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Las empresas europeas encaran problemas para mostrar lo verdes que son sus negocios
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NUEVOS REQUISITOS DE LA UE

Las empresas europeas encaran problemas para mostrar lo verdes que son sus negocios

A lo largo del año que viene, las grandes empresas europeas tendrán que hacer público qué parte de sus operaciones se incluye en la clasificación verde de la UE

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Un gran abanico de empresas europeas se está preparando para informar a los inversores de qué porcentaje de sus ingresos, inversiones de capital y costes de funcionamiento procede de actividades que los reguladores consideran sostenibles.

A partir del 1 de enero, las empresas con más de 500 empleados que cotizan en bolsa, a las que se les aplica la ‘Directiva de divulgación de información no financiera’, tendrán que revelar en sus informes anuales qué porcentaje de sus operaciones cumple los requisitos de la taxonomía verde de la Unión Europea. Este sistema de clasificación pretende dar más claridad a los inversores sobre qué tipos de actividades económicas pueden considerarse sostenibles. Las normas de divulgación, que entrarán en vigor el próximo año, se aplican a varios miles de grandes empresas y forman parte de un esfuerzo más amplio de la UE para reducir las emisiones.

Los ejecutivos de finanzas y sostenibilidad indican que las empresas cuyas operaciones se ajustan a la taxonomía podrían aumentar su atractivo para los inversores.

Foto: sostenibilidad-empresa-bra

Sin embargo, algunas de las empresas tecnológicas están pasando apuros a la hora de realizar los cálculos necesarios. Para elaborar sus declaraciones, las empresas deben comparar sus operaciones comerciales con una larga lista de criterios y, a continuación, tabular qué parte de sus ingresos, inversiones y costes procede de actividades sostenibles. Según los ejecutivos y los asesores de sostenibilidad, los modelos de negocio de muchas empresas no encajan perfectamente con los criterios de la taxonomía, lo que hace que el proceso de divulgación sea engorroso y aumenta la posibilidad de que algunas empresas publiquen parámetros que no parezcan favorables a los ojos de los inversores que se centran en las empresas sostenibles.

Por ejemplo, la empresa de tecnología energética Wärtsilä Oyj Abp, con sede en Helsinki, fabrica productos que incluyen motores que pueden funcionar con varios tipos de combustible, incluidos los biocombustibles, que son renovables, y los combustibles fósiles, que no lo son. Marko Vainikka, el vicepresidente de sostenibilidad y relaciones corporativas, cuenta que la empresa está teniendo problemas a la hora de determinar si puede contabilizar la producción de motores que funcionan con distintos tipos de combustible en su declaración según la taxonomía.

Según Vainikka, aún es demasiado pronto para saber con exactitud qué parte de las actividades de la empresa cumple los requisitos de la taxonomía de la UE, pero parece probable que "no sea un porcentaje muy elevado".

Foto: El movimiento de empresas B Corp no para de crecer (B Lab)

Charlotte Bancilhon, que trabaja como directora en Business for Social Responsibility, una empresa consultora, está de acuerdo: "Yo creo que la mayoría de las compañías se encontrarán con que solo una pequeña porción de sus actividades económicas cumple con los criterios". Es probable que la divulgación de la taxonomía demuestre que la UE tiene un largo camino por delante para alcanzar su objetivo: la neutralidad en emisiones de gases de efecto invernadero en 2050.

No obstante, el hecho de que una empresa declare un porcentaje pequeño no implica necesariamente que participe en actividades que sean dañinas para el medioambiente, indica Dominik Hatiar, asesor de política regulatoria de la Asociación Europea de Fondos y Gestión de Activos. Hatiar hace así referencia a campos como la robótica o la sanidad, cuyas operaciones no se centran principalmente en actividades sostenibles.

"Tendremos que trabajar mucho en lo que a educación de los inversores se refiere, para ayudarles a tomar las decisiones correctas y a entender las cifras que se publican", sentenció Hatiar.

Las normas de divulgación sostenible forman parte de un conjunto más amplio de requisitos que las empresas de la UE deberán cumplir en los próximos años. A partir de 2023, las empresas tendrán que informar sobre una serie de objetivos medioambientales y demostrar si sus operaciones que son aptas según la taxonomía cumplen con una serie de criterios adicionales, como no perjudicar objetivos como la protección de la biodiversidad o los recursos hídricos. En 2024, las instituciones financieras tendrán que informar sobre la parte de sus activos que se corresponden a actividades alineadas con la taxonomía. Por otra parte, los gestores de fondos que invierten en actividades sostenibles se enfrentan a la obligación de informar en virtud del ‘Reglamento de divulgación de finanzas sostenibles’.

"Lo siguiente que van a mirar los inversores es dónde invierte la compañía y cuál es su plan de transición"

La taxonomía se diseñó con el fin de proteger a los inversores de las empresas que usan el impacto medioambiental con fines de 'marketing' y orientar a las empresas sobre cómo ser más respetuosas con el clima, entre otros objetivos, explicó un portavoz de la Comisión Europea.

"Es una de las ventajas de la taxonomía", explica Bancilhon. "Lo siguiente que van a mirar los inversores es dónde invierte la compañía y cuál es su plan de transición".

Norsk Hydro, un proveedor de aluminio con sede en Oslo, Noruega, estima que un 40% de sus ingresos y gastos de capital de 2021 proviene de o está vinculado a actividades que cumplen los criterios de la taxonomía, como el reciclaje de aluminio o la energía hidroeléctrica. La empresa declaró unos ingresos de 36.700 millones de coronas noruegas, lo que equivale a 4.100 millones de dólares, en el tercer trimestre, un 33% más que el año pasado. Espera que en 2021 sus gastos de capital asciendan a unos 9.000 millones de coronas. Norsk Hydro ha declarado que está cumpliendo voluntariamente con los requisitos de divulgación, a raíz del interés de los inversores, y que espera que los requisitos de la taxonomía se apliquen pronto en Noruega, que no es miembro de la UE.

Foto: Extremadura es la primera comunidad en potencia fotovoltaica solar instalada. Fotos: Junta de Extremadura.

Pål Kildemo, director general de Finanzas de Norsk Hydro, ha indicado que la empresa ha pasado una cantidad considerable de tiempo intentando determinar cómo manejar sus ingresos internos, las ventas entre filiales que podrían contar como actividad sostenible. Por ejemplo, el negocio de metales de aluminio de la empresa, que cumple los criterios de la taxonomía, vende a otras unidades de negocio internas que no los cumplen.

Las ventas internas no aparecen en los informes financieros de Norsk Hydro. Sin embargo, a efectos de la taxonomía, la empresa sí tiene en cuenta algunas ventas generadas internamente. La empresa afirma que consultó a su auditor para tomar esta decisión.

Norsk Hydro se enfrenta a otro dilema. Su principal fuente de emisiones de carbono es el fuelóleo que utiliza en sus refinerías. La empresa podría reducir sus emisiones totales por medio de inversiones de capital para cambiar al gas natural. Sin embargo, Kildemo cuenta que esa inversión no cumple con los criterios de la taxonomía y, por tanto, afectaría negativamente a la información que publica la empresa bajo la misma.

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"Todos queremos que funcione, pero sabemos que primero vendrán años difíciles", concluyó Kildemo, en referencia a la taxonomía. Según Norsk Hydro, no han calculado cuánto les costará cumplir la normativa de la taxonomía.

Según David Ballegeer, abogado de Linklaters LLP afincado en Bruselas, empresas de todos los sectores, desde el inmobiliario a los sectores de construcción y manufacturas, están pasando apuros a la hora de averiguar cómo encajar sus operaciones con la taxonomía. Parte del reto para estas empresas, explica Ballegeer, es determinar si los proyectos que están llevando a cabo podrían contribuir a fines de sostenibilidad en el futuro.

Según Wärtsilä, la empresa finlandesa de tecnología energética, los datos de la taxonomía no reflejan cómo los productos y servicios que ofrecen podrían ayudar a sus clientes a hacer la transición a la energía renovable. "Y eso es complicado, porque muchas empresas tienen programas de sostenibilidad muy fuertes", se lamenta Vainikka. Cuenta también que la empresa no ha calculado el coste de cumplir con los requisitos, y señala que las obligaciones de publicación de información a raíz de la taxonomía se ampliarán en los próximos años.

*Contenido con licencia de 'The Wall Street Journal'.

Un gran abanico de empresas europeas se está preparando para informar a los inversores de qué porcentaje de sus ingresos, inversiones de capital y costes de funcionamiento procede de actividades que los reguladores consideran sostenibles.

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