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Los burócratas complacientes de Xi Jinping frustran sus sueños para China
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lucha contra una vieja amiga, la burocracia

Los burócratas complacientes de Xi Jinping frustran sus sueños para China

Pekín lanza una campaña contra el comportamiento servil exigiendo a los cuadros del partido estudiar los comentarios del líder sobre el 'formalismo' y la 'burocracia'

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Después de que el líder chino Xi Jinping ordenara la erradicación de la pobreza rural para 2020, los burócratas de la ciudad sudoeste de Mianyang se pusieron en marcha —con el papeleo—. Instruidos para dedicar el 70% de su tiempo a la campaña, rellenaron formularios que certificaban el cumplimiento de manera diligente, práctica conocida como ‘dejar huella’, dice Pang Jua, asistente judicial local que se unió al esfuerzo. Cuando los dirigentes pidieron pruebas fotográficas de sus visitas domiciliarias, algunos cooperantes sustituyeron las fotos invernales que faltaban posando con ropa de invierno durante las llamadas domiciliarias de verano, afirma Pang.

Desde que asumió el poder a finales de 2012, Xi ha reorientado la política china con su estilo dominante y una ofensiva descendente para forjar un Estado centralizado bajo el Partido Comunista. Pero sus esfuerzos se están topando con una vieja conocida: la burocracia.

Los observadores del partido dicen que el esfuerzo para la centralización en una nación extensa muy a menudo fomenta la inercia burocrática, la duplicidad y otras prácticas improductivas que buscan satisfacer a Pekín y proteger carreras profesionales, pero amenazan con socavar los objetivos de Xi. De hecho, algunos funcionarios locales se han centrado tanto en satisfacer a Xi y cumplir con las órdenes del partido que llegan a desatender sus obligaciones básicas como funcionarios públicos, a veces con resultados nefastos.

Cuando el nuevo coronavirus se propagaba en Wuhan a finales de 2019, por ejemplo, las autoridades locales tenían miedo de enviar malas noticias a Pekín. Eso obstaculizó la respuesta nacional y contribuyó al número de fallecidos, según una investigación de ‘The Wall Street Journal’. Xi y otros altos funcionarios lamentaron públicamente que los burócratas de primera línea estuvieran consumidos con papeleo en vez de frenando los contagios. Los funcionarios dedicaban varias horas al día a completar distintos documentos para las agencias, que realizaban solicitudes superpuestas de información, incluidos la temperatura corporal y los síntomas de los ciudadanos.

Informes de proyectos fraudulentos y excesivos han estropeado la campaña de Xi para eliminar la pobreza rural, pieza clave de su ‘China Dream’ —especialmente después de 2015, cuando ordenó que los funcionarios firmaran compromisos para cumplir los objetivos de alivio de la pobreza y que se les exigieran responsabilidades si las cosas salían mal—.

En 2019, en la ciudad oriental de Fuyang, se impusieron sanciones a las autoridades locales por ordenar que las casas de algunas aldeas rurales se pintasen de blanco para que parecieran más agradables para los jefes del partido —lo que conllevó un gasto de 1,2 millones de dólares— sin arreglar carreteras y sistemas de desagüe defectuosos. Los inspectores del partido descubrieron que las autoridades locales comenzaron el ‘lavado en blanco’ como medio de obtener resultados rápidos después de que los líderes solicitaran que las casas de los ciudadanos se arreglaran en tres meses. Hasta ese proyecto fue irregular, con muchas casas pintadas a medias, según un documental de la televisión estatal.

Foto: Xi Jinping en un mensaje en vídeo para la conferencia de Davos. (EFE)

Las autoridades provinciales denunciaron el suceso como un proyecto de soberbia y un acto de ‘formalismo’ muy perjudicial —el epíteto oficial del comportamiento de ‘box-ticking’ y ‘salvarte el culo’ que prioriza la forma sobre el contenido— y sustituyeron al alto funcionario de Fuyang. Dejando a un lado ese disgusto, Xi declaró el mes pasado una “victoria total” en la guerra de China contra la pobreza.

A nivel local, los funcionarios dicen que siguen desbordados con trámites burocráticos de arriba, a menudo abarcando reuniones repetitivas y papeleo excesivo que a veces pesa cientos de kilos, según informes de los medios estatales. Un funcionario de base se queja a la agencia oficial Xinhua de que no tuvo tiempo para hacer su trabajo real después de participar en 15 reuniones en 23 días. La agencia también cita a un jefe de distrito que decía: “Si no tenemos reuniones, ¿cómo demostramos que hemos hecho nuestro trabajo?”.

Los riesgos del ‘box-ticking’ llevan preocupando a los gobiernos comunistas desde la era de Stalin y Mao. Los historiadores dicen que a Mao le preocupaba tanto el fenómeno que lanzaba campañas continuamente para reformar lo que veía como una burocracia de partido anquilosada y cada vez más interesada. Hoy, bajo el mandato de Xi, parece que el problema ha vuelto con fuerza. “Como Xi dirige de forma más estricta desde arriba, la gente de abajo se enfrenta a demasiadas órdenes y reglas y elige hacer lo más seguro”, declara Ryan Manuel, director gerente de la firma de análisis con sede en Hong Kong, Official China, que analiza la gestión del Partido Comunista.

placeholder Reunión de la cúpula del Partido Comunista. (Reuters)
Reunión de la cúpula del Partido Comunista. (Reuters)

Xi ha impulsado esfuerzos para acabar con el exceso de burocracia en repetidas ocasiones, calificándola como un “gran enemigo” del partido y del pueblo. En enero, ordenó a la principal comisión disciplinaria del Partido Comunista no escatimar esfuerzos para frenar tal comportamiento y exigió “excelentes resultados” que se adaptasen al centenario del partido en julio, según medios estatales.

Como signo de cómo de serio se están tomando los líderes el problema, la comisión disciplinaria del partido empezó a divulgar datos nacionales sobre delitos de ‘formalismo’ y ‘burocracia’ en 2020. En 2019, cerca de 108.000 personas fueron sancionadas por tales faltas, incluidas degradaciones, mientras que 117.600 fueron advertidas o sancionadas el año pasado. El número de titulares que hablan de ‘formalismo’ en los medios chinos se ha disparado.

Funcionarios distraídos

El activista laboral chino Han Dongfang dice que los esfuerzos realizados por satisfacer las exigencias de Xi equivalen a una actuación política escénica que distrae de otras tareas, como supervisar la seguridad del lugar de trabajo. Su grupo activista con sede en Hong Kong, China Labour Bulletin, ha documentado una serie de accidentes industriales durante el año pasado en los que creen que los sindicatos locales desatendieron sus obligaciones debido a su preocupación por las prioridades de Xi de eliminar la pobreza rural e infundir lealtad política. “Es como si unos bomberos locales ven un fuego en un distrito vecino que está atrayendo más atención e ignoran el fuego que está a su lado y corren para apagar el otro porque allí pueden ganar puntos”, explica Han.

El pasado marzo, dice Han, después de que una inundación en una mina de carbón en la ciudad central de Xinyang matara a siete trabajadores, llamó a un sindicato del distrito para preguntar qué estaban haciendo para mejorar la seguridad, y le dijeron que el funcionario que se encargaba del incidente estaba fuera ayudando con una tarea de alivio de la pobreza en una aldea rural.

Pocos meses antes de que un incendio en una mina de carbón en la ciudad central de Zhangjiajie dejara a tres trabajadores con quemaduras graves en julio, más de 20 responsables sindicales locales visitaron monumentos revolucionarios para homenajear a las fuerzas comunistas que participaron en la Larga Marcha, un viaje de miles de kilómetros en búsqueda de una nueva base revolucionaria, según un informe publicado por la federación oficial de sindicatos de la ciudad. Durante el viaje de varios días, organizado bajo la supervisión de la campaña de Xi para recordar a los miembros del partido que “se mantengan fieles a nuestras aspiraciones originales”, los responsables sindicales se vistieron con uniformes militares de los años 30, recorrieron una exposición histórica y cantaron canciones revolucionarias.

Los trabajadores gubernamentales se quejan de que sus aplicaciones de mensaje de WeChat se han convertido en atolladeros burocráticos

Han dice que habló con un participante, funcionario sindical, para manifestar su consternación. Según una transcripción de su conversación telefónica publicada por el ‘China Labour Bulletin’, el funcionario mencionó escasez de mano de obra que reducía la capacidad del sindicato para cumplir sus obligaciones, pero también reconocía que sus funcionarios habían sido alejados del trabajo por eventos de capacitación política. Los sindicatos mencionados por Han no han contestado a las preguntas realizadas para este artículo.

Los trabajadores gubernamentales se quejan de que sus aplicaciones de mensaje de WeChat se han convertido en atolladeros burocráticos donde están desbordados por jefes que les piden cosas todo el día por mensajes. Algunas salas de chat creadas para debates sobre el trabajo han derivado en lo que se conoce coloquialmente como ‘kuakuaqun’ o ‘grupos de exaltación’, donde los subordinados hablan en tono adulador a favor de sus superiores. Algunos participantes envían emoticonos que plasman una genuflexión “para hacer felices a los jefes”, mientras que otros dicen con tono adulador “jefe, has trabajado duro” o “jefe, eres brillante”, según ‘Combating Formalism’, un libro publicado el año pasado por una editorial del partido.

Los cuadros de base a menudo son miembros de más de 100 grupos de WeChat, declaró la agencia Xinhua en una crónica en diciembre que lamentaba la expansión del ‘formalismo online’. En lugar de hablar con gente ordinaria para entender sus necesidades, algunos funcionarios se centran en cómo documentar y publicar su trabajo para satisfacer a sus jefes, añadía. Tal peloteo “es ridículo para el pueblo llano y congela sus corazones”, decía.

Buscando soluciones alternativas

Y, sin embargo, siguen llegando exigencias de Pekín. Después de que China lanzara en 2019 una aplicación para el móvil llamada Xuexi Qiangguo, que se puede traducir por ‘Aprende de Xi para reforzar el país’, cientos de millones de funcionarios, miembros del partido, empleados de negocios estatales y estudiantes se han visto obligados a descargársela y educarse sobre las ideas y discursos de Xi.

Muchas autoridades y empleadores han exigido que los subordinados demuestren entusiasmo político ganando puntos en la ‘app’ con actividades como concursos y visualización de vídeos. La tarea es lo suficientemente preocupante para algunos usuarios como para buscar vías alternativas, como utilizar un ‘software’ personalizado para simular el uso de la ‘app’ y cumplir con los cupos de puntos. Algunos miembros del partido ven Xuexi Qiangguo como algo “que tienen que asumir, y solo quieren ganar puntos para completar sus tareas de estudio”, escribió Fang Shinan, profesor en la Soochow University, de la ciudad oriental de Suzhou, en un ensayo publicado en julio en la revista apoyada por el partido ‘Governance’.

Surgieron problemas similares después de que Xi lanzase en agosto una campaña nacional —‘plato limpio’— para reducir el desperdicio de alimentos, que los medios estatales dicen llegaba a 35 millones de toneladas anuales en China. Las autoridades deben lidiar firmemente con este “escandaloso y angustiante problema”, dijo Xi. Compitiendo por obedecer, algunos colegios exigieron a los alumnos contestar a una pregunta tipo test “por cada grano de arroz desperdiciado”. Otros pidieron a los alumnos que cantaran canciones y recitaran poemas para celebrar el esfuerzo que se realizaba al poner cada grano de arroz en una comida.

Foto: Estudiantes durante una lectura del Libro Rojo de Mao en una escuela de Sitong, en la provincia de Henan. (Reuters)

En septiembre, el periódico oficial del Partido Comunista, ‘People’s Daily’, publicó una carta de una madre de un alumno de primaria en la ciudad central de Nanchang en la que se quejaba de que el colegio había pedido a los padres que enviaran vídeos de sus hijos cantando la canción ‘Table Manners Song’ después de cenar con un plato limpio en sus manos durante 21 días seguidos. “Tales prácticas formalistas del colegio han dejado a muchos padres con una profunda sensación de desesperación y desagrado, y normalmente borramos los vídeos después de cumplir”, escribía la madre, Liu Jing.

La respuesta provocó que una oficina del Gobierno central supervisara la política educativa y publicara en octubre una noticia criticando a los colegios por ‘formalismo’ a la hora de luchar contra el desperdicio de comida. Señalaba específicamente la obligación de los alumnos de “memorizar y recitar canciones de comida” y amenazas de castigarles con preguntas tipo test extra para aquellos que tiraran arroz.

Tiempo perdido

Algunas de las soluciones propuestas por Pekín solo parecen fomentar más burocracia. A medida que las consecuencias económicas de la pandemia aumentaban la presión sobre los funcionarios que intentaban cumplir con los objetivos de reducción de la pobreza, las autoridades del partido ordenaron en abril un nuevo esfuerzo por reducir el papeleo. Entre sus exigencias: hacer una recopilación de los comentarios de Xi sobre el ‘formalismo’ y la ‘burocracia’ y convertirla en lectura obligatoria para todos los mandos.

En cuestión de semanas, un editor del partido había publicado un volumen de 136 páginas que incluía 182 textos, y las agencias del Gobierno y las empresas estatales empezaron a organizar seminarios para que los funcionarios estudiaran el libro. El brazo editorial de la comisión disciplinaria del partido publicó seis libros nuevos el año pasado, incluido un cómic, para enseñar a los funcionarios cómo reconocer y prevenir prácticas ‘formalistas’.

Un libro cita casos prácticos de funcionarios locales pillados plagiando y falsificando documentación para satisfacer las demandas de Xi de una formación ideológica más sólida. Una forma de contener dicha mala conducta, según el libro, es estudiar las ideas de Xi más de cerca. “Solo estudiando mucho y adquiriendo concienzudamente una buena noción” de la filosofía política de Xi, dice el libro, “podemos mejorar nuestras capacidades continuamente y cumplir mejor con nuestras responsabilidades”.

Después de que el líder chino Xi Jinping ordenara la erradicación de la pobreza rural para 2020, los burócratas de la ciudad sudoeste de Mianyang se pusieron en marcha —con el papeleo—. Instruidos para dedicar el 70% de su tiempo a la campaña, rellenaron formularios que certificaban el cumplimiento de manera diligente, práctica conocida como ‘dejar huella’, dice Pang Jua, asistente judicial local que se unió al esfuerzo. Cuando los dirigentes pidieron pruebas fotográficas de sus visitas domiciliarias, algunos cooperantes sustituyeron las fotos invernales que faltaban posando con ropa de invierno durante las llamadas domiciliarias de verano, afirma Pang.

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