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¿Prohibir el gas natural para calefacción? El debate ya ha llegado a San Francisco y NY
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¿Prohibir el gas natural para calefacción? El debate ya ha llegado a San Francisco y NY

Las ciudades están considerando medidas para eliminar gradualmente las conexiones de gas en medio de preocupaciones climáticas, lo que ha llevado a algunos estados a ilegalizar dichas prohibiciones

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Se está desarrollando una creciente lucha en EEUU a medida que las ciudades consideran eliminar de forma gradual el gas natural para la cocina y la calefacción, alegando preocupaciones por el cambio climático, y los estados lo rechazan. Grandes ciudades como San Francisco, Denver y Nueva York han decretado o propuesto medidas para prohibir o desalentar el uso del combustible fósil en nuevos hogares y construcciones, dos años después de que Berkeley, California, aprobara la primera prohibición semejante en EEUU, en 2019.

Las prohibiciones, a su vez, han llevado a Arizona, Texas, Oklahoma, Tennessee, Kansas y Luisiana a decretar leyes declarando ilegales tales prohibiciones municipales en sus estados antes de que se propaguen, argumentando que son excesivamente restrictivas y costosas. Ohio está considerando una medida similar.

Foto: Exterior de la central térmica de Meseta de Orcasitas.

El resultado de la batalla, en gran parte entre ciudades demócratas y estados republicanos, tiene el potencial de remodelar el futuro del sector de servicios públicos, y la demanda de gas natural, del que EEUU produce mayor cantidad que cualquier otro país. Los partidarios de abandonar el gas natural declaran que su objetivo es reducir las emisiones que producen el calentamiento de la tierra con el tiempo, electrizando completamente las casas y edificios nuevos a medida que proliferan las granjas solares y eólicas en todo el país, volviendo la red eléctrica más limpia.

Los hogares y empresas representan cerca del 13% de las emisiones de gases de efecto invernadero anuales del país, según la Agencia de Protección Ambiental, principalmente porque el gas natural se utiliza para cocinar, calentar y en las lavadoras y secadoras. Los activistas climáticos dicen que reducir ese porcentaje es crucial para los estados que tienen metas de reducción de emisiones de carbono en las próximas décadas.

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La parte contraria en la industria del gas se opone enumerando los mayores costes de volver muchos hogares completamente eléctricos, y señalando a la seguridad añadida de tener una segunda fuente de energía en casa con la que calentar y cocinar durante fenómenos meteorológicos extremos. También subrayan la inclinación de muchos cocineros domésticos y profesionales por las cocinas de gas.

Las casas nuevas totalmente eléctricas compiten en costes con las que utilizan gas en muchas partes del país, pero los reacondicionamientos pueden ser notablemente más caros, según los sistemas de calefacción y cocción existentes y el coste de convertirlos de manera eficaz. Un estudio reciente de San Francisco ha descubierto que reacondicionar todas las viviendas que actualmente utilizan gas natural costaría entre 3.400 y 5.900 millones de dólares, costes que recaerían en los residentes, la ciudad o ambos.

Las cocinas de inducción, que utilizan imanes para calentar ollas y sartenes directamente, pueden resultar más caras que las cocinas de gas, sobre todo en cocinas profesionales. Asociaciones de restaurantes de todo el país han expresado su preocupación por pasarse a la electricidad. Las empresas de servicios que suministran tanto electricidad como gas natural podrían enfrentarse a más efectos moderados si el cambio se acelera. Pero aquellas que solo suministran gas natural se enfrentan a la posibilidad de un crecimiento más ralentizado o incluso un vuelco en la demanda, sobre todo si la electrificación de las casas nuevas y existentes cobra impulso.

placeholder Estación eléctrica de P&G. (EFE)
Estación eléctrica de P&G. (EFE)

Una mayor dependencia de la electricidad plantea la posibilidad de que partes del sistema de distribución de gas natural se convertirán activos bloqueados, instalaciones que se abandonan antes de amortizarse. El Fondo para la Defensa del Medio Ambiente, grupo de defensa ambiental sin ánimo de lucro, advirtió en 2019 de que, en California, donde las compañías de gas gastan miles de millones de dólares en sus sistemas todos los años, los activos en desuso podrían complicar los esfuerzos por alejarse del gas endosando a los consumidores unos mayores costes a lo largo del tiempo.

El plan de infraestructura de 1,7 billones de dólares de Biden exige una mayor adopción de bombas de calor y placas de inducción totalmente eléctricas, dando a los defensores esperanzas de que el Gobierno hará más para incentivar su implementación.

Panama Bartholomy, director de la Building Decarbonization Coalition, que apoya los esfuerzos para electrificar edificios en California, dice que la organización está presionando al Estado para que reduzca las emisiones de hogares y empresas en un 40% para 2030, y para adoptar códigos de edificación de emisiones cero para ambos en los próximos años. “De repente, existe un diálogo que no existía hace dos años”, declara Bartholomy. “Es la tendencia con el crecimiento más rápido que hemos visto”. El rechazo de la industria ha sido ágil, con muchas empresas de servicios y negocios manifestando su oposición a prohibiciones de gas locales.

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El año pasado, Arizona se convirtió en el primer estado en aprobar legislación preventiva que impedía a los ayuntamientos prohibir nuevas conexiones de gas. La Cámara de Comercio de Arizona ayudó a liderar una coalición de empresas que luchaban por la legislación, aunque en el momento no se estaba considerando ninguna prohibición en el estado. Garrick Taylor, director ejecutivo interino de la Cámara, dice que la legislación surgió de la preocupación de que las prohibiciones resultaran en un mayor coste eléctrico y redujeran las opciones energéticas de los residentes y las empresas. “Si ves algo en California, el vecino de al lado, existe la posibilidad de que un ayuntamiento de tu estado posiblemente lo considere”; declara Taylor.

La Asociación Estadounidense de Gas, grupo de presión nacional, ha estado presionando para una normativa estatal que impida las prohibiciones locales. Su presidenta, Karen Harbert, declara que una aproximación ciega a la electrificación generalizada podría sobrecargar la red, resultando en unos mayores precios de la electricidad o una mayor dependencia de las centrales eléctricas alimentadas con gas. “Hay que hacer los cálculos”, dice. “No podemos decir simplemente que si electrificamos todo vamos a resolver el desafío del cambio climático”.

Agencias estatales de California, Colorado, Massachusetts y Nueva York han desplegado esfuerzos para examinar cómo puede cambiar el papel de las compañías de gas en los próximos años si la demanda se estanca o decae. Las ‘utilities’ del país están empezando a preguntarse lo mismo a medida que consideran nuevas inversiones en gas.

placeholder Estación de gas de Southern California. (Reuters)
Estación de gas de Southern California. (Reuters)

Jan Berman, directora de Estrategia e Innovación energética en PG&E, que proporciona suministro a 16 millones de personas en el norte y el centro de California, dice que puede que reduzcan su sistema de distribución de gas a la larga, si más hogares se reacondicionan para funcionar solo con electricidad. “Acogemos la oportunidad de evitar inversiones en nuevos activos de gas que más tarde pueden resultar infrautilizados a medida que los esfuerzos por la descarbonización avanzan aquí en California”, afirma.

Southern California Gas Company, filial de Sempra Energy, que es la mayor empresa de gas natural del país, se opone a las prohibiciones de nuevas instalaciones, argumentando que los consumidores deberían poder elegir. La California Public Utilities Commission determinó hace poco que SoCalGas hizo un uso indebido del dinero de los contribuyentes para movilizarse contra dichas prohibiciones y otras medidas de eficiencia energética, y ordenó a la compañía indemnizar a los clientes por tales esfuerzos. SoCalGas dice que agradece el hallazgo de la agencia de que ninguna infracción, multa o sanción están justificadas.

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Hace poco, SoCalGas se fijó como objetivo conseguir cero emisiones netas en 2045. La empresa de servicios está trabajando para ampliar su uso de gas renovable obtenido a partir de residuos de vertederos e hidrógeno verde, que se produce utilizando electricidad de fuentes de energía renovables. El CEO, Scott Drury, dice que imagina un futuro en el que la infraestructura existente de la empresa se utilice para aumentar la energía solar y eólica, sobre todo durante periodos de máxima demanda.

“Lo que circula por esos conductos ahora será distinto en 2045”, declara. “¿Cómo coges la infraestructura existente y la usas de la forma más racional como herramienta para hacer posible lo que estamos intentando lograr de forma colectiva?”.

*Contenido con licencia de ‘The Wall Street Journal’.

Se está desarrollando una creciente lucha en EEUU a medida que las ciudades consideran eliminar de forma gradual el gas natural para la cocina y la calefacción, alegando preocupaciones por el cambio climático, y los estados lo rechazan. Grandes ciudades como San Francisco, Denver y Nueva York han decretado o propuesto medidas para prohibir o desalentar el uso del combustible fósil en nuevos hogares y construcciones, dos años después de que Berkeley, California, aprobara la primera prohibición semejante en EEUU, en 2019.

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