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Faltan test rápidos: los fabricantes están desbordados para cumplir los pedidos
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Faltan test rápidos: los fabricantes están desbordados para cumplir los pedidos

Los organismos gubernamentales y los médicos se pelean por los test rápidos, pero los productores están trabajando a máxima capacidad para satisfacer la demanda

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Los médicos, residencias y autoridades federales están luchando por conseguir reservas de test de respuesta rápida para el covid-19 de las dos empresas que obtuvieron una autorización de emergencia para producirlos, a medida que los contagios en EEUU siguen aumentando.

Los test de respuesta rápida representan una parte pequeña pero creciente de las pruebas de covid-19 en EEUU y se consideran útiles para aplacar los brotes porque ofrecen resultados más rápidos que muchos análisis que tienen que enviarse a laboratorio para procesarse. Los test buscan las proteínas del virus, mientras que otros buscan su material genético.

Quidel Corporation y BD, las únicas compañías que han conseguido hasta ahora la autorización federal de emergencia para proveer dichas pruebas diagnósticas, también fabrican los equipos que los procesan. Los analizadores de test cuadrados, que antes de la pandemia procesaban pruebas de enfermedades como la gripe, se encuentran en los despachos de médicos y residencias, permitiendo que las instalaciones no tengan que enviar las muestras a laboratorios comerciales para su procesamiento. Pueden ofrecer resultados en unos 15 minutos y procesar decenas de muestras por hora.

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Quidel está teniendo problemas para producir analizadores suficientes para satisfacer la demanda, mientras que el reto de BD es fabricar suficientes test, dicen las empresas.

En julio, la gente esperó dos semanas o más para los resultados de PCR en EEUU. Los retrasos resaltaron la importancia de resultados inmediatos sobre los que las personas pueden actuar rápidamente.

Algunas pequeñas consultas dicen que han tenido dificultades para conseguir los test rápidos y los equipos de procesamiento que necesitan. Katie Schafer, pediatra en Bloom Pediatrics en Birmingham, Michigan, tenía un analizador de BD que la consulta utilizaba para pruebas de gripe. El mes pasado, pidió 1.000 test de covid-19 para procesar en el equipo. Hasta ahora, solo han llegado 120.

placeholder Pacientes esperan para hacerse un test. (Reuters)
Pacientes esperan para hacerse un test. (Reuters)

"Nos considero privilegiados por haber conseguido alguno", dice la doctora Schafer, que intenta guardar los test para los pacientes con síntomas y todavía tiene la mitad del envío inicial. "No hay buenas noticias de parte de los representantes que venden estos test", añade.

Quidel y BD están acelerando la producción para responder a la demanda, pero están lidiando con desafíos como el abastecimiento de bastoncillos de recogida de muestras.

Quidel ha declarado que actualmente fabrica unos 2.000 analizadores al mes y puede producir unos 1,8 millones de test a la semana si es capaz de asegurar todas los componentes que necesita.

El médico privado de un miembro de la junta directiva de Quidel pidió ayuda para adquirir uno de los analizadores de la compañía, pero Quidel se negó porque la consulta planeaba realizar el test a solo cinco personas al día, dice Douglas Bryant, el director general de Quidel.

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BD tiene analizadores suficientes para satisfacer la demanda y está incrementando la producción, a pesar de que se enfrenta a una falta de diferentes componentes para hacerlos, según explica una portavoz.

El gobierno federal tiene prioridad sobre otros clientes para los test y equipos que ambas compañías han fabricado últimamente. Los equipos están siendo destinados en gran medida a residencias donde el coronavirus se ha cobrado un precio muy alto. Bryant dice que el Departamento de Defensa le informó de que estaba preparando un pedido masivo.

Los funcionarios de salud pública han mostrado su preocupación por el hecho de que los test rápidos ofrecen falsos negativos en mayor medida que otros tipos de pruebas. Pero las autoridades federales han dicho que, a medida que estos test se van extendiendo, parecen tener la misma sensibilidad que los PCR más utilizados.

No hay reglas sobre cómo se deberían priorizar los instrumentos de prueba o test de covid-19, dice una representante del Departamento de Salud y Servicios Humanos, a pesar de que la agencia pide que los fabricantes de test respondan a la distribución de contagios en el país.

placeholder Colas para hacer PCR en España. (EFE)
Colas para hacer PCR en España. (EFE)

BD vende la mayoría de sus equipos a través de distribuidores y dejan la política de ventas y la distribución a su criterio, afirma la portavoz de la compañía. Permite que los compradores compren su maquinaria directamente sin exigir que pidan un mínimo de test para procesarlos en ella.

Quidel dice que, al principio, seguía un procedimiento para dar prioridad a quienes podían comprar sus equipos y asegurar que las unidades iban principalmente a proveedores de salud capaces de realizar test a un gran número de personas, declara Bryant. Ahora, dice, al margen de las ventas masivas a entidades gubernamentales, la empresa deja esas decisiones a su red de distribuidores externos, pero busca que los analizadores lleguen a sitios que puedan realizar la mayor cantidad de test posible.

"Va a haber gente decepcionada, y yo personalmente me siento mal por ello", dice Bryant.

Quidel y sus distribuidores venden los equipos procesadores por 1.200 dólares cada uno o los entregan gratis a un comprador si aceptan hacer un pedido de muchos test de covid-19 y otras enfermedades.

Foto: Cartel a la entrada de un colegio en Long Beach, en Los Ángeles, (EEUU) (Reuters)

Algunas consultas pequeñas declaran que no han sido capaces de comprar equipos de Quidel directamente y no pueden permitirse el número de test requeridos por el acuerdo de arrendamiento. Los distribuidores de Quidel a veces han guiado a clientes hacia pedidos más grandes, según algunas consultas de cuidados primarios y pediátricas.

En un 'e-mail' enviado a 'Mission', la Family Medicine Associates con sede en Texas, por el distribuidor CLIAwaived que fue revisado por 'The Wall Street Journal', un gerente de cuentas decía que la consulta tendría que esperar a septiembre para comprar un equipo directamente, pero podría alquilar uno si se comprometía a comprar al menos 200 test de gripe y 200 de estreptococo al año durante los próximos tres años.

Los test de Quidel cuestan cerca del doble de los 'kits' normales que tiene la consulta para esos test, y el acuerdo les supondría 6.000 dólares extra, dice Kayla Tezcucano, gerente de la oficina de Family Medicine Associates.

"Me enfado porque estamos en medio de una pandemia y tienen la capacidad de facilitar estos test que nos dan las respuestas que necesitamos", dice Tezcucano.

El director de operaciones de CLIAwaived, Bryan Andrus, dice que la afirmación del gerente de cuentas de que Quidel alquilaría, pero no vendería, un equipo estaba basada en su experiencia con pedidos anteriores. Bryant asegura que Quidel no prioriza el alquiler sobre la venta, pero reconoce que puede que algunos distribuidores guíen a clientes hacia acuerdos más grandes.

Los médicos, residencias y autoridades federales están luchando por conseguir reservas de test de respuesta rápida para el covid-19 de las dos empresas que obtuvieron una autorización de emergencia para producirlos, a medida que los contagios en EEUU siguen aumentando.

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