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Austenasia, Liberland, Westarctica... Los países 'fake' también sufren el virus
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Austenasia, Liberland, Westarctica... Los países 'fake' también sufren el virus

Las micronaciones, pequeños territorios autoproclamados, no están reconocidas; una vincula su moneda al precio del 'cookie dough'

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Las micronaciones, países imaginarios minúsculos que se sitúan entre la fantasía libertaria y una partida de 'Dragones y mazmorras', han sido una vía de escape para los viajeros sedentarios, que pueden poner sellos originales en sus páginas web o fisgonear con monedas inventadas.

Abarcan una constelación de presidentes, reyes o emperadores en potencia que idean sus propias naciones por diversión, como un juego de rol que se ha ido de las manos. Algunos diseñan banderas o reclaman territorios a modo de crítica al funcionamiento de los países en la vida real. Otros manifiestan un aspecto político o lo hacen como un ejercicio académico.

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Ningún país oficial las reconoce. El Imperio de Austenasia tiene su capital en una casa adosada al suroeste de Londres. Liberland reclama un trozo de terreno inundable en la orilla occidental del Danubio, entre Croacia y Serbia.

Pero a muchos de sus líderes les está costando avanzar tras la pandemia más de lo que les gustaría.

Travis McHenry, 'gran duque' de Westarctica, se quejó de que un cargamento de banderas de una fábrica rusa se había retrasado después de que la oficina de correos local decidiera no realizar envíos más allá de Europa.

"Esto nos ha impedido conseguir las banderas de escritorio y de tamaño normal que entregamos a nuestros compañeros y cónsules honorarios", explica el 'gran duque' Travis, de 40 años, desde su residencia en Los Ángeles, California. McHenry reclamó 1.605 km cuadrados cerca del Polo Sur alegando que nadie más lo había hecho, y registró Westarctica como entidad benéfica para concienciar acerca de los efectos del cambio climático en la fauna y flora de la Antártida.

placeholder Una cabaña en el centro de Liberland, junto a la bandera del país. (Reuters)
Una cabaña en el centro de Liberland, junto a la bandera del país. (Reuters)

La República de Molossia —cuya capital es una casa con jardín en Dayton, población situada al sur de Reno, Nevada, propiedad de su presidente, Kevin Baugh— ha sobrevivido al confinamiento en gran medida gracias a que Baugh pudo continuar con su trabajo cotidiano al otro lado de la 'frontera' con EEUU desde casa.

"Dependemos de EEUU para casi toda nuestra manutención", declara Baugh, de 57 años, que de vez en cuando se viste con un uniforme de general con una gorra visera y gafas de sol con cristales oscuros, y ha prohibido la cebolla y las espinacas. Proclamó su propio país por diversión cuando tenía 15 años tras haber visto una película de Peter Sellers sobre un pequeño ducado europeo que había declarado la guerra a EEUU. "No convendría molestarles demasiado", afirma Baugh.

El emperador de Austenasia, Jonathan Austen, de 25 años, ha tenido que seguir las medidas de confinamiento impuestas por el primer ministro británico, Boris Johnson, desde el otro lado de su puerta principal.

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Fotografía de la residencia del emperador de Austenasia, con la bandera del país. (Austenasia)

Más de 70 personas de todo el mundo se han inscrito para ser ciudadanos de Austenasia —desde que el joven inauguró el país como 'hobby' junto a su padre—, a quienes concede a menudo títulos muy detallados. Después de que cuatro de sus ciudadanos mostrasen síntomas del covid-19, se acogió a la llamada del Gobierno británico a mantener la calma mientras sus súbditos se recuperaban.

"No hay necesidad de hacer acopio de comida, artículos de higiene o productos de limpieza", manifestó el emperador Jonathan, quien luce barba castaña y a veces lleva una capa morada.

Baugh de Molossia reconoce que él también está a merced de lo que sucede al otro lado de la frontera, sobre todo porque la moneda de Molossia, el 'valora', está vinculada al valor de un paquete de 30 galletas con pepitas de chocolate de Pillsbury (alrededor de cuatro dólares). Un descuento repentino podría desestabilizar la economía de Molossia. "Nuestros economistas tendrán que ocuparse de ello", afirma.

Las primeras micronaciones aparecieron a principios del siglo XX, la mayoría como experimentos que descubrían la realidad detrás de una nación. La llegada de internet ayudó a muchas más a plantar la bandera, al menos 'online'.

El Principado de Sealand es una plataforma naval a 12 kilómetros de la costa británica con su propio equipo deportivo y que expide ducados a 30 euros

A veces reclaman territorio en alta mar, como islas desiertas o 'seasteads' flotantes ancladas al fondo del océano. El Principado de Sealand es una plataforma naval abandonada a unos 12 km de la costa este de Inglaterra que cuenta con su propio equipo deportivo y expide ducados y otros títulos nobiliarios con una amplia gama de precios, desde 29,99 libras hasta 499,99 libras.

Hay quien no reclama ningún territorio, o al menos no en la Tierra.

El Reino Espacial de Asgardia, fundado por un empresario ruso, reclama la soberanía sobre un satélite que programó poner en órbita para la causa. Tiene el tamaño de un molde de pan. El Reino planea emitir su propia criptomoneda.

Otros intentan ser reconocidos como naciones soberanas, pero nadie les presta demasiada atención.

placeholder Escudo de armas de Austenasia. (Austenasia)
Escudo de armas de Austenasia. (Austenasia)

Austenasia, que se proclama Estado sucesor del Sacro Imperio Romano, informó previamente a los miembros de su Parlamento de su secesión en 2008. Después trató de notificarlo al entonces primer ministro británico, Gordon Brown. El emperador Jonathan, que hace poco completó un máster en Teología, dice que no obtuvo respuesta.

Baugh, presidente de Molossia, inició una petición 'We the People' para que EEUU reconociera su país. No llegó a ninguna parte.

Muchas micronaciones se quejan de que solo los países reconocidos pueden reconocer nuevas naciones, por lo que es un círculo de difícil acceso. Muchas se desmoronan cuando sus fundadores consiguen trabajo o se van de casa para ir a la universidad. Durante la pandemia, algunas han vuelto a escena.

El Reino de Mercia ha restablecido sus relaciones diplomáticas con otras micronaciones tras un prolongado silencio. El zar Thomas I de Nolland ha vuelto a la publicación de mensajes sarcásticos a sus subordinados.

No toda esa actividad es bienvenida. Un reciente intento de golpe en Austenasia ha hecho tambalear los cimientos del imperio.

Un grupo de turistas ha visitado Molossia, donde Baugh vive con su familia desde que se han relajado las medidas de confinamiento, que han respetado

El emperador Jonathan afirmó que "ha sido un momento muy difícil para nuestro país", y ha relatado cómo los oficiales de su Gobierno virtual conspiraron contra él. Sofocó la revuelta suspendiendo el parlamento virtual de Austenasia y retirando la ciudadanía del viceprimer ministro, que lideró la rebelión.

Al presidente Baugh no le preocupan tanto los usurpadores. Tiene mayor interés en reforzar la independencia fiscal de su país tras la pandemia, así como lo están haciendo países más grandes.

Un grupo de turistas ha visitado ya su república, donde vive con su familia desde que se han relajado las medidas de confinamiento, quienes han mantenido una distancia social apropiada.

Baugh, que trabaja en recursos humanos, genera ingresos adicionales vendiendo fotos firmadas a cinco dólares la unidad, además de sellos, monedas, bonos de guerra y un cacao llamado 'Mad Mustang' disponible en dos sabores, limón y menta.

Él mismo sostiene: "Seguiremos construyendo y desarrollando nuestra nación, intentando siempre hacer de Molossia un lugar mejor para nuestros ciudadanos día a día".

Si el covid-19 ha tirado por la borda tus vacaciones de verano, ¿por qué no crear tu propia nación?