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¿El mayor riesgo para la economía? Que los niños no vuelvan a clase
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¿El mayor riesgo para la economía? Que los niños no vuelvan a clase

Con los colegios preparándose para modelos híbridos o totalmente virtuales, miles de padres tendrán que decidir entre mantener su empleo o estar en casa para cuidar a sus hijos

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El comienzo del curso escolar está a la vuelta de la esquina, pero los enormes daños que está causando la pandemia han hecho que sea imposible predecir cómo va a ser. Eso no supone un problema solo para los estudiantes y sus padres, es también un obstáculo significativo para la recuperación económica y su salud a largo plazo.

En la costa Oeste de EEUU hay ya 45.000 alumnos que deberían haber empezado las clases. Pero no lo harán hasta el próximo mes y serán telemáticas. Arizona, una de las zonas más golpeadas, ha decretado que todas las clases sean 'online' hasta, como mínimo, el 17 de agosto.

Esa misma incertidumbre es la que tienen los más de 13.000 distritos escolares de todo el país, con muchos de ellos retrasando fechas de inicio, planeando clases mixtas o volcándose completamente en las aulas virtuales.

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Las consecuencias económicas pueden ser muy severas. En EEUU hay 60 millones de estudiantes, desde guarderías a institutos, y las clases 'online' son un pobre sustituto de las aulas físicas, lo que pone la educación de muchos en riesgo. A corto plazo, el cierre de los colegios va a provocar que muchos padres no puedan mantener sus empleos, haciendo que la recuperación del mercado laboral o del consumo sea todavía más complicada.

"Es imposible estar al 100% en tu trabajo si tus hijos están en casa, no hace falta ser economista para saberlo", dice Sarah Cahodes, economista en la facultad de Educación de la Universidad de Columbia. "Habrá muchos padres que tendrán que dejar sus empleos para cuidar a sus hijos y sabiendo lo que sabemos del mercado laboral y de las convenciones sociales, la mayoría serán mujeres", dice.

Hasta el año pasado, había en EEUU un total de 30,5 millones de familias con hijos menores de edad en las que al menos uno de los padres trabajaba, según el Departamento de Trabajo. En la mitad de ellas ambos trabajaban, mientras que en otro cuarto solo tenía empleo uno de los dos, normalmente el padre.

Foto: Un niño con un balón camina junto a un adulto en horario infantil. (EFE)

En los distritos escolares que han decidido hacer sus clases totalmente 'online' este otoño, como por ejemplo el de Los Ángeles, el segundo más grande del país, los padres tendrán que arreglárselas para vigilar a sus hijos. En aquellos que planean un modelo híbrido, como Nueva York, el más grande, tendrán que recurrir a canguros puntuales. Todo ello sujeto a que el virus cambie los planes.

Los cierres de los colegios en primavera eran un preludio de lo que podía pasar en otoño. Una encuesta hecha en mayo y junio por Alicia Sasser Modestino, Jamie Ladge y Alisa Lincoln, economistas de la Universidad Northeastern, concluía que el 13% de los padres trabajadores había perdido su empleo o había reducido su jornada para cuidar a sus hijos.

El otoño puede ser incluso más duro. En primavera muchos padres no tenían que ir a sus puestos de trabajo por los confinamientos, y eso les permitía vigilar el aprendizaje 'online' de sus hijos. Además, en muchas de las zonas que retiraron las restricciones, como en el sur del país, el curso acabó antes de tiempo. Ahora, con las empresas y los negocios funcionando, los padres se ven en problemas.

placeholder Aula vacía en un colegio. (EFE)
Aula vacía en un colegio. (EFE)

Según las notas de Modestino, muchos de los recursos de los que tiraron los padres en primavera para compaginar empleo y cuidado parental ya no van a estar disponibles en otoño. Los que tengan rentas altas podrán afrontar el pago de tutores, canguros y escuelas privadas, que tendrán sus puertas abiertas. Pero las familias que tengan menos recursos tendrán que ponerse a hacer números, para darse cuenta de que no pueden tirar de ayuda durante meses.

"Si no lo resolvemos habrá mucha gente que tendrá que dejar el mercado laboral", explica Modestino.

La mitad de los trabajadores de EEUU tiene un empleo incompatible con trabajar desde casa, según el Departamento de Trabajo. Los padres solteros en esos puestos, ocupados habitualmente por personas más pobres, se enfrentan a una decisión terrible entre mantener sus ingresos y la educación y seguridad de sus hijos.

Foto: España sigue a la cola en cultura de teletrabajo. (Pexels)

Entre las parejas casadas, en las que habitualmente las mujeres ganan menos que sus maridos, serán las carreras de ellas las que tenderán a ser arrastradas por la pandemia, según Claudia Goldin, economista de Harvard. A Goldin le preocupa que los avances que han logrado las mujeres con alta cualificación se vayan al traste tras décadas de mejoras.

Sus investigaciones señalan que en primavera las horas que las parejas con títulos universitarios dedicaron a sus hijos se duplicaron. Con ambos padres en casa, la carga se podía compartir e incluso los padres aportaban más que nunca. En otoño, sin embargo, espera que la responsabilidad la asuman sobre todo las mujeres, ya que tienden a ganar menos y la pérdida de sus empleos daña menos la economía familiar. Muchas parejas volverán a la anticuada división del trabajo.

De momento, la imposibilidad de volver a clase se va a trasladar en pérdida de empleo e ingresos para muchas familias, recortando su capacidad de gasto. Cuanto más dure esta situación, más perjudicada se verá la economía y el bienestar del país en los próximos años. Si hay un problema que necesita solución, ese es el de cómo hacer que los estudiantes puedan volver a las aulas de forma segura en la era del covid.

El comienzo del curso escolar está a la vuelta de la esquina, pero los enormes daños que está causando la pandemia han hecho que sea imposible predecir cómo va a ser. Eso no supone un problema solo para los estudiantes y sus padres, es también un obstáculo significativo para la recuperación económica y su salud a largo plazo.

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