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El regalo de Trump a China: menos inmigración, menos innovación
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El regalo de Trump a China: menos inmigración, menos innovación

Las restricciones de visados para trabajadores inmigrantes implantadas por el presidente estadounidense exportarán trabajos nacionales al extranjero

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La agenda económica del presidente Trump siempre se ha caracterizado por la contradicción. Quiere que Estados Unidos sea el centro económico tecnológico del mundo, pero bloquea el talento humano necesario para mantener su competitividad a nivel mundial. En eso se traduce la orden presentada el lunes para restringir las visas de trabajo legales en todos los sectores.

La orden busca complacer a la derecha, que afirma estar en contra de la inmigración ilegal pero en realidad pretende frenar cualquier tipo de inmigración: "Los trabajadores estadounidenses compiten contra ciudadanos extranjeros por puestos en todos los sectores de nuestra economía, incluidos millones de foráneos que entran en Estados Unidos para realizar trabajos temporales".

La orden menciona 17 millones de trabajos perdidos en industrias que emplean a trabajadores con visas (temporales) H-2B de no inmigrante y más de 20 millones en industrias que solicitan trabajadores (especializados) con visas H-1B y L. Pero así se contabilizan doblemente los empleos perdidos y se ignoran la gran complejidad y segmentación del mercado laboral.

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El Departamento de Trabajo anunció en mayo 21 millones de parados estadounidenses (incluidos los extranjeros), un incremento de 15,2 millones desde febrero. Aunque es considerable, es menos de lo que la orden afirma. Muchas empresas utilizan diferentes tipos de visa para cubrir puestos diferentes. Los contratistas utilizan las H-1B para ingenieros y las H-2B para trabajadores de la construcción.

Según ha señalado recientemente la National Foundation for American Policy, la inmensa mayoría de visas H-1B —que están limitadas a 85.000 al año— son para programación informática. La tasa de desempleo para estos puestos fue del 2,5% en mayo en comparación con el 13,3% de toda la economía. La encuesta JOLTS del Departamento de Trabajo detectó 122.000 vacantes en la industria de la información en abril, algo más que el año anterior.

En 2019, Google solicitó unas 6.000 visas H-1B, Apple 3.500 y Oracle 1.900. Los gigantes de la tecnología estadounidenses cubrirían sus puestos con nacionales cualificados si los pudieran encontrar. Moderna, la 'startup' de biotecnología pionera en la vacuna para el covid-19, solicitó 20 visas en 2019. La orden de Trump exime a los profesionales de la salud que tratan a pacientes hospitalizados por covid o que desarrollan "investigación médica en centros de Estados Unidos" para combatir el coronavirus. ¿Qué pasa con los que investigan el cáncer?

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Qualcomm pidió alrededor de 1.300 visas H-1B en 2019, y la filial de semiconductores de Samsung en California pidió 120. ¿Preferiría Trump que Samsung contratara a sus trabajadores para diseñar chips punteros en Corea del Sur? A pesar de que su orden exima a trabajadores extranjeros que la secretaría de Estado o seguridad interior consideren que benefician "al interés nacional", conducirá a mediaciones burocráticas y favoritismos políticos al igual que sus aranceles sobre el acero.

Dejar fuera a trabajadores extranjeros especializados paralizará la innovación en EEUU, contribuyendo así al esfuerzo de China por dominar la inteligencia artificial, los semiconductores y la biotecnología. Los ganadores serán los campeones nacionales chinos, como Huawei, Baidu y Tencent.

Lo mismo pasa con las visas L-1 para traslados al extranjero de puestos directivos o para puestos que demandan competencias específicas, que proporcionan flexibilidad a las multinacionales para gestionar su plantilla a nivel global y apoyan el empleo estadounidense. Si las empresas no pueden atraer directivos extranjeros a EEUU, trasladarán empleos al extranjero.

Foto: El presidente estadounidense Donald Trump durante un mitín en Tulsa. (Reuters)

En cuanto a los trabajadores extranjeros estacionales, las visas H-2B están limitadas a 66.000 al año. Las empresas deben probar que han intentado contratar a trabajadores estadounidenses antes de solicitar una visa H-2B y pagar al menos el 'actual' salario de mercado. Buena suerte encontrando a universitarios que cambien la ropa de cama en hoteles de Aspen o corten el césped en los pasajes de Mar-a-Lago.

Aunque millones de personas fuesen despedidas en abril, los empleadores anunciaron cinco millones de ofertas de trabajo, incluidas 256.000 en la construcción y 454.000 en ocio y hostelería. El total son dos millones menos que antes de la pandemia, pero más que en 2014. Los negocios estacionales no pueden exportar puestos de trabajo fuera, así que cerrarán o reducirán su actividad si no consiguen suficientes empleados.

Esto tendrá un efecto dominó en las economías locales —tengamos en cuenta que los estados con más visas H-2B fueron Texas, Colorado, Florida, Carolina del Norte y Pensilvania— y ralentizará la recuperación del país. Las restricciones migratorias de Trump no ayudarán a los trabajadores estadounidenses, al perjudicar a empresas nacionales y a la economía.

La agenda económica del presidente Trump siempre se ha caracterizado por la contradicción. Quiere que Estados Unidos sea el centro económico tecnológico del mundo, pero bloquea el talento humano necesario para mantener su competitividad a nivel mundial. En eso se traduce la orden presentada el lunes para restringir las visas de trabajo legales en todos los sectores.

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