivas.

Me preocupan menos las acciones 'value', que son mucho más baratas y deberían verse menos afectadas por el aumento de los rendimientos. Pero el riesgo evidente este año es que los rendimientos suban, la política monetaria se endurezca y las acciones 'growth' arrastren al mercado en general. Ese no es el tipo de vuelta a la normalidad que desean los inversores.

*Contenido con licencia de 'The Wall Street Journal'

En algunos sentidos, este año se parece mucho al anterior: el rendimiento de referencia de 10 años del Tesoro estadounidense ha crecido casi lo mismo, algo más de un 0,2%. En muchos otros sentidos, sin embargo, es completamente distinto: en vez recompensar la especulación desenfrenada, el mercado de valores ha estado castigando a los que apuestan por los valores de moda.

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