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Una hipótesis que explicaría el calentón de las bolsas: el recuerdo de 2009
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Una hipótesis que explicaría el calentón de las bolsas: el recuerdo de 2009

Muchos inversores perdieron el tren de las ganancias después de sufrir el golpe hace una década. El miedo a perderlo de nuevo puede estar detrás de las subidas actuales

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Los traumas suelen producir efectos psicológicos que es difícil sacudirse. En los mercados financieros, la crisis de 2008 marcó a toda una generación casi tanto como lo hizo el rebote del año 2009.

El viernes, las acciones de las aerolíneas se dispararon de nuevo, con los inversores enganchados a las noticias sobre los repuntes de la demanda y una potencial vacuna contra el virus. Los mercados llevan con esa actitud desde mediados de mayo, cuando la tendencia bursátil cambió.

Hace tres semanas, los inversores todavía daban por hecho que compañías como las aerolíneas se iban a enfrentar a años de demanda mínima por culpa del covid-19. Desde entonces, el Dow Jones US Airlines Index, que agrupa estos valores, ha avanzado un 60% con los inversores ávidos.

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Este nuevo 'dash for trash' (expresión en inglés para describir el momento en que la demanda de un valor hace que su precio suba hasta que es casi injustificable el repunte) es un fenómeno global. Los parqués europeos —y recientemente también los mercados emergentes— están comportándose mejor que el S&P 500, incluso después de que los datos de desempleo en EEUU sean mejores que en cualquier otro país. Las empresas pequeñas y medianas también están viviendo un mejor momento que otras más grandes. Mientras, los valores refugio indican que el dólar, los bonos soberanos o las empresas tecnológicas han perdido algo de su atractivo.

La velocidad del rebote actual tiene mucho que ver con las lecciones que los reguladores aprendieron de la crisis de hace una década. Una política fiscal activa, como la que ha emprendido Washington con el envío de cheques a los hogares, ha provocado que los ingresos de las familias hayan subido un 13% en abril, pese a los datos de desempleo.

En 2009, muchos inversores subestimaron las armas fiscales y monetarias que tenían en sus manos los países. Ese año, el MSCI All Country World Index subió un 30%, el mayor avance de su historia —después de vivir su peor momento en 2008—, pese a que la economía global todavía era débil. Por entonces, los activos más arriesgados eran los más codiciados. Los inversores, sobre todo los institucionales, no se subieron al carro alcista a tiempo y no fue hasta 2013 cuando el dinero comenzó a fluir en grandes cantidades, según los datos de EPFR Global.

Foto: Bolsa de Madrid (Efe)

El viernes, los datos confirmaban que el capital estaba fluyendo en dirección a activos menos seguros —la deuda de los países de la eurozona registró la primera caída de demanda en seis semanas—. Pero los inversores profesionales siguen actuando con cautela. En su última encuesta, Bank of America Merrill Lynch reflejó que dos de cada tres gestores de fondos consideran que estamos en un 'rally' del mercado bajista.

No es especialmente sorprendente que los inversores individuales no compartan esa visión. Igual que en 2008 se instaló la sensación de que había burbujas por todos lados, 2009 enseñó los beneficios de ir a contracorriente durante la recuperación económica. Desde entonces, se ha demostrado que comprar cuando los precios han caído es una estrategia adecuada.

En cualquier caso, debería predominar la cautela antes de considerar si los precios han tocado suelo. El mercado está apostando por una recuperación en V. Es verdad que hay razones para creer que a medio plazo la economía no va a sufrir el mismo golpe que en 2008, pero apostarlo todo al escenario más optimista no es lo más racional. Los datos económicos no arrojan de momento ninguna certeza.

Foto: EC.

En 2009, el 'rally' alcista empezó cuando el S&P 500 estaba muy barato, cotizando 10 veces por debajo de sus ganancias de los últimos 12 meses. Ahora, este índice podría ser calificado como caro incluso si no hubiera pandemia. A finales de 2009, el S&P 500 estaba un 30% por debajo de sus máximos precrisis —no recuperó esos niveles hasta 2013— mientras que actualmente solo está un 8% por debajo de su nivel más alto en febrero.

Los inversores hacen bien recordando el año 2008, pero no al dejarse llevar por el pánico de perder el tren de las ganancias.

Los traumas suelen producir efectos psicológicos que es difícil sacudirse. En los mercados financieros, la crisis de 2008 marcó a toda una generación casi tanto como lo hizo el rebote del año 2009.

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