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Uber y Lyft se juegan su futuro en las elecciones de EEUU

Empresas como Uber y Lyft han invertido millones para pelear contra la aprobación de una nueva normativa que se decidirá el mismo día de las presidenciales

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La mayoría de negocios de la ‘economía colaborativa’ o economía de pequeños encargos podrían depender de la interpretación que hagan los votantes de apenas 13 palabras.

Cuando se presenten para elegir entre Joe Biden y Donald Trump el 3 de noviembre, los californianos también tendrán que votar la Proposición 22. Preservará la condición de los conductores de esa 'economía colaborativa' como contratistas independientes en lugar de empleados, permitiendo de forma permanente que empresas como las plataformas de servicios de coches y comida a domicilio eludan la normativa estipulada en el Proyecto de Ley 5 de la Asamblea de California, que entró en vigor el 1 de enero de este año. La proposición también ofrecería en términos generales, entre otras cosas, un incremento salarial y cierta cobertura y beneficios sanitarios.

Los que apoyan la iniciativa, incluidos Uber, Lyft, Postmates y DoorDash, han invertido más de 186 millones de dólares en la causa, destacando la importancia de mantener el 'statu quo' de la economía de pequeños encargos. Para algunos, los objetivos de rentabilidad a corto plazo probablemente dependan de la luz verde a esta iniciativa.

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La reclasificación sería tan negativa que, en agosto, Uber y Lyft amenazaron con cerrar sus negocios de servicios de viajes en California si no se publicaba el plazo del requisito. Y en una entrevista en CNBC la semana pasada, el director general de DoorDash dio a entender que él también consideraría irse de California si la Proposición 22 no salía adelante, señalando que su compañía está “preparada para cualquier escenario”.

El total invertido por aquellos en contra de la Proposición 22, incluidos varios sindicatos, equivale a céntimos comparado con lo invertido por aquellos a favor de la iniciativa. Pero la forma en que se plantea la pregunta podría inclinar la balanza a favor de los oponentes. Por su título, la Proposición 22: “Exime a las empresas de transporte y entrega a domicilio basadas en ‘apps’ de proporcionar beneficios de empleados a ciertos conductores”. En palabras de un artículo de opinión que apareció en verano en el 'San Francisco Chronicle', ese lenguaje “prácticamente pide a gritos que los votantes lo rechacen”.

Puede que no sea una coincidencia: el texto de la iniciativa electoral fue escrito por el fiscal general de California, Xavier Becerra, quien, a principios de año, junto con varios fiscales municipales de California, puso una denuncia contra Uber y Lyft por no reclasificar a los conductores de viajes compartidos como empleados después de que el Proyecto 5 de la Asamblea entrara en vigor.

placeholder Un conductor de Uber y Lyft, en el aeropuerto de Los Ángeles. (Reuters)
Un conductor de Uber y Lyft, en el aeropuerto de Los Ángeles. (Reuters)

Parece que las empresas de la ‘economía colaborativa’ se han metido con la gente equivocada. Según la firma de consultoría Redfield & Wilton Strategies, debido a la falta de familiaridad de los votantes con las propuestas, “el texto exacto de cada proposición es de vital importancia, ya que puede ser la única información tomada en cuenta” en muchos casos. Sabiendo eso, la empresa declara que el 34% de los votantes que encuestaron en agosto estaba indeciso respecto a la Proposición 22, mientras que los que estaban a favor representaban el 41%, menos del porcentaje necesario para que se apruebe, que es más del 50%. La encuesta descubrió que solo un tercio de los encuestados dijeron que conocían la Proposición 22 antes de la encuesta. Asimismo, otra encuesta de septiembre del Instituto de Estudios Gubernamentales de la Universidad de California, Berkeley, descubrió que solo el 39% de los votantes pensaba votar a favor de la iniciativa, y el 25% estaba indeciso.

Mientras estas empresas parecen totalmente optimistas sobre sus posibilidades en noviembre, los inversores deberían tomar nota: es totalmente posible que una frase pueda, al menos temporalmente, descarrilar toda la operación de California.

La mayoría de negocios de la ‘economía colaborativa’ o economía de pequeños encargos podrían depender de la interpretación que hagan los votantes de apenas 13 palabras.

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