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Adiós a la discretísima arma de los bancos centrales que ha evitado el colapso financiero
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Adiós a la discretísima arma de los bancos centrales que ha evitado el colapso financiero

Los ‘swaps’ de divisas a tres meses de la Fed con otros bancos centrales no cuestan nada, evitaron una crisis incipiente y puede que hayan dejado los mercados más saneados

Foto: EC.
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Puede que no se haya enterado, pero la semana pasada los principales bancos centrales anunciaron el fin de un servicio que ha proporcionado miles de millones de dólares en ‘swaps’ (contratos para intercambiar dinero en el futuro) internacionales, y que evitó una desastrosa crisis financiera la primavera pasada. Los ‘swaps’ de divisas a tres meses de la Reserva Federal con otros bancos centrales llegarán a su fin el 1 de julio. Las operaciones semanales con un vencimiento de siete días se mantendrán. Los bancos centrales involucrados subrayaron que podrían reactivar el servicio a más largo plazo si fuera necesario.

El plan es víctima de su propio éxito. Se ha entregado más de un billón de dólares, dividido prácticamente por igual entre plazos de siete días y tres meses. En su punto álgido, se intercambiaron casi 450.000 millones de dólares, la mayor parte con bancos en Japón y la eurozona. Hoy, se mantienen menos de 1.000 millones de dólares.

La política no tuvo costes para la Fed. Cada dólar entregado se ha devuelto, como el caso de los ‘swaps’ efectuados después de la crisis financiera global. A un precio de exactamente nada, más allá de las horas de trabajo invertidas en organizar los contratos, su relación coste/beneficio ha superado todos los límites.

Foto: Sede de la Reserva Federal

Parece que ha habido efectos secundarios positivos más allá de frenar el pánico. Los mercados de financiación con divisas cruzadas no solo están más relajados que durante la tensión del mercado el año pasado, sino que parece que están funcionando incluso mejor que antes de eso.

A principios de enero de 2020, un inversor japonés que comprara un bono del Tesoro de EEUU a 10 años con cobertura de divisas y cubriera su exposición monetaria de forma periódica cada tres meses habría recibido un rendimiento efectivo del -0,2% en relación con los bonos gubernamentales nacionales, según los registros de JP Morgan. A fecha de 22 de abril de este año, las coberturas son bastante más baratas: siguiendo el mismo método, un inversor japonés obtendría en la práctica un repunte en el rendimiento del 1,16%.

La Fed puso fin a una crisis y alivió un desequilibrio en los mercados globales, todo sin costarle nada realmente a EEUU

Por tanto, la política de la Fed ha contribuido a que los activos estadounidenses —no solo los bonos gubernamentales, sino las acciones y la deuda corporativa— sean más baratos y más seguros para los inversores internacionales. Con un nuevo ejercicio fiscal en curso en Japón, puede que eso sirva de impulso para los grandes fondos de pensiones del país, que han buscado aumentar su asignación a bonos extranjeros, pero que en el pasado se han preocupado por desajustes monetarios provocados por unos costes de cobertura extremadamente altos.

Realmente solo queda una pregunta: ¿se puede confiar en la Fed en el futuro? Evitar el caos del mercado en el extranjero era claramente objeto de interés nacional para EEUU, pero la estabilidad financiera internacional no es competencia específica de la Fed. Por el momento, parece que la Fed ha asumido cómodamente un papel de prestamista en última instancia. Al hacerlo, puso fin rápidamente a una crisis y alivió un desequilibrio persistente en los mercados globales —todo sin costarle nada realmente a EEUU—.

*Contenido con licencia de ‘The Wall Street Journal’.

Puede que no se haya enterado, pero la semana pasada los principales bancos centrales anunciaron el fin de un servicio que ha proporcionado miles de millones de dólares en ‘swaps’ (contratos para intercambiar dinero en el futuro) internacionales, y que evitó una desastrosa crisis financiera la primavera pasada. Los ‘swaps’ de divisas a tres meses de la Reserva Federal con otros bancos centrales llegarán a su fin el 1 de julio. Las operaciones semanales con un vencimiento de siete días se mantendrán. Los bancos centrales involucrados subrayaron que podrían reactivar el servicio a más largo plazo si fuera necesario.

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