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La OMC: ineficiente, ignorada por China y sin consenso en materia de políticas económicas
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La OMC: ineficiente, ignorada por China y sin consenso en materia de políticas económicas

China y otros países intentan sacar provecho del acuerdo, mientras que las naciones occidentales lo atosigan con objetivos irrelevantes

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La amenaza de ómicron proporcionó una forma de cancelar la Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio que salvó las apariencias, programada para comenzar el 30 de noviembre en Ginebra. La sesión apuntaba hacia unos resultados mínimos, uniéndose a la cumbre del G20 y a la conferencia de Glasgow sobre el cambio climático a la hora de no lograr sus objetivos. La ineficiencia de la OMC, la creciente influencia de China y la falta de un consenso en materia de política económica dentro de y entre las democracias nacionales son las causas principales de su bloqueo endémico. La debilidad de la OMC ejemplifica en muchos aspectos el final del orden internacional liberal posterior a la Segunda Guerra Mundial.

El orden comercial liberal que, configurado tras la guerra, tenía tres cometidos principales: ayudar a revitalizar las moribundas economías de Europa y evitar el avance del modelo económico comunista soviético; forjar un sistema internacional para impedir el resurgimiento autoritario en Alemania, Japón y otros lugares, y reducir las tensiones Norte-Sur ayudando a aumentar el nivel de vida en el mundo en desarrollo. Con un firme apoyo de EEUU, en muchos casos en su propio perjuicio económico, el sistema consiguió los dos primeros objetivos.

Pero, durante la última década o más, el sistema de la OMC ha perdido su papel de liderazgo a la hora de expandir un orden global liberal basado en normas. Esto se debe en parte a un estancamiento institucional y a una falta de adaptación al panorama económico y global. La OMC no trata de forma eficaz los desafíos como subsidios industriales y agrícolas, la transferencia de tecnología obligatoria o las normas para unas nuevas economías digitales y de servicios, incluidos la privacidad de datos, los flujos de datos transfronterizos y el comercio electrónico.

Foto: La directora general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala. (Reuters/Bailbouse)

En lugar de abordar dichas brechas, los líderes europeos y norteamericanos han intentado sobrecargar la OMC con nuevas metas como el cambio climático, los derechos humanos y las normas laborales. Dichos esfuerzos a menudo dividen las bases de apoyo económico dentro de las democracias y amplían las brechas Norte-Sur. Las negociaciones sobre la normativa para la pesca comercial, un asunto aparentemente sencillo, empezaron hace más de 15 años, y el problema sigue sin resolverse.

El mecanismo de solución de diferencias de la OMC no ha arbitrado de forma eficaz, como hemos visto con el conflicto Airbus-Boeing de más de 17 años. Los expertos técnicos de la organización han distanciado a los países democráticos al desarrollar nuevas normas de manera eficaz sin unas negociaciones satisfactorias entre miembros.

El auge de la China mercantilista, actualmente la mayor economía del mundo en términos de poder adquisitivo, es otro de los motivos de la debilitada eficacia de la OMC. Pekín ignora de forma descarada sus obligaciones dentro de la OMC en aspectos como informar sobre subvenciones y limitar las mismas, aplicar protecciones de propiedad intelectual y cumplir con las obligaciones de acceso recíproco que asumió en 2001, cuando se le concedió acceso a la OMC. Su dominio de los mercados globales de bienes manufacturados —debido, al menos en parte, al incumplimiento de la normativa de la OMC— ha provocado críticas de la OMC en todo el mundo.

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India ha liderado a los países en desarrollo en la elusión de los compromisos plenos de la OMC. Dichas naciones (incluida China, que se autoidentifica como una economía menos desarrollada) exigen excepciones en la aplicación de la normativa de la OMC a medida que construyen economías modernas. India, con el apoyo de países africanos, sudamericanos y China, ha sido un obstáculo para las nuevas normas de la OMC, como la relativa a la pesca, y ha criticado las ya existentes, como las relativas a los derechos de propiedad intelectual para medicamentos.

Las economías maduras de Europa y EEUU también han empezado a revivir políticas de autosuficiencia nacional, incluidas subvenciones industriales, tecnológicas y agrícolas. Sus propias políticas industriales verdes, como deducciones fiscales y aranceles sobre importaciones de bienes intensivos en carbono, complican aún más el camino hacia una reforma de las subvenciones de la OMC necesaria para combatir el mercantilismo chino.

Las acciones unilaterales de EEUU —a veces imitadas por la Unión Europea— para abordar el incumplimiento de normas de China, que la OMC no puede o no quiere tratar por cuestiones políticas, debilitan aún más el orden liberal mundial. La Administración Biden no se ha mostrado dispuesta a perseguir una reforma de la OMC, concentrando sus esfuerzos políticos en política interna. Ahora también apoya a la India para flexibilizar el reglamento sobre patentes de la OMC para las vacunas contra el covid.

Si EEUU se toma en serio combatir el dominio económico de China, sería inteligente volver a unirse al CPTPP

El mejor planteamiento para reactivar la OMC es reforzar los acuerdos comerciales regionales. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) revisado debería admitir a Reino Unido y otros aliados como miembros. Japón, Australia y Singapur han dirigido debidamente la resucitación del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica después de que EEUU lo abandonara en 2017. El nuevo acuerdo, llamado Comprehensive and Progressive Trans-Pacific Partnership (CPTPP), representa el deseo de sus miembros del este y sudeste asiático de evitar el dominio bajo un grupo rival consolidado por China, llamado la Asociación Económica Integral Regional.

El CPTPP cuenta con una normativa adecuada de la antigua y la nueva economía, así como el NAFTA revisado. Ambos acuerdos no se ven lastrados por las nuevas responsabilidades más allá de los objetivos tradicionales de construir un comercio recíproco, o por la adhesión de casos aparte como China.

Si EEUU se toma en serio el combatir el dominio económico de China y conservar algún tipo de un sistema comercial liberal, sería inteligente volver a unirse al CPTPP y establecer áreas regionales con un entorno comercial abierto a medida que la OMC pierde su papel predominante.

*Duesterberg es alto miembro del Hudson Institute. Sirvió como subsecretario de Comercio para Política Económica Internacional entre 1989 y 1993.

*Contenido con licencia de 'The Wall Street Journal'.

La amenaza de ómicron proporcionó una forma de cancelar la Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio que salvó las apariencias, programada para comenzar el 30 de noviembre en Ginebra. La sesión apuntaba hacia unos resultados mínimos, uniéndose a la cumbre del G20 y a la conferencia de Glasgow sobre el cambio climático a la hora de no lograr sus objetivos. La ineficiencia de la OMC, la creciente influencia de China y la falta de un consenso en materia de política económica dentro de y entre las democracias nacionales son las causas principales de su bloqueo endémico. La debilidad de la OMC ejemplifica en muchos aspectos el final del orden internacional liberal posterior a la Segunda Guerra Mundial.

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