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Polymun o la pequeña empresa rural en Austria de la que puede depender la vacuna
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Polymun o la pequeña empresa rural en Austria de la que puede depender la vacuna

Polymun Scientific es fabricante de nanopartículas de lípidos, necesarias en la fabricación de las vacunas de ARNm como las que desarrollan Pfizer y BioNTech

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Una parte clave de la que podría ser la primera vacuna contra el covid-19 aprobada en EEUU procede de una empresa familiar con 90 empleados en el Austria rural, lo que destaca la fragilidad de la cadena de suministro del potencial tratamiento. Polymun Scientific es fabricante de nanopartículas de lípidos, venas microscópicas utilizadas para introducir material genético en el cuerpo.

Durante años, esta era una aplicación muy especializada, utilizada para ofrecer nuevos tipos de tratamiento del cáncer, por ejemplo. Después llegó la pandemia del coronavirus.

Las nanopartículas de lípidos se necesitan en la fabricación de las conocidas vacunas de ARNm (ARN mensajero), incluida la que están desarrollando Pfizer y la alemana BioNTech y que actualmente se está probando en humanos, y es líder en la carrera global por la vacuna contra el covid-19.

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Estas vacunas están hechas de material genético que necesita ser protegido por una nanopartícula de lípidos antes de que pueda inyectarse en pacientes. Esto significa que un producto, del que pocos habían oído hablar fuera de las áreas más avanzadas de investigación médica hasta hace poco, tiene ahora una elevada y urgente demanda —parecida a la de otros componentes de las cadenas de suministro de la vacuna y los 'test', desde equipos de refrigeración hasta ciertos productos químicos y vidrio de tipo médico—.

En septiembre, el CEO de Pfizer, Albert Bourla, y su homólogo en BioNTech, Ugur Sahin, utilizaron el avión de la compañía estadounidense para viajar a la sede de Polymun en Klosterneuburg, Austria, cuyas torres y cúpulas daban al río Danubio, y asegurarse de que su socio cumpliría sus objetivos de producción, según representantes de ambas empresas.

Los socios, a la espera de que la fase final de los ensayos clínicos sea satisfactoria, esperan presentar la vacuna para su autorización en EEUU y Europa en noviembre, y traerla al mercado antes de que se acabe el año. Los gobiernos de todo el mundo han reservado cerca de 500 millones de dosis de la vacuna, lo que implica que la distribución se prolongará durante muchos meses una vez sea aprobada.

placeholder Una científica de Pfizer trabajando en un laboratorio. (Reuters)
Una científica de Pfizer trabajando en un laboratorio. (Reuters)

Entre las muchas dificultades que presenta producir cantidades inmensas de la vacuna a gran velocidad está la capacidad limitada de Polymun de aumentar su producción.

Un motivo es que la tecnología que utiliza la empresa es compleja y especializada, lo que hace difícil encontrar a personal cualificado para manipularla y prolonga el tiempo de entrenar a nuevos trabajadores, declara el CEO de Polymun, Dietmar Katinger. "Es como reeducar a trabajadores del metal para procesar madera —el procedimiento puede parecer similar pero el cambio lleva su tiempo—. Es una nueva tecnología con la que muy poca gente ha trabajado hasta ahora".

La empresa, que contrata principalmente graduados de la región, tiene tal dependencia de los conocimientos especializados de sus científicos que sufrió hace poco cuando tres empleados solicitaron el permiso parental, comparte Katinger.

Foto: Europa ha firmado acuerdos con seis productores de vacunas para el covid-19. (Reuters)

Una forma en la que Polymun ha intentado incrementar su producción es compartir parte de su saber hacer con Pfizer. Los empleados de Polymun ahora supervisan un intento del gigante farmacéutico de fabricar las nanopartículas de lípidos internamente. Un portavoz de Pfizer declara que el proceso se estaba implementando en sus fábricas de Europa y de EEUU para asegurar la cadena de suministros para la vacuna. "Es una práctica común en la transferencia de tecnología, y altamente valiosa", dice el portavoz.

Para el envío, Polymun depende de un transportista especializado —otro obstáculo potencial en la cadena de distribución— que mueve sus productos en camiones refrigerados hasta la fábrica de Pfizer en Puur, Bélgica, desde donde se distribuyen las dosis terminadas a todo el mundo.

El profesor de la Universidad de Turín —Italia— Luigi Battaglia declara que ha habido una investigación académica exhaustiva sobre las nanopartículas de lípidos, pero que muy pocas compañías las fabrican para uso comercial porque los tratamientos genéticos son un campo emergente de la farmacología y todavía no tienen un uso generalizado.

Muy pocas compañías fabrican nanopartículas de lípidos para uso comercial porque los tratamientos genéticos son un campo emergente

Dado que la pandemia ha reordenado de forma abrupta las prioridades en el ámbito médico, pequeñas empresas como Polymun y BioNTech han salido a la luz.

Fundada en 1992 por el padre de Katinger, Polymun tiene una competencia directa limitada —las otras dos empresas importantes en el sector son Acuitas Therapeutics en Canadá y Avanti Polar Lipids en EEUU. Por ello, Polymun trabaja ahora para varias empresas e instituciones que desarrollan vacunas para el covid-19, incluida la compañía estadounidense Arcturus Therapeutics, la alemana CureVac y el Imperial College de Londres.

Moderna, empresa estadounidense que también está desarrollando una vacuna de ARNm, está produciendo sus propias nanopartículas de lípidos.

"Hasta hace poco, las pocas compañías centradas en fabricar LNP (nanopartículas de lípidos, por sus siglas en inglés) podían satisfacer la demanda de las empresas de distribución de ARNm, pero la gran demanda inesperada de producción de LNP por la pandemia seguramente retrase a algunas empresas, y las pondrá a la cola", afirma Nenad Syrzikapa, investigador de la Universidad de Oxford que se especializa en terapéutica de oligonucleótidos, que incluyen bases de ARNm.

Foto: AstraZeneca: "La vacuna podría estar en avanzada distribución a finales de marzo". (Reuters)

Hermann Katinger, fundador de Polymun que ahora tiene 80 años, dimitió como CEO en 2009, dejando las riendas a su hijo. Ambos se han negado a vender la empresa o salir a bolsa, y muy pocos empleados se han marchado una vez dentro, dice Katinger.

Andreas Wagner, que ha sido el director científico de la empresa desde 2001, desarrolló lo que se convertiría en uno de los procesos productivos clave para su tesis doctoral, proyecto que fue financiado por Polymun.

Pero Katinger no ve el diminuto tamaño de la empresa y su equipo cerrado como debilidades. Al contrario: va en sandalias al trabajo y dice que la magnitud de Polymun y su equipo cohesionado la hacen innovadora y poco burocrática —ambas características valiosas en una pandemia que está poniendo a prueba franjas de los campos médico y farmacéutico—. "En la pandemia lo que se necesita son ideas e innovación", afirma.

Una parte clave de la que podría ser la primera vacuna contra el covid-19 aprobada en EEUU procede de una empresa familiar con 90 empleados en el Austria rural, lo que destaca la fragilidad de la cadena de suministro del potencial tratamiento. Polymun Scientific es fabricante de nanopartículas de lípidos, venas microscópicas utilizadas para introducir material genético en el cuerpo.

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