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¿Es Ámsterdam nuestro Silicon Valley? Un paraíso europeo para las tecnológicas
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¿Es Ámsterdam nuestro Silicon Valley? Un paraíso europeo para las tecnológicas

Europa ya no es un páramo de valores de internet. La ciudad holandesa concentra tres de las compañías del sector tecnológico con más actividad del Viejo Continente

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¿Cuál es la capital tecnológica de Europa? Los cínicos que dicen que no existe no han estado pendientes de Ámsterdam.

La pandemia ha elevado al extremo las brechas de crecimiento y valoración ya existentes entre los negocios por internet y el resto. Los ganadores más claros son gigantes como Amazon, pero unas pocas empresas digitales más pequeñas de Europa se han unido también a la tendencia. Tres de las más valiosas tienen sede en Ámsterdam, donde nacieron las empresas públicas en la edad de oro de los Países Bajos del siglo XVII.

Una es la pionera tecnológica de 'delivery' Just Eat Takeaway, que el mes pasado anunció un acuerdo para comprar a su semejante estadounidense, Grubhub, por un capital ahora valorado en aproximadamente 7.000 millones de dólares. Tras un temblor inicial en las primeras semanas de la pandemia, las plataformas de pedidos de comida a domicilio han registrado un rápido crecimiento cuando los consumidores buscan comida de restaurante desde la seguridad de sus casas.

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Otra es Adyen, cuya tecnología permite a las empresas digitales como Uber y Spotify aceptar pagos de los consumidores de forma rápida y económica. A medida que el coronavirus ha impulsado más compras 'online', los inversores se han acomodado con múltiplos de valoración más altos a pesar del golpe a su negocio dedicado al sector de los viajes. El valor de mercado de Adyen se ha multiplicado casi por dos este año, alcanzando los 42.000 millones de euros.

Por último, está Prosus, que entró en la bolsa de Ámsterdam el año pasado y ahora se presenta como la empresa de consumo en internet más grande de Europa. Técnicamente es cierto —su valor de mercado es 140.000 millones de euros—, pero solo porque es dueña del 31% del gigante chino Tencent.

Las principales empresas tecnológicas de mercados emergentes que Prosus dirige por ella misma son mucho más pequeñas, pero la mayoría están en áreas que han crecido durante la pandemia: comida a domicilio, pagos y anuncios 'online'. Por ejemplo, el confinamiento ha incentivado a los pequeños negocios de países como Polonia y Colombia a instalarse en internet utilizando su plataforma de pago digital PayU en cantidades mucho mayores que antes, dice Mario Shiliashki, director general del área de pagos internacionales de la unidad.

placeholder Una calle de Ámsterdam. (Reuters)
Una calle de Ámsterdam. (Reuters)

Para los inversores, Prosus es un caso inusual que gira en torno al descuento al que se cotizan sus acciones frente al de sus mayores inversiones, en vez de su propio crecimiento. La participación de Tencent vale 182.000 millones de euros —mucho más que la propia Prosus—. En cambio, lo que les pasa a las operaciones que gestiona la empresa —que quiere comprar el negocio de anuncios clasificados de eBay de 10.000 millones de dólares, según Bloomberg— es un error de redondeo. El único que está en una situación similar es el conglomerado tecnológico SoftBank, que vale mucho menos que su participación en Alibaba.

¿Qué tiene Ámsterdam? El movimiento de Prosus se explica en parte por afinidad cultural, ya que sus orígenes están en el Cabo Occidental de Sudáfrica, excolonia holandesa. Las otras se han desarrollado a partir de la propia cultura tecnológica de la ciudad. Ámsterdam albergaba la página de reservas de hotel pionera en internet Booking.com —uno de los pocos perdedores digitales de la pandemia—. Todavía tiene su sede allí, pero cotiza en Nueva York como la parte más importante del gigante de viajes estadounidense Booking Holdings.

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Asimismo, hay empresas de internet de rápido crecimiento en otras ciudades europeas. La pionera en 'kits' de comida HelloFresh, la plataforma del mercado emergente de pedidos a domicilio Delivery Hero y la tienda de ropa 'online' Zalando provienen de Berlín, mientras que el especialista en envíos de comestibles Ocados tiene su sede cerca de Londres.

Ninguna de estas empresas europeas tiene la envergadura de los gigantes de internet de EEUU o China, lo que hace que sus posiciones competitivas sean más difíciles de defender. Ese puede ser el mayor riesgo a largo plazo que los inversores deben supervisar: las altas valoraciones de hoy, en especial para Adyen, solo tienen sentido si las compañías mantienen el liderazgo en sus respectivos nichos. A corto plazo, también existe el riesgo creciente de que el comercio con distancia social se haya saturado.

Aun así, la pandemia ha dado a conocer los valores de internet que posee Europa. Cuando el mundo se reanude, valdrá la pena visitar la capital de Países Bajos.

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