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La ofensiva de China contra sus grandes empresas no ha hecho más que empezar
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La ofensiva de China contra sus grandes empresas no ha hecho más que empezar

Los reguladores están presionando a las empresas para que sirvan más a los objetivos del Partido Comunista, lo que está agitando los mercados

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En los últimos meses, China ha detonado la que podría haber sido la oferta pública inicial más grande del mundo, iniciado investigaciones sobre algunas de sus mayores compañías tecnológicas y eliminado más de 1 billón de dólares de valor de mercado mientras los inversores luchan por una cobertura. Hay muchos indicios de que todavía no ha terminado.

Inversores, analistas y directivos creen que el Gobierno apenas ha comenzado su ofensiva para reorientar la relación entre la empresa privada y el Estado, con el objetivo de asegurar que las compañías hacen más por servir a las preocupaciones económicas, sociales y de seguridad nacional del Partido Comunista. Las amplias ambiciones del Gobierno bajo Xi Jinping prometen implicaciones serias y a menudo impredecibles para las empresas, según tales personas —y mantener a los inversores extranjeros contentos no es una prioridad—.

placeholder Congreso del Partido Comunista Chino con Xi Jinping al frente. (Reuters)
Congreso del Partido Comunista Chino con Xi Jinping al frente. (Reuters)

Eso significa más riesgo para las personas que han invertido miles de millones de dólares en las compañías de rápido crecimiento de China esperando sacar el máximo rendimiento de la única industria tecnológica que puede plantar cara a Silicon Valley.

"Esta fase de torbellino gubernamental todavía no ha alcanzado la etapa de calma”, declara Fang Xingdong, antiguo empresario de internet y fundador del grupo de expertos con sede en Pekín China Labs. Las empresas privadas más grandes de China se han beneficiado de años de una supervisión regulatoria laxa, dice, y llevará un tiempo que las autoridades lo aborden.

Desde noviembre, los reguladores chinos han adoptado más de 50 medidas reales o planteadas que abarcan cuestiones antimonopolio, financieras, de seguridad de datos y de igualdad social, según muestra un compendio del 29 de julio de Goldman Sachs —más de una medida a la semana—.

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Entre ellas está el hundimiento de la exitosa salida a bolsa de Ant Group, la multa a la empresa hermana Alibaba Group Holding de la cifra récord de 2.800 millones de dólares por errores antimonopolio, y el bloqueo de una fusión respaldada por Tencent Holdings.

Si acaso, el ritmo se intensificó en julio, que vio el inicio de un análisis de ciberseguridad sobre Didi Global días después de que la firma de servicios de viajes saliera a bolsa en Nueva York, y una declaración repentina de que las clases extraescolares se deberían convertir en un sector sin ánimo de lucro. Otros sectores atacados incluyen el inmobiliario y la entrega de comida a domicilio.

Pekín ha destruido de manera eficaz una industria de miles de millones de dólares

En una reunión privada con representantes de bancos globales y firmas de inversión el 28 de julio, el vicepresidente de la Comisión Reguladora de Valores de China (CSRC por sus siglas en inglés), Fang Xinghai, comunicó a los asistentes que las medidas enérgicas recientes pretendían corregir problemas sectoriales y que China no tenía intenciones de desvincularse de los mercados globales, según personas cercanas a las conversaciones.

Algunos financieros que asistieron declaran que no fueron persuadidos. Indican que Pekín había destruido de manera eficaz una industria de miles de millones de dólares —las clases extraescolares— con una simple orden administrativa.

La CSRC y la Administración del Estado para la regulación del mercado, cuyo ámbito de actuación se extiende desde el antimonopolio hasta la entrega de comida, no han respondido a solicitudes de comentarios enviadas por fax. Las autoridades chinas han enviado señales contradictorias sobre si pretenden seguir adelante.

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Este martes, un periódico chino asociado a la agencia de noticias estatal Xinhua tachó los videojuegos de "opio para la mente". El artículo despertó preocupaciones por si los populares juegos de Tencent podrían ser arrastrados hacia una mano dura regulatoria más amplia. En señal de lo frágil que se ha vuelto el sentimiento inversor, eso fue suficiente para desencadenar una liquidación del mercado. Más tarde, el artículo desapareció y fue rectificado con un tono más moderado, sin la frase del "opio para la mente".

El mismo día, el principal departamento de propaganda del Partido Comunista, que controla qué libros, películas y juegos se publican, emitió una nueva norma para limitar el papel de los algoritmos en la distribución de contenido, un movimiento que podría refrenar el crecimiento de empresas como ByteDance y Tencent. El departamento no ha querido hacer declaraciones.

El Gobierno ha dado pocos detalles sobre las diversas investigaciones en curso, o cuándo se completarán. En algunos casos, aún tiene que poner en práctica políticas detalladas.

placeholder Puesto de Tencent en la reunión de Internet en China. (EFE)
Puesto de Tencent en la reunión de Internet en China. (EFE)

Las autoridades han estado peinando registros y poniendo en duda la recopilación de datos de algunas compañías, según empleados de empresas tecnológicas. Los funcionarios han descargado contratos y libros financieros, y recopilado 'emails' y comunicaciones internas. También han comunicado a algunas compañías que deben reducir su cuota de mercado para cumplir los requisitos antimonopolio.

Para algunos inversores y directivos de empresa es especialmente preocupante que ni los propios reguladores parezcan saber dónde acabará todo. A finales de julio, los reguladores expusieron nuevas directrices que exigían a las empresas ofrecer prestaciones básicas a los repartidores, como un salario mínimo y cobertura de seguro. Cuando algunas empresas contactaron al regulador correspondiente de China pidiendo más detalles, este les ofreció poca orientación y declaró que también está intentando averiguarlo, según una de las fuentes.

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China cuenta con un historial de diseño de cambios de políticas repentinos según objetivos a largo plazo. A veces las consecuencias son graves. En diciembre de 2020, un regulador bancario superior chino declaró que el sector de préstamos entre particulares había sido reducido a cero tras medidas enérgicas que comenzaron en 2018. Las últimas iniciativas están impulsadas por ambiciones mucho mayores, con un elevado sentido de urgencia para que Pekín actúe.

El país ha visto una recuperación de la pandemia del covid-19 liderada por las exportaciones, dejando a los líderes más margen para hacer ajustes en la economía y arriesgarse a enfadar a los inversores extranjeros. El producto interior bruto creció un 12,7% en el primer semestre de este año, lo que encamina al país firmemente para superar su objetivo anual del 6%.

"No es la primera vez que se produce un giro de 180º en el marco regulador de China"

Mientras tanto, la tensión con EEUU se ha mantenido elevada bajo el presidente Biden. Eso ha aumentado el foco de China en la seguridad y la autosuficiencia. Con ese telón de fondo, Xi está actuando firmemente para abordar las prioridades sociales, económicas y de seguridad nacional que en muchos casos han persistido durante años.

"No es la primera vez que se produce un giro de 180º en el marco regulador de China", declara Robin Xing, director económico de China en Morgan Stanley. Pero esta vez, dice, la diferencia es que las empresas cotizadas en EEUU ricas en datos son un objetivo, "volviendo las consecuencias del reajuste más palpables para los inversores globales". En base a reformas anteriores de la normativa china, Xing estima que llevará un año o dos obtener más claridad sobre el nuevo marco de China.

La lista de tareas pendientes de China es larga. Entre otras cosas, las autoridades quieren abordar el abandono escolar, la atención sanitaria y los costes de la vivienda, que podrían hacer más difícil detener el declive del crecimiento de la población que sufre el país.

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El año pasado, China declaró que había conseguido erradicar la pobreza extrema, logrando un objetivo de hace décadas de convertirse en lo que denominaba una "sociedad medianamente próspera". Su prioridad desde entonces es abordar una brecha persistente entre ricos y pobres. La preocupación por la cuestión ayuda a explicar los intentos reforzados de China por mejorar la competencia en el 'e-commerce' y otros mercados, y asegurar mejores condiciones para trabajadores de la economía colaborativa, como los repartidores de comida que trabajan para gigantes 'online' como Meituan.

En la tecnología, las preocupaciones de China reflejan hasta cierto punto las de los gobiernos occidentales sobre el poder de mercado, el uso de datos y otros problemas. Pekín también vio el poder del sector como una amenaza para el suyo propio, teniéndolo en cuenta a la hora de imponer su mano dura.

"La autoridad máxima se preocupa por los inversores extranjeros, con tensión EEUU-China saben que tienen que hacer amigos"

Para los inversores, entender los motivos no va más lejos, declara Logan Wright, director de análisis de mercados de China en Rhodium Group. "Eso no cambia realmente la percepción de que puede haber un mayor riesgo regulador en el horizonte. Y de que esto no ha terminado realmente", afirma.

Existen límites naturales para lo que el regulador de valores puede hacer para tranquilizar a los inversores sobre los planes de China, declara Lyndon Chao, director de valores en la Asia Securities Industry and Financial Markets Association, grupo comercial cuyos miembros incluyen a bancos, corredurías y gestores de activos. "Estas son políticas a un nivel mucho más alto, impulsadas por cuestiones como la seguridad nacional y la prosperidad común. La CSRC puede intentar aplacar el mercado con garantías, pero tales políticas nacionales escapan a su control", explica.

Aun así, añade Chao: "Creo que la autoridad máxima se preocupa por los inversores extranjeros, porque en la creciente competencia actual entre EEUU y China saben que tienen que hacer amigos e influenciar a las personas".

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La inquietud del mercado también ha sido avivada por preocupaciones porque las empresas sean retiradas de las bolsas de EEUU, o por la viabilidad a largo plazo de las estructuras legales utilizadas por muchos grupos chinos.

Bajo una ley de 2020 aprobada por el entonces presidente Donald Trump, las empresas chinas podían ser expulsadas eventualmente de los mercados de EEUU si no compartían los trabajos de auditoría con los reguladores estadounidenses. Para China, eso podía exponer el acceso a datos fundamentales, como información detallada sobre consumidores y agencias de gobierno chinas que podían estar incluidos en los informes, para terminar en manos de un gobierno extranjero.

La reciente medida contra las empresas de enseñanza particular señaló el uso de entidades de interés variable, VIE por sus siglas en inglés, la solución legal a través de la que muchas empresas chinas de sectores sensibles han podido salir a bolsa en el extranjero.

Desde un máximo en febrero, han desaparecido cerca de 1,1 billones de dólares de valor de mercado de los valores de seis grandes empresas tecnológicas chinas, incluidas Alibaba y Tencent. Eso supone una pérdida de más del 40%.

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Últimamente, estrategas de BofA Securities han recomendado a los inversores trasladar sus participaciones de valores de crecimiento chinos a acciones en otras partes de la región Asia-Pacífico, y han denominado la historia reciente de participaciones de inversores extranjeros en valores de gran crecimiento de China "incompatible con posibles estrategias futuras".

Otros inversores y analistas ven que las recientes medidas enérgicas probablemente beneficien a China a largo plazo —y, mientras tanto, también ven oportunidades de inversión—. Muchas empresas que cotizan en bolsas domésticas chinas en Shanghái o Shenzhen se centran en sectores que están más alineados con las prioridades nacionales, como el de los semiconductores, los vehículos eléctricos y la inteligencia artificial.

Wim-Heim Pals, director del equipo de renta variable de mercados emergentes en Robeco, gestora de activos, declara que China se ha mantenido como una oportunidad de inversión interesante. "Ha sido demasiado fácil ganar dinero en China", dice Pals. "Los últimos días han cambiado definitivamente esa percepción, y es cuestión de tiempo".

"Lo que ha cambiado es la comprensión de que hay una institución en China que tiene el poder", añade.

*Contenido con licencia de 'The Wall Street Journal'.

En los últimos meses, China ha detonado la que podría haber sido la oferta pública inicial más grande del mundo, iniciado investigaciones sobre algunas de sus mayores compañías tecnológicas y eliminado más de 1 billón de dólares de valor de mercado mientras los inversores luchan por una cobertura. Hay muchos indicios de que todavía no ha terminado.

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