No solo es España: el golpe mortal del covid al turismo en los países más pobres
En centros turísticos como Cancún, el turismo ha sacado a muchos de la pobreza. ¿Qué va a pasar ahora?
Hoy, sin embargo, hay grandes tramos de playa desiertos. La ocupación hotelera ha caído por debajo del 30 %. Los centros comerciales están vacíos. Y la industria del turismo que ayudaba a sacar a Cancún y su gente de la pobreza y situarles en un camino más próspero está sufriendo.
Samuel González -un hombre de 38 años que migró a Cancún desde Oaxaca, uno de los estados más pobres de México, y salió adelante vendiendo paquetes turísticos- dice que lleva sin trabajar cinco meses ya y que le preocupa lo que depara el futuro.
"En Cancún no hay actividad turística que no sea el turismo", dice González. "Para muchos, es como el fin del mundo".
La crisis global del turismo que ha acompañado a la pandemia del covid-19 golpea a aerolíneas y cadenas hoteleras y perjudica a trabajadores de la hostelería en todo el mundo. Pero se siente más agudamente en las naciones menos desarrolladas del mundo, como México, donde el turismo es un motor importante del desarrollo económico.
De Río de Janeiro a Venecia a las Maldivas, se espera que el sector turístico global pierda más de 100 millones de trabajos, uno de cada tres empleos en el sector en todo el mundo, según estimaciones del grupo comercial World Travel & Tourism Council o WTTC.
Latinoamérica y el Caribe se encuentran entre las regiones más dependientes del turismo. Las islas pequeñas son especialmente vulnerables. Para Aruba, el turismo representa cerca del 85 % de la producción económica, según estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo. Para las Maldivas en el sur de Asia, más del 66 %. Las Bahamas se sitúan en el quinto puesto del mundo con más del 59 %, según los datos del BID.
El turismo tiene menos monopolios y tiende a impulsar el emprendimiento y la movilidad social, generando trabajos para todo el mundo
Los destinos que dependen mucho de los cruceros, como Nassau en las Bahamas o Cozumel en México, también están en estado grave. Muchos de sus clientes habituales son estadounidenses, y las compañías de cruceros han suspendido las operaciones desde los puertos de EEUU hasta noviembre.
Muchos países dependientes del turismo no están diversificados e importan todo desde comida hasta bienes manufacturados. Con sus grandes grupos de trabajadores no cualificados, estos países tienen pocos amortiguadores de moneda fuerte aparte del turismo y las remesas, dice Henry Mooney, economista del BID.
"En lugar de petróleo, estos países venden sol y playa", afirma Mooney.
El turismo tiene menos monopolios y tiende a impulsar el emprendimiento y la movilidad social, generando trabajos para todo el mundo de taxistas a caseros, guías turísticos y dueños de hospedería, dicen los economistas.
Durante las últimas dos décadas, cientos de millones de personas ascendieron a clase media en sitios como la India o China y empezaron a viajar al extranjero. El turismo ha crecido tan rápido en las últimas dos décadas que uno de cada cinco trabajos globales creado en ese período fueron en ese sector, según el WTTC.
"Al igual que los teléfonos en los años 90, era muy caro irse de vacaciones al extranjero", declara Alex Zozaya, vicepresidente del grupo. "Ahora es una 'commodity".
El banco central de México, dirigido por el gobierno, fundó Cancún hace cinco décadas para ayudar a diversificar la economía dependiente del petróleo del país. La construcción de un aeropuerto internacional, carreteras y megahoteles a lo largo de playas vírgenes ayudó a propulsar al país hasta el destino turístico número 7 del mundo por número de visitantes.
"Cancún era un paraíso. Había mucha comida, tortugas y langostas. Era la versión mexicana del sueño americano", dice Manuel Polanco, quien migró aquí desde un estado vecino en 1973 y pasó su primera noche en una hamaca.
La contribución del turismo a la economía mexicana supera el 15 %. Cerca de 24 millones de turistas extranjeros visitaron el país azteca
Trabajó en un taller de coches reparando alternadores para camiones, luego como taxista, trabajo que al final le empujó a convertirse en el dueño de las flotas de taxis y autobuses interurbanos y un pionero del transporte público en la región.
"Cualquiera que llegara en ese momento y se lo tomara en serio era el rey", afirma Polanco, que nunca terminó la escuela primaria pero cuyos tres hijos se graduaron de la universidad. "Si vendías piedras, la gente las compraba".
Ahora, la contribución del turismo a la economía mexicana supera el 15 %. Cerca de 24 millones de turistas extranjeros visitaron México el año pasado, dejándose 21.000 millones de dólares, según cifras del gobierno. La Cancún Hotel Association estima que la Riviera Maya, como se conoce esta región, capta el 65 % de la actividad turística extranjera.
El 'boom' del turismo no era un bien infinito. La corrupción afloró en los años 90 y el crimen organizado le siguió. Los hoteles de cinco estrellas se sitúan a unos pocos kilómetros de barriadas llenas de aquellos que esperan seguir los pasos de Polanco hacia la clase media.
Jorge Reyes, de 37 años, vive en el poblado de El Porvenir, o 'El futuro'. Su trabajo como conductor de un camión de cemento utilizado en la construcción de hoteles solo le ha permitido una casa de bloque de hormigón básica y un techo de hojalata. No hay electricidad ni agua corriente.
Ahora, la pandemia ha asestado un golpe a sus aspiraciones a más. Perdió su trabajo y no ha recibido finiquito, y ahora depende de una caridad católica para ayudarle a alimentar a su familia de cinco. Se pregunta si la construcción de nuevos hoteles se retomará alguna vez.
De momento, parece una perspectiva lejana. Las llegadas turísticas a México cayeron un 87 % en junio, y el gasto cayó a 148 millones de dólares desde 1.700 millones el año anterior.
En junio, Cancún reabrió, pero con muchas limitaciones para asegurar que los turistas están a salvo. Miles de botones, camareros y empleados domésticos, todos llevando un equipo protector, han vuelto al trabajo, aunque el número de contagios ahí sigue creciendo día a día.
Unos 380.000 turistas de EEUU y México han llegado desde principios de junio, según estimaciones del gobierno local. Pero las tasas de ocupación hotelera son del 25 %, por debajo del límite del 30 % establecido por las autoridades sanitarias federales.
Es el momento de aprovecharnos del hecho de que el hotel está vacío. En lo que respecta a la salud, todos corremos riesgos en todas partes
Algunos hoteles están reduciendo el personal de limpieza para evitar contagios. Los 'buffet' y los bares en la piscina han desaparecido. Las recepciones tienen mamparas protectoras. La mayoría de hoteles han realizado el 'test' del covid-19 a sus empleados y hacen controles de temperatura regulares. También ofrecen mascarillas y toallitas desinfectantes como parte de sus 'kits' de servicio. Las playas están abiertas para los huéspedes, pero no para los locales.
El complejo hotelero The Moon Palace -el mayor empleador de Cancún, con una plantilla de 10.000 personas, y uno de los hoteles más grandes del mundo- ha vuelto a la vida, aunque no como antes. Ahora atiende a unos 1.300 visitantes, lejos de la realidad de 25.000, lo común en temporada alta antaño.
"Llamamos, descubrimos que la capacidad del hotel estaba por debajo del 30 % y que las medidas sanitarias estaban al máximo", dice Ruth Elizalde, distribuidora de productos de belleza que venía de Ciudad de México. "Dijimos: Es el momento de aprovecharnos del hecho de que el hotel está vacío. En lo que respecta a la salud, todos corremos riesgos en todas partes".
Hoy, sin embargo, hay grandes tramos de playa desiertos. La ocupación hotelera ha caído por debajo del 30 %. Los centros comerciales están vacíos. Y la industria del turismo que ayudaba a sacar a Cancún y su gente de la pobreza y situarles en un camino más próspero está sufriendo.