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El mercado de materias primas no funciona bien: dos distorsiones tienen la culpa
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El mercado de materias primas no funciona bien: dos distorsiones tienen la culpa

Las materias primas son una apuesta predilecta en periodos de alta inflación, pero actualmente hay factores de riesgo excepcionales

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Las materias primas son una apuesta favorita en periodos de alta inflación, pero el mercado —especialmente de metales como el cobre y el acero— está atravesando contorsiones inusuales. Los compradores deberían ser conscientes de que sus apuestas dependen fundamentalmente de la política climática china y de los cuellos de botella que se han generado en comercio global, tanto desde el lado de la oferta como del de la demanda.

Incluso aunque las materias primas son especialmente volátiles y especulativas, la drástica divergencia en la evolución de los distintos metales industriales —cuyos precios suelen moverse más o menos a la par— ha sido sorprendente. El acero ha subido considerablemente. El mineral de hierro que se utiliza para fabricarlo ha bajado. El cobre, tras repuntar a finales de 2020, se las arregla como puede desde mayo. Mientras tanto, el aluminio sigue registrando máximos en 10 años. ¿Qué conclusiones deben extraer los inversores de todo esto?

El comportamiento del hierro y el acero es más fácil de explicar, pero también son los más vulnerables a un rápido cambio de tendencia. A principios de 2021, la inversión inmobiliaria china, la fuente más importante de la demanda global de acero, estaba creciendo a su ritmo más rápido desde principios de la década de 2010, pero los productores de acero estaban operando las fábricas a su máxima capacidad. Esta mezcla elevó los precios del acero y del hierro.

Foto: EC.

Los productores de acero estaban produciendo al máximo a la espera de fuertes restricciones de la producción a finales de 2021, ya que los reguladores chinos se han comprometido en numerosas ocasiones este año a limitar la producción a niveles de 2020, como parte del plan nacional para limitar las emisiones de carbono. Ahora tales restricciones escuecen, como estaba previsto. Muchos productores siderúrgicos no pueden producir en absoluto, lo que ha golpeado duramente los precios del hierro, mientras que aquellos que siguen produciendo acero pueden cobrar una prima por ello. Desde junio, los contratos futuros de bobinas de acero laminado han subido un 6%, y los del mineral de hierro han bajado más de un 30%.

¿Qué es lo siguiente? Puede que los precios del acero empiecen a virar a finales de este año, cuando el sector inmobiliario de China crezca más lentamente, y después se estrellen a principios de 2022 a medida que los gobiernos locales permitan que las plantas reabran. O puede que Pekín se mantenga firme respecto a la producción de acero en 2022, aliviando el declive de los precios del acero, pero golpeando aún más al mineral de hierro.

Los esfuerzos de emisiones de Pekín también están respaldando el precio del aluminio —al igual que el acero, un metal cuya producción representa uno de los procesos con mayor consumo energético del mundo—.

Foto: Soldados en Conakri. (EFE)

Los cuellos de botella en el transporte son otro factor. El año pasado, China se convirtió en importador neto de aluminio por primera vez desde 2009, un incentivo para que los comerciantes trasladaran las existencias de los depósitos a Asia. Ahora, a medida que la economía china se ralentiza, el aluminio está atrapado en almacenes asiáticos y luchando por dirigirse al oeste —donde está la demanda— por dichos cuellos de botella.

Un motivo por el que puede que el cobre obtenga peores resultados que el aluminio es que el traslado de las existencias hacia el oeste en busca de la demanda está más avanzado. Desde mayo, las existencias en el Shanghai Futures Exchange han caído más de la mitad, según Wind, y las existencias en el London Metal Exchange se han casi duplicado. El golpe del domingo en Guinea, el mayor exportador de bauxita —necesaria para producir aluminio—, podría agravar el rendimiento relativamente bajo del cobre.

Lo único que parece claro en este cenagal es que los principales indicadores de los precios de los metales que antes eran fiables, como la expansión del crédito chino, se han vuelto menos seguros. Unos legisladores torpes y las limitaciones de transporte están bloqueando el mercado. La mejor estrategia para la mayoría de inversores podría ser esperar hasta que esa gravilla extra se haya agotado.

*Contenido con licencia de ‘The Wall Street Journal’.

Las materias primas son una apuesta favorita en periodos de alta inflación, pero el mercado —especialmente de metales como el cobre y el acero— está atravesando contorsiones inusuales. Los compradores deberían ser conscientes de que sus apuestas dependen fundamentalmente de la política climática china y de los cuellos de botella que se han generado en comercio global, tanto desde el lado de la oferta como del de la demanda.

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