¿Más aranceles al vino español? Los bodegueros americanos presionan a Trump

El negocio de Harry Root como distribuidor de vino importado de Europa se empezaba a recuperar de una caída en sus ventas como consecuencia de los confinamientos debido al coronavirus cuando recibió otro duro golpe: una tarifa de 25.000 dólares por un envío de vinos rosados, blancos espumosos y vinos Beaujolais en el puerto de Charleston, en Carolina del Sur.

"Pasamos dos semanas con cero ingresos exactamente, y aún debíamos ver cómo pagar los sueldos y además efectuar el pago por ese contenedor", dijo Root, cuya empresa tiene su sede también en Charleston. "Esto realmente nos hizo volver a abordar el asunto, y ver lo verdaderamente crueles e ineficientes que son estas tarifas".

Pero puede que lleguen mayores problemas para los importadores de vino europeo.

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El Representante de Comercio de los EEUU —USTR por sus siglas en inglés—, que impuso tarifas del 25% en vinos, quesos, aceitunas y otros productos de la UE en octubre, está considerando ahora elevar los aranceles hasta un 100%, mencionando una falta de progreso en la negociación de un acuerdo y en la eliminación de subsidios a Airbus.

En un registro público, el USTR dijo que podría aumentar las tarifas alrededor del 12 de agosto, y que podía anticipar la apertura de un período de debate público a finales de junio. Importadores, restauradores y otros compradores de vino europeo afirman que unas tarifas más altas devastarían a la industria ya golpeada tras meses de confinamiento.

"Yo espero que este próximo proceso de consulta a la opinión pública arroje luz sobre lo dañinas que son estas tarifas ahora mismo para una industria desesperada por recuperarse", dijo Root. Los aranceles fueron impuestos como respuesta a las prácticas comerciales en una industria completamente diferente: la aviación.

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Después de una larga disputa, la Organización Mundial del Comercio dictaminó el año pasado que la UE había otorgado subsidios indebidos al fabricante de aviones Airbus, un rival de Boeing. El fallo de la OMC permitió a EEUU imponer aranceles de hasta 7.500 millones de dólares, pero no restringió los productos a los que EEUU podía aplicar esos aranceles.

Como suele ocurrir cuando los países implementan sus aranceles, el USTR golpeó a los europeos en exportaciones de valor cultural significativo, imponiendo de golpe aranceles del 25% a los productos alimenticios y solo del 10% a la aviación. Posteriormente, EEUU aumentó las tasas a la aviación al 15%, a pesar de la oposición de las aerolíneas estadounidenses.

Para los importadores y minoristas del vino de EEUU, acabar con los aranceles es un desafío debido a la gran cantidad de normativa que puede dejarlos sin una forma de respuesta.

Tomemos como ejemplo a Eric Faber, director ejecutivo de Cutting Edge Selections, un distribuidor de vinos con sede en Cincinnati, Ohio. Las leyes de Ohio requieren un recargo de, al menos, el 25% entre el mayorista y el minorista y un 33% adicional entre el minorista y el cliente. Eso significa que no puede absorber el aumento del coste de los aranceles.

"Vimos una desaceleración en las ventas de prácticamente todos los artículos que tuvieron un aumento de precio", dijo Faber. Incluso antes del golpe de la pandemia, Faber estima haber perdido entre el 8% y el 13% de sus ventas.

Durante la pandemia, Faber tomó un préstamo del Programa de Protección de Nómina para no tener que despedir a sus trabajadores. Pero los vendedores en su empresa trabajan a comisión y el entorno de ventas está complicado.

"No hay absolutamente ninguna razón para arrastrar a las pequeñas empresas, especialmente en EEUU, debido a una disputa entre dos de las aerolíneas más grandes del mundo", dijo Faber.

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IWSR, una empresa que rastrea las ventas mundiales de alcohol, estima que el consumo de alcohol caerá en 2020 más del 10%, ya que cualquier repunte del comercio electrónico o de las ventas de comestibles durante la pandemia se ve más que contrarrestado por el colapso catastrófico que afecta a la industria en bares y restaurantes.

Desde el 17 de junio, las empresas estadounidenses han pagado 524 millones de dólares en aranceles que EEUU impuso como parte de la disputa Airbus-Boeing, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos.

La industria del vino se ha organizado para formar una oposición enérgica. En enero, la última vez que el USTR consideró aumentar los aranceles del vino hasta un 100% y extenderlo a otros países, alrededor de 26.000 personas y compañías les escribieron, de forma abrumadora, en contra de estas medidas. El USTR se vio tan colapsado que solicitó una revisión de urgencia que le permitiera crear un nuevo portal 'online' para gestionar la oposición a las tarifas.

El USTR mantuvo los aranceles al 25%, en lugar de aumentarlos al 100%. Pero el miércoles, el USTR volvió a presentar documentos que permitirían aumentar los aranceles al 100%, lo que provocó una nueva ola de ansiedad en la industria.

El representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, defendió los aranceles en una audiencia en el Congreso el 17 de junio. "Perdimos muchos empleos porque Europa estaba subsidiando a Airbus", dijo Lighthizer. "Continuaremos aplicando las tarifas vigentes hasta que resolvamos ese asunto".

Los funcionarios de la misión comercial de la UE en Washington no respondieron a una solicitud de comentarios. El comisionado de comercio de la UE ha dicho que Estados Unidos ha retrocedido en su búsqueda de acuerdos. Ambas partes están a la espera de un fallo en un caso complementario en la OMC, que se espera para este año, y que permitiría a la UE imponer aranceles a EEUU debido a sus subsidios a Boeing.

En Charleston, Patrick Panella es propietario y dirige tres restaurantes: uno francés, Chez Nous, uno español, Malagon, y un bar de vinos llamado Bin 152.

"En mi restaurante español, la carta es 100% española. ¿Qué otra cosa podría vender?", dijo Panella. Lo mismo ocurre en el restaurante francés. Cuando se establecieron los aranceles por primera vez en otoño, Panella tuvo que centrarse en el inventario que había llegado anteriormente al aumento de aranceles. Pero las bodegas están comenzando a agotarse, y mientras Panella trabaja para mantener sus restaurantes a flote, la lista de vinos se está volviendo cada vez más cara.

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"Estoy empezando a ver algunos aumentos alarmantes en un momento en que no puedo gestionarlo", dijo Panella. "En lo que va de año, mis beneficios han disminuido un 95%. No me están pagando. Los ingresos brutos han bajado un 50%. Estamos operando a media capacidad en todos los restaurantes".

Durante el mes de abril, Panella cerró sus restaurantes por completo, mientras que el personal podía recibir un amplio seguro de desempleo y cheques de estímulo económico. En mayo comenzó a reabrir y ha vuelto a traer a todos sus empleados. Pero hay pocas ventas, las propinas han bajado y los aranceles están consumiendo el margen al vino, que es lo que ayuda a sustentar la viabilidad de todo el negocio en su conjunto.

"Realmente necesitan pausar los aranceles hasta que la economía se recupere", dijo.

Entre febrero y abril, más de seis millones de personas que trabajan en establecimientos de alimentos y bebidas perdieron sus empleos. Solo 1,4 millones de esas personas volvieron a trabajar en mayo, según datos del Departamento de Empleo. De febrero a abril, los restaurantes perdieron 27.000 millones de dólares en ventas mensuales, una disminución de alrededor del 50%, según distintos informes del Departamento de Comercio.

Ben Aneff, presidente de la Wine Trade Alliance de EEUU y propietario de Tribeca Wine Merchants en Manhattan, señaló que el modelo de negocio de muchos restaurantes gira en torno a la venta de vino.

"Se está causando un gran daño a una fuente de ganancias clave para las empresas justo cuando intentan levantar cabeza", dijo.