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¿El covid-19 revolucionará el capitalismo?
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LA CRISIS PODRÍA IMPULSAR UNA NUEVA ETAPA

¿El covid-19 revolucionará el capitalismo?

La pandemia aceleró las demandas de cambios en el sistema económico. Los accionistas quizás deban prepararse para ser testigos de todo lo hablado durante la última década

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La crisis del covid aceleró las demandas de cambios en el sistema económico y demostró que los gobiernos pueden gastar libremente para ayudar cuando lo deseen a quienes tienen problemas. ¿Cambiará el capitalismo como resultado?

Para responder a la pregunta, vale la pena echar la vista atrás una década a las secuelas de la crisis financiera mundial. Ocupa Wall Street era el grupo de protesta del momento, y los gobiernos acababan de asignar miles de millones de dólares al rescate del sistema financiero. Aparte de las reformas bancarias, el capitalismo (aunque no el comercio mundial) sobrevivió prácticamente indemne. Esta vez podría ser diferente, porque la última década ha preparado el terreno para un cambio hacia un Gobierno más intervencionista. La asombrosa rentabilidad que obtuvieron los accionistas en la última década está en juego.

Dominic Barton, entonces jefe de la consultora de gestión McKinsey & Company y ahora embajador de Canadá en China, resumió la opinión compartida por muchos de los triunfadores del capitalismo en un artículo de 2011 en Harvard Business Review: "Los líderes empresariales de hoy se enfrentan a una elección: reformar el capitalismo o dejar que el capitalismo se reforme para nosotros".

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Integrantes del movimiento 'Ocupa Wall Street' marchan por Manhattan. (EFE)

En la década de 2010 se formaron docenas de 'think tanks' para permitir que la élite mundial debatiera sobre cómo reparar el capitalismo, haciendo que el Papa y el príncipe de Gales hablaran con los líderes corporativos. Se establecieron miles de fondos para el medio ambiente, sociales y de gobierno corporativo (ESG), y a muchos fondos antiguos que no tenían éxito se les puso esa etiqueta para hacerlos más atractivos.

Incluso Business Roundtable, el principal grupo de presión empresarial de Estados Unidos, se suscribió al capitalismo de los 'stakeholders' (que aporte a todos los que afecta), a la idea de prestar más atención a las necesidades de los trabajadores, las comunidades locales y el medio ambiente.

Los cambios han sido principalmente estéticos: más divulgación corporativa, mayor número de mujeres directivas y, más recientemente, una mayor conciencia sobre el racismo entre los líderes corporativos que, a día de hoy, siguen siendo blancos en una abrumadora mayoría.

"Ha habido un millón de conferencias, pero aún queda un largo camino por recorrer", dice Sarah Keohane Williamson, una antigua administradora de fondos que dirige FCLTGlobal, una organización sin ánimo de lucro creada con el respaldo de McKinsey para impulsar el pensamiento a largo plazo de los ejecutivos. "Ya se ha hablado bastante y ahora es el momento de actuar".

Algunos de los que pensaban que el capitalismo podría adaptarse solo, ahora creen que el Gobierno debe forzar el cambio

De hecho, las cosas no han cambiado mucho para la gente que se opuso en los momentos más crudos del capitalismo. Más de 17 millones de estadounidenses se quedaron sin trabajo cuando golpeó la pandemia y el desempleo se mantiene por encima de los 10 millones. Sin embargo, los ricos se hicieron aún más ricos a medida que los precios de los bonos se disparaban y las acciones subían a nuevos máximos después del mínimo de marzo.

Algunos de los que pensaban que el capitalismo podría adaptarse por sí solo ahora creen que el Gobierno debe forzar a las empresas a cambiar.

Lynn Forester de Rothschild, copropietaria de la revista 'The Economist' y directora de Estée Lauder, creó la Coalition for Inclusive Capitalism después de decidir en 2012 que necesitaba reunir a altos ejecutivos para tratar de evitar la amenaza. Ella pensó que los beneficiarios del capitalismo estaban lo suficientemente asustados como para actuar por su cuenta. Desde entonces ha cambiado de opinión. "Ahora me he convencido de que no va a suceder nada si solo los buenos son buenos", dice. "El Gobierno tiene que actuar".

Las áreas que cree que necesitan un Gobierno más activo incluyen los impuestos al carbono, un salario digno y acciones para combatir la obesidad. Cada 'lobby' y grupo de protesta tiene sus propias exigencias. Pero, al menos económicamente, lo que quieren es que Estados Unidos sea más como Europa. Esto no es socialismo, pero significaría más participación del Estado en el modo de administrar el capital y menos sobrante para los accionistas.

Foto: Imagen: Irene de Pablo.

La historia está llena de ejemplos de crisis que trajeron cambios importantes a la economía política. La respuesta a la Gran Depresión fue el New Deal y una gobernanza mucho mayor. El Estado de bienestar británico fue un legado de la Segunda Guerra Mundial. La reacción a la inflación galopante de la década de 1970 llevó al 'thatcherismo' y a la 'reaganomía', acabando con los sindicatos y reduciendo los impuestos a los ricos. Cuando las cosas obviamente han ido demasiado lejos en una dirección, una crisis puede ser la que desencadene un reajuste.

En la misma línea, las consecuencias de la crisis del covid podrían tener una intervención gubernamental mucho mayor. La base intelectual para el derroche financiero por parte del Gobierno fue establecida por una escuela de pensamiento económico que fue en su día marginal, conocida como la Teoría Monetaria Moderna. El coronavirus la puso en práctica con bastante acierto dado el desastroso estado de la economía. Los bancos centrales han pasado de ser halcones a la caza de la inflación a ser defensores de un mayor gasto público y están dispuestos a financiarlo. Un mayor gasto trae consigo la necesidad de prevenir el abuso del dinero, facilitando así nuevas políticas regulatorias.

Los ejecutivos que han estado frenéticamente dando un lavado verde a sus empresas para atraer a inversionistas con conciencia social y medioambiental encontrarán más difícil presionar contra las restricciones gubernamentales diseñadas para proteger a los trabajadores o combatir el cambio climático. Será doblemente difícil si han sido beneficiarios de las dádivas del Gobierno por el confinamiento.

Las encuestas muestran que la población está ampliamente a favor de un mayor gasto público

La Unión Europea ya ha roto el tabú alemán del endeudamiento centralizado para lanzar un programa de gasto masivo, además de avanzar para definir la inversión sostenible. Europa lideró el camino en acciones antimonopolio contra las grandes tecnológicas, camino que sigue ahora también EEUU. Aunque la ruptura de la confianza es algo que un defensor del libre mercado (si no un interesado accionista de un monopolio) debería apoyar.

La sociedad estadounidense no está mayoritariamente a favor de un Gran Gobierno. Joe Biden no ganó la presidencia de forma tan aplastante como la que permitió a Franklin Delano Roosevelt sacudir el capitalismo. Pero las encuestas muestran que la población está ampliamente a favor de un mayor gasto público, y el Partido Republicano moderno no pensó que pasara nada por contar con déficits récord en tiempos de paz, aunque fuesen para financiar recortes de impuestos.

Los próximos 10 años podrían ser testigo fácilmente de que todo lo hablado en los últimos años se convierta en acción, tanto por parte de los gobiernos, siendo más intervencionistas, como de las empresas, siendo más activas al tratar de evitar la intervención política en sus negocios. Los accionistas deben prepararse para el cambio.

La crisis del covid aceleró las demandas de cambios en el sistema económico y demostró que los gobiernos pueden gastar libremente para ayudar cuando lo deseen a quienes tienen problemas. ¿Cambiará el capitalismo como resultado?

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