Granjas de animales salvajes en China, el nuevo foco de la investigación del covid
El equipo liderado por la OMS quiere llevar a cabo una inspección de las granjas que abastecieron al mercado en el que surgieron los primeros casos, pero los animales ya no están
Un nuevo paso decisivo en la búsqueda del origen del covid-19 es inspeccionar las granjas que suministraban animales salvajes al mercado donde se encontraron muchos de los primeros casos. Hay un grave problema: casi todos los animales han desaparecido.
Los productores que criaban o cazaban animales salvajes para alimento, pieles o medicinas tradicionales en China, incluida una región montañosa cerca de la frontera con Laos y Myanmar, dicen que sacrificaron, vendieron o liberaron sus animales después de que las autoridades chinas les ordenaran a principios del año pasado detener su comercio.
"El gobierno los compró y sacrificó a todos", dice Yang Bo, ganadero de 40 años de la provincia de Yunnan, al sudoeste de China. Solía criar a alrededor de 1.000 ratas de bambú al año, vendiéndolas por 120 yuanes, o cerca de 16 euros, el kilo. "Tuvimos que despedir a todos nuestros empleados". Su granja se encuentra en el condado de Yongdeng, donde un equipo liderado por la Organización Mundial de la Salud afirma que un proveedor suministraba ratas de bambú al mercado alimentario de Huanan en Wuhan, centro del primer grupo de casos conocido de covid-19. Yang declara que él no suministró animales al mercado.
Los científicos dicen que el cese de actividades como la de Yang tenía sentido como medida de precaución para evitar la propagación del virus, pero ha complicado la búsqueda de la fuente de la pandemia. También está acrecentando la desconfianza entre China y gran parte del mundo democrático.
Los cierres han hecho mucho más difícil —tal vez casi imposible— determinar si el virus del covid-19, que se cree que se originó en murciélagos, se propagó a los humanos a través de otras especies, según miembros del equipo de la OMS y otros científicos destacados de todo el mundo. La falta de progreso en el descubrimiento de un origen animal del virus está ayudando a incrementar el interés por una explicación alternativa: que el virus podría haberse escapado del Instituto de Virología de Wuhan u otro laboratorio de la ciudad.
El equipo de la OMS y muchos otros científicos indican que un salto vírico natural de un animal a un humano sigue siendo la hipótesis más plausible, y un estudio reciente ha mostrado que se vendieron animales salvajes vivos que eran susceptibles al virus en los mercados de Wuhan. Por ello resulta importante realizar pruebas a antiguos productores de animales salvajes y sus contactos en busca de anticuerpos, para determinar si se infectaron y descubrir más sobre cómo manipularon sus animales, según los científicos. Sin embargo, el tiempo se agota, porque los niveles de anticuerpos desaparecen.
"Realizar un mayor rastreo de estas granjas es crucial, y no se ha hecho al nivel que necesitamos para afirmar si es o no el camino"
Será mucho más difícil encontrar pruebas de infección en granjas después de dos o tres años, declaró el zoólogo del equipo de la OMS Peter Daszak en una entrevista con 'The Wall Street Journal' a principios de año. "Hay mucho más por hacer", dice el Dr. Daszak, cuya organización ha trabajado con el Instituto de Virología de Wuhan y quien ha rechazado la hipótesis del laboratorio. "Realizar un mayor rastreo de dichas granjas es crucial, y no se ha hecho al nivel que realmente necesitamos para afirmar de forma definitiva si este es o no el camino", dice.
Él y otros científicos alegan que la razón principal de los cierres de las granjas parece que fue proteger al público. Tuvieron lugar cuando la prioridad era frenar la expansión del virus, y después de que las autoridades chinas hubiesen anunciado que era muy probable que procediera de la carne de caza del mercado de Wuhan. Los científicos que han estudiado los primeros casos conocidos dicen que puede que el mercado fuera el centro de una superpropagación en lugar del sitio donde el virus pasó a los humanos por primera vez, dado que muchos casos iniciales no estaban relacionados con él.
Sin embargo, en este punto, los cierres, junto con la desinfección del mercado y la falta de test a productores de animales salvajes, previamente, han dificultado la búsqueda de un animal que pueda haber sido el huésped intermediario del virus entre los murciélagos y los humanos. Algunos científicos dudan que una mayor investigación sobre antiguas granjas salvajes vaya a ser muy reveladora.
"Sería prácticamente imposible realizar algún progreso" sin muestras animales de posibles huéspedes intermediarios recogidas en el momento de los primeros casos de covid-19, declara Martin Beer, virólogo en un centro líder de enfermedades animales en Alemania, el Friedrich-Loeffler-Institut. "Los test actuales no proporcionarían ninguna información útil", afirma, porque no mostrarían si un caso positivo se contagió por un animal u otro humano, o si fue la variante original.
Maureen Miller, epidemióloga de la Universidad de Columbia, dice que los test a animales se deberían haber hecho al principio para identificar qué especie podría haber contagiado por primera vez a un humano. “Probablemente pasó hace tanto que nunca sabremos qué animal fue”, declara. Ella y otros especialistas en enfermedades emergentes afirman que no está claro si los investigadores chinos han realizado pruebas a especies salvajes más allá de las que han hecho públicas. "No culpo a China de ser la fuente [de la pandemia]", declara. "Les hago responsables de no compartir la información que conocen a su debido tiempo, si acaso".
La Comisión Nacional de Salud de China no ha querido hacer declaraciones. A pesar de señalar inicialmente a la carne de caza como el posible vector del virus, las autoridades le han restado importancia en los últimos meses y han sugerido, en su lugar, que podría haber venido de fuera de China y haberse propagado a través de alimentos congelados. Pekín niega que el virus se haya fugado de un laboratorio chino.
El fracaso a la hora de identificar la fuente podría hacer que sea mucho más difícil evitar que se vuelva a propagar a la población humana e identificar formas para evitar que patógenos similares provoquen futuras pandemias. También pone en riesgo que se agraven las tensiones entre China y muchos países democráticos, sobre todo EEUU, que quiere que Pekín permita una investigación más oportuna, transparente y dirigida por la ciencia sobre el origen del virus.
El equipo liderado por la OMS concluyó después de una visita a Wuhan en enero y febrero que lo más probable era que el virus se hubiese originado en murciélagos y hubiese saltado a los humanos a través de otro mamífero, probablemente uno de los que se vendían en el mercado alimentario de Huanan. Se encontraron trazas del virus en puestos y alcantarillas del mercado, que se cerró y desinfectó a fondo poco después de que se descubrieran los primeros casos. Ninguna de las muestras animales que se recuperaron dio positivo. El equipo afirmó que muestras congeladas de cadáveres de animales incluían algunas especies que podían alojar SARS-CoV-2, el virus que provoca la covid-19, y que algunos de los proveedores de carne de caza del mercado se situaban en zonas de China que albergan murciélagos portadores de coronavirus. Los proveedores de provincias chinas que tenían frontera con el sudeste asiático, como Yunnan, tenían un interés particular, declararon.
La mayoría se vendieron vivos, a menudo en jaulas estrechas que permitían que los virus saltaran entre especies y sus manipuladores
En un informe conjunto con expertos chinos publicado en marzo, el equipo recomendó pruebas más exhaustivas a animales salvajes criados para alimento en dichas áreas, incluidos tejones turón y civetas, o para piel, como visones y perros mapache.
Un estudio publicado el 7 de junio ofrecía nuevas pistas, al revelar que, en los mercados de Wuhan, incluido el de Huanan, se vendieron más de 47.000 animales salvajes en los 31 meses anteriores a diciembre de 2019. La mayoría se vendieron vivos, a menudo en jaulas estrechas que permitían que los virus saltaran entre especies y sus manipuladores. Entre ellos había al menos cinco especies susceptibles al SARS-CoV-2 —comadrejas, visones, perros mapache, civetas de las palmeras y tejones asiáticos—. Los autores del estudio aseguran que no pudieron compartir sus descubrimientos antes porque se estaban sometiendo a la revisión por pares, pero algunos científicos, incluido el líder del equipo de la OMS, se preguntan por qué no se facilitaron los datos subyacentes mucho más rápido.
En los alrededores de Xishuangbanna, ciudad en la provincia de Yunnan a unos 50 km de la cueva en la que los científicos encontraron un virus que coincidía en un 93,3% con el material genético del SARS-CoV-2, antiguos productores de animales salvajes dicen que han vuelto a criar peces, pollos y patos o se han pasado a otros negocios. "¿Quién se atrevería a criar dichas especies ahora?", declara un productor de 42 años que dice que solía criar ratas de bambú y venderlas a restaurantes y mercados alimentarios locales. Dice que dejó de hacerlo en febrero de 2020 y ahora trabaja como constructor.
Unos 140 km al noreste, en una zona cercana a una mina abandonada donde los científicos encontraron un virus que coincidía en un 96,2% con el material genético del SARS-CoV-2, los lugareños dicen que dejaron de criar animales salvajes en respuesta a una campaña gubernamental en febrero del año pasado. Más hacia el oeste, en el condado de Yongdeng de Yunnan, donde el equipo de la OMS dice que un proveedor, que no mencionó, había suministrado ratas de bambú al mercado de Huanan, dos productores han comunicado al 'WSJ' que ellos y otros criadores de la zona habían dejado de criar los animales a principios del año pasado.
Anuncios gubernamentales indican que se implementaron campañas similares en todo el país, incluidas regiones en el centro de China que el equipo liderado por la OMS dice que suministraron conejos y tejones turón, ambos posibles portadores de SARS-CoV-2, al mercado de Huanan.
El Gobierno chino prohibió hace mucho tiempo el comercio de ciertos animales salvajes, principalmente especies en peligro de extinción, pero permitía que otras fueran criadas y vendidas para alimento, pieles o medicina tradicional. La caza ilegal de animales salvajes también es común. Las autoridades nacionales de China ordenaron que todos los criaderos salvajes permanecieran en cuarentena en enero de 2020, y un mes después prohibieron la venta y consumo de la mayoría de especies salvajes —una medida de salud pública que fue ampliamente elogiada por conservacionistas y especialistas en enfermedades—. Después, Pekín ordenó a los gobiernos locales eliminar gradualmente la cría de 45 tipos de animales hasta finales de 2020.
Una granja china que solía criar civetas, puercoespines, ratas de bambú y otros animales ha convertido sus establos en fábricas que producen perchas y otros productos, según el Dr. Daszak. La organización que dirige, la EcoHealth Alliance, trabajó anteriormente con la granja para realizar pruebas a animales en busca de susceptibilidades a los coronavirus, dice. Puede que el virus hubiera salido de esas granjas aunque los animales siguieran presentes, dice, pero todavía se puede preguntar y realizar test a los productores.
"Se les puede entrevistar, descubrir si los animales estaban muriéndose", afirma. "Se puede descubrir quién abastecía y cómo llegaban allí"
"Se les puede entrevistar, descubrir si los animales estaban muriéndose", afirma. "Se puede descubrir quién abastecía a qué mercado y cómo llegaban allí. Se puede hablar con los transportistas, familiares, contactos, y se les puede hacer test, y seguirán teniendo anticuerpos" si se contagiaron. Los niveles de anticuerpos pueden caer hasta niveles indetectables en unos meses, según epidemiólogos e inmunólogos. Sigue siendo posible analizar células T de memoria central, un tipo de glóbulo blanco que muestra infecciones pasadas, dicen, pero es mucho más laborioso y complicado.
"Si realizaran pruebas serológicas, probablemente descubrirían que una gran cantidad de ellas han sido expuestas", declara la Dra. Miller, epidemióloga en la Universidad de Columbia. "Dicho eso, los anticuerpos disminuyen". Ella y el Dr. Beer, virólogo alemán, sugieren que los investigadores deberían en cambio buscar en bancos de sangre y hospitales muestras de sangre congeladas, que normalmente conservan anticuerpos, extraídas de comerciantes de animales salvajes. "Esa es probablemente la investigación más esclarecedora que podría salir de China ahora mismo", dice la Dra. Miller.
A pesar de que el informe del equipo de la OMS solo mencionaba un proveedor del mercado de Huanan de Yunnan —el criador de ratas de bambú—, dichas granjas han criado otros animales salvajes en el pasado y han tenido contacto con otros comerciantes de animales salvajes. Se tenían que realizar más exámenes a criaderos salvajes de forma sistemática, dicen miembros del equipo de la OMS. Las autoridades chinas dicen que no encontraron trazas del virus en animales como vacas, cerdos, cabras y gallinas después de realizar test PCR, que detectan una infección actual, a cerca de 38.000 ejemplares, y test de anticuerpos, que detectan infecciones pasadas, a cerca de 11.700 ejemplares de toda China.
Algunos científicos están desconcertados por el hecho de que los investigadores chinos hayan analizado a tanto ganado bovino, porcino y avícola, ninguno de los cuales es especialmente susceptible al virus, en lugar de a mamíferos pequeños que parecen altamente susceptibles, como perros mapache y tejones turón, sobre todo en las zonas sur de China donde viven los murciélagos que alojan coronavirus.
Los científicos chinos realizaron pruebas PCR a 27.000 ejemplares salvajes, incluidos 1.287 en Yunnan, esperando encontrar un animal infectado. Solo comprobaron si había anticuerpos en 1.914 ejemplares, todos de Wuhan y sus alrededores, según el informe del equipo de la OMS. "En aves, cerdos y vacas, las muestras eran bastante exhaustivas", declaró Marion Koopmans, miembro del equipo de la OMS y viróloga holandesa, en el podcast 'This Week in Virology' en mayo. En otros animales, las pruebas fueron "un poco anecdóticas", declaró. "Todavía no es sistemático".
También planteó la posibilidad de que el virus podría haber saltado directamente de los murciélagos a los humanos sin pasar por un huésped intermediario. Si el virus estaba circulando ampliamente en animales que normalmente entran en contacto con humanos, algunos virólogos esperan que hubiese habido otros brotes menores provocados por contagios de animales a humanos, no solo el grande de Wuhan. "No hemos visto muchos rebrotes en China", declara la Dra. Koopmans. "Si hubiese un huésped intermediario común y extendido, esperaríamos ver nuevos rebrotes".
*Contenido con licencia de 'The Wall Street Journal'.
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