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¿Por qué unas gasolineras canadienses querían pagar 16.000 M por Carrefour?
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Daría el salto a Europa y a un sector nuevo

¿Por qué unas gasolineras canadienses querían pagar 16.000 M por Carrefour?

Más allá del interés por conseguir un acuerdo barato, no queda claro el motivo por el que Couche-Tard querría comprar el supermercado francés

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A simple vista, el interés del gigante Couche-Tard en la cadena de alimentación francesa Carrefour parece extraño. Una explicación posible es que el minorista de gasolineras canadiense hubiese descubierto una oportunidad para reducir su dependencia de la venta de combustible, en un momento en el que el valor de los supermercados europeos parece razonable.

Las acciones de Carrefour subieron un 15% este miércoles después de que el tercer distribuidor alimentario europeo por capitalización de mercado declarase que estaba negociando con la empresa canadiense. Couche-Tard, dueña de las tiendas de conveniencia Circle K, dijo a continuación que había hecho una oferta no vinculante de casi 20.000 millones de dólares (16.500 millones de euros) –un incremento del 29% del valor de mercado de este martes–. Como justificación estratégica, solo dijo que se "centraba en crear valor para las partes interesadas". No obstante, ambas compañías anunciaron este sábado que abandonaban su proyecto de fusión.

La compra de Carrefour hubiese sido un giro sorprendente. En noviembre, la empresa con sede en Quebec comunicó a los accionistas que estaba centrada en negociar en EEUU y Asia, sin hacer mención a la expansión europea. Entrar en el extremadamente competitivo mercado de la alimentación francés no es muy apetecible, aunque Carrefour también tiene negocios considerables en Argentina y Brasil. Las empresas no coinciden en un mismo territorio, así que es difícil ver cómo una alianza podría haber reducido costes.

placeholder Gasolinera Couche-Tard. (Reuters)
Gasolinera Couche-Tard. (Reuters)

Sin embargo, la empresa de alimentación francesa es barata. Antes de que saliera a la luz la noticia de la propuesta, el valor empresarial de Carrefour –valor de mercado más deuda neta– era seis veces las previsiones de beneficios antes de aplicar intereses, impuestos, depreciación y amortización (EBITDA). Otros supermercados europeos, como Tesco y Ahold Delhaize, también tienen bajas valoraciones. Pero Carrefour en especial ha luchado durante años por reducir su dependencia de los hipermercados, un formato extragrande que se ha pasado de moda.

La diferencia en el caso de Couche-Tard era de 9,5 antes de que las noticias de su oferta hicieran caer sus acciones un 10% al principio de la jornada de bolsa en Toronto. Si la empresa hubiese logrado persuadir a los inversores de Carrefour para aceptar el valor, el acuerdo hubiese sido más atractivo incluso sin grandes sinergias. Sin embargo, la compañía canadiense declaraba este miércoles que esperaba pagar la mayoría en efectivo en el caso de que hubiese fructificado la operación. Con una deuda neta de casi 1,1 veces el Ebitda, Couche-Tard podía permitirse aumentar su apalancamiento.

Puede que la empresa quisiera diversificar su negocio del combustible, donde actualmente realiza el 70% de sus ventas totales. "Si los coches eléctricos son el futuro, puede que [Couche-Tard] tenga que buscar otras vías para llegar al consumidor fuera de las estaciones de servicio", declaraba Cedric Lecasble, analista en Stifel Europe. Hay un precedente de un movimiento tal: el año pasado, el operador de estaciones de servicio EG Group compró una participación mayoritaria en el negocio de alimentación de Walmart en Reino Unido Asda por cerca de 8.800 millones de dólares.

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Otra explicación podría ser que Couche-Tard pensaba que podía gestionar las operaciones de Carrefour mejor que el equipo directivo actual. Pero es improbable que cualquier sugerencia que plantease una reestructuración del negocio tuviese buena acogida en términos políticos. Eso incrementaba el riesgo de que el Gobierno francés reprobase el hipotético acuerdo, como ya hizo cuando PepsiCo abordó al gigante lácteo Danone en 2005.

En líneas generales, la fusión era un quebradero de cabeza, lo que aumentaba el riesgo de que las negociaciones terminasen en nada, como finalmente ha sucedido. En cualquier caso, los inversores que añadieron Carrefour a sus posiciones el miércoles estaban muy esperanzados.

A simple vista, el interés del gigante Couche-Tard en la cadena de alimentación francesa Carrefour parece extraño. Una explicación posible es que el minorista de gasolineras canadiense hubiese descubierto una oportunidad para reducir su dependencia de la venta de combustible, en un momento en el que el valor de los supermercados europeos parece razonable.

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