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Las energías renovables no lo tendrán fácil para vencer las protestas sociales
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Las energías renovables no lo tendrán fácil para vencer las protestas sociales

Los proyectos eólicos y solares requieren de grandes extensiones de tierra y agua, generando quejas entre agricultores y pescadores locales

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A finales de junio, una treintena de barcos de pesca comercial local rodearon un imponente buque frente a la costa de Bretaña, con el fin de bloquear la instalación de parte de un parque eólico de 2.900 millones de dólares gestionado por la empresa española Iberdrola.

Los pescadores consiguieron ahuyentar el barco, y recibieron como consecuencia una instrucción judicial y amenazas legales por parte de la subsidiaria local de Iberdrola, Ailes Marines. Los pescadores han afirmado que seguirán luchando contra el proyecto, ya que pone en peligro sus negocios al perturbar a los animales marinos que capturan y su acceso a ellos.

Foto: Sede de Iberdrola en Valencia. (iStock)

En términos más generales, sus protestas ponen de manifiesto un problema creciente para las empresas energéticas y los gobiernos de todo el mundo que buscan aumentar la producción de energías renovables: para un proyecto de energía limpia, se necesitan grandes extensiones de tierra y agua, lo que podría privar a los agricultores y pescadores de sus medios de subsistencia. ¿El resultado? Las instalaciones de energía limpia se enfrentan, en sitios tan dispares como Massachusetts, Corea del Sur o Colombia, al mismo tipo de quejas locales que enfrentaron los productores de energías fósiles.

Los participantes en las protestas locales se enfrentan a una variedad de oponentes poderosos. Por todo el mundo, los gobiernos se han posicionado a favor de las energías renovables como parte de su compromiso a la hora de reducir las emisiones de carbono. Así mismo, tanto los accionistas como los tribunales presionan cada vez más a las empresas para que inviertan en energías limpias. A finales de mayo, por ejemplo, un tribunal neerlandés resolvió que Royal Dutch Shell PLC es parcialmente responsable del cambio climático, y ordenó a la empresa que redujera sus emisiones en un 45% de los niveles de 2019 para 2030. Horas más tarde, en Estados Unidos, un fondo de inversión libre con una pequeña inversión en Exxon Mobil Corp., que quiere que el gigante petrolero se centre más en las energías renovables, obtuvo puestos en la junta directiva de la empresa.

Según los pescadores, el proyecto perjudicará la pesca de vieiras en 180 kilómetros cuadrados

Aquellos que participan en estas protestas también se enfrentan a los ecologistas, que a menudo apoyan proyectos que generan controversia, incluido el parque eólico próximo a las costas de Bretaña. En 1978, la región fue testigo del accidente del petrolero Amoco Cadiz, una de las mayores mareas negras de la historia. “Para mí, ver desde mi casa todo el petróleo derramado por la playa fue un catalizador” como activista ecológico, cuenta Denez L’Hostis, presidente honorario de France Nature Environment, una federación de grupos ecológicos. Está a favor del parque eólico bretón. “Los pescadores dicen que el mar es suyo, pero es un bien común”, opina.

Según los pescadores bretones, el proyecto perjudicará la pesca de vieiras en 180 kilómetros cuadrados, y el ruido de las turbinas podría obligar a muchas especies marinas a abandonar la zona. Mantienen que esto supondría una amenaza para 3.000 puestos de trabajo.

Foto: El hemiciclo del Parlamento Europeo.

Un portavoz de Ailes Marines expuso que sería posible mantener las actividades pesqueras en la zona del parque eólico, y que la empresa cuenta con un presupuesto de 10 millones de euros para compensar las pérdidas de pesca que se produzcan durante el proceso de construcción. La empresa también ha trasladado la ubicación del parque lejos de la zona principal de pesca de vieiras y ha reducido el número de turbinas de las 100 previstas inicialmente a 62. Mantiene además que el alcance actual del proyecto solo afectaría al 1,5% de la producción de vieiras de la zona.

No obstante, los pescadores quieren que se abandone por completo el proyecto. “Estoy a favor de las energías renovables”, aclaró Jonathan Thomas, uno de los pescadores. “Pero tengo derecho a defender mi trabajo, y este proyecto destruiría el lecho marino”.

Los parques eólicos marinos se enfrentan a la oposición de pescadores en todo el mundo, con resultados variados. En Estados Unidos, los pescadores, temiéndose una disminución en la pesca, se quejaron sobre el parque eólico de 2.800 millones de dólares que se planteó construir en la costa de Martha’s Vineyard, en Massachusetts. Sin embargo, en mayo, la empresa constructora obtuvo el visto bueno federal para el proyecto, que sería el primer parque eólico marino a gran escala del país, y se espera que su construcción empiece en menos de un año. Un portavoz de Vineyard Wind LLC comunicó que, tras una consulta con la industria pesquera, habían reducido la extensión territorial del proyecto y reservado fondos para mitigar la pérdida de artes de pesca o de ingresos.

placeholder Protesta de pescadores surcoreanos contra China. (EFE)
Protesta de pescadores surcoreanos contra China. (EFE)

En Corea del Sur, la industria pesquera se quejó ante los planes del Gobierno de sustituir la energía obtenida del carbón por parques eólicos. Mediante sus protestas, han conseguido atrasar varios años al menos 30 proyectos.

Las quejas de agricultores y otros colectivos también han dado pie a atrasos o a que se cancelen proyectos solares y geotérmicos en tierra. En Colombia, varios proyectos eólicos han sido bloqueados repetidamente, por medio de acciones legales, manifestaciones y sabotajes, por grupos indígenas locales que mantienen que no se les ha compensado debidamente por la pérdida de sus tierras ancestrales. En 2017, un parque eólico en Kenia quedó abandonado después de que unos manifestantes que se quejaban de un conflicto por la propiedad de tierras rompieran uno de sus mástiles meteorológicos y los trabajadores se retirasen por motivos de seguridad.

En los Países Bajos y Alemania, hasta el 90% de los parques eólicos es de comunidades locales, y sus dividendos contribuyen a las pensiones

En muchas ocasiones, se han repartido participaciones en proyectos de energía limpia entre los residentes locales. En Corea del Sur, por ejemplo, los residentes de los condados donde se ubican los parques eólicos han recibido un total del 30% de las acciones de los parques eólicos del país, lo que podría reportar hasta 270 millones de dólares en dividendos anuales, según estimaciones del Gobierno. Este modelo ya se ha aplicado de forma más sistemática en Dinamarca, donde las participaciones de las turbinas eólicas del país en manos de particulares ascienden a un 75%. En los Países Bajos y en Alemania, hasta el 90% de los parques eólicos pertenece a las comunidades locales en algunas regiones, y los dividendos resultantes contribuyen de forma significativa a las pensiones.

“La experiencia nos muestra que es menos probable que las comunidades locales se opongan a estos proyectos si participan en su propiedad y gestión”, explica Molly Walsh, que estudia energías renovables en Friends of the Earth Europe, una red de grupos ecologistas europeos. Es más, afirma que, cuando participan así, “las comunidades locales pueden llegar no solo aceptar el proyecto, sino a apoyarlo de forma activa”.

*Contenido con licencia de ‘The Wall Street Journal’.

A finales de junio, una treintena de barcos de pesca comercial local rodearon un imponente buque frente a la costa de Bretaña, con el fin de bloquear la instalación de parte de un parque eólico de 2.900 millones de dólares gestionado por la empresa española Iberdrola.

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