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Plexiglás, alcohol y mascarillas: los materiales de moda en plena pandemia
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Plexiglás, alcohol y mascarillas: los materiales de moda en plena pandemia

Los fabricantes están embarcados en una carrera para acelerar la producción de material sanitario, ahora que la demanda se ha disparado con la lenta reapertura de las economías

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Los fabricantes están inmersos en plena carrera para producir alcohol de manos, mascarillas y barreras de plástico, elementos que van a ser una parte integral de la reapertura de la economía en medio de la pandemia del coronavirus.

El problema es que este repunte de la producción ha provocado que los precios de los materiales se hayan disparado. El alcohol de manos ha triplicado su coste desde enero. Los tiempos de espera para comprar una lámina de plexiglás son ya de meses y no de semanas. Las empresas se pegan por conseguir acuerdos con fábricas que produzcan mascarillas para dárselas a sus empleados. Eso ha hecho que el mercado de equipamientos de protección en Estados Unidos, que hasta ahora tenía un volumen de 5.000 millones de dólares, se haya disparado un 15% en lo que llevamos de año, según la auditora IBISWorld.

Parte de ese mercado ha dado servicio a los sanitarios con, por ejemplo, las mascarillas N95. Ahora, la demanda de equipamiento ha llegado a todos los sectores una vez que se van poniendo en marcha diferentes partes de la economía.

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La capacidad de las empresas para hacerse con material sanitario o con cámaras térmicas va a determinar cómo de rápido y sencillo es el proceso para reanudar su actividad, toda vez que llevan semanas congeladas para detener el virus. El gasto en mascarillas, alcohol de manos y separadores de plástico está arrasando con los márgenes empresariales, algo que se suma a la ya anticipada reducción de las ventas y que conduce directamente a los recortes salariales o los despidos.

La demanda de los gobiernos o de empresas muy ricas como Disney o McDonald's, que buscan proteger a empleados y clientes, ha puesto a los pequeños negocios en una situación complicada para hacerse con estos materiales en tiendas.

"Es más fácil conseguir 10.000 mascarillas que 10", explica Luke Bosso, jefe de personal de la Corporación para el Desarrollo Económico de Indiana, que ha ayudado a distribuir 25.000 mascarillas y gel a pequeñas empresas.

Foto: Llevar mascarillas es ya obligatorio en espacios públicos desde este jueves. (EFE)

WW Grainger, un distribuidor de componentes industriales, ha añadido cientos de productos a su catálogo, incluyendo artículos que otras empresas compran para favorecer la distancia de seguridad y así mantener las instalaciones lo más limpias posible. El fabricante de mobiliario Steelcase vende grandes láminas de cartón que hacen las veces de barreras para mantener las distancias en las oficinas.

Great Lakes Stainless, una empresa de carpintería metálica, está fabricando kits para colocar discos de cobre en los pomos de las puertas, dada la capacidad de este material para repeler pequeños organismos, tal y como explica su presidente, Michael DeBruyn. Primeras investigaciones apuntan a que el coronavirus pierde potencia rápidamente cuando entra en contacto con el cobre, algo que no sucede cuando toca el acero inoxidable.

El plexiglás, un material acrílico, está especialmente cotizado. Barreras hechas con este plástico se están instalando en puntos de pago, mesas de restaurantes, líneas de montaje y otros espacios en los que las personas están obligadas a interactuar con el público.

placeholder Una persona come en un restaurante con separadores de plástico. (Reuters)
Una persona come en un restaurante con separadores de plástico. (Reuters)

Un colegio de Dallas ha hecho un pedido de 30.000 láminas a Plaskolite, uno de los fabricantes de plexiglás con más peso en EEUU. Su presidente, Mitch Grindley, explica que la mitad de su negocio a día de hoy está relacionada con la pandemia y que tienen una lista de espera de cinco meses. "Nunca habíamos visto algo así", dice.

Kelly Victor-Burke, CEO de Burke Architectural Millwork, instala barreras entre las mesas de los restaurantes en la zona de Michigan. Explica que un viernes encontró un proveedor que tenía 300 láminas de plexiglás en 'stock', pero que cuando volvió a comprarlas ese fin de semana ya no quedaba ninguna.

Por su parte, Kimberly-Clark ha reanudado la producción de las mascarillas N95 por la fuerte demanda de empresas que vuelven a la actividad. Este fabricante de papel higiénico o de los pañales Huggies era uno de los mayores fabricantes de mascarillas, pero dejó de producirlas porque la cadena de producción de estos productos acabó por trasladarse a Asia. La pandemia ha hecho que vuelvan los planes para hacerlas.

Las empresas están produciendo decenas de millones de mascarillas al mes, lo que ha provocado una carencia de los materiales que permiten que se filtre el 95% de pequeñas partículas.

Foto: La búsqueda de mascarillas se ha disparado de nuevo (EFE/Carlos Ortega)

Lydall, uno de los gigantes de la producción de filtros para mascarillas con materiales como el polipropileno, está trabajando al límite y poniendo a funcionar maquinaria hasta ahora inactiva. Su directora ejecutiva, Sara Greenstein, calcula que habrán doblado su capacidad de producción para final de año y que a día de hoy rechazan pedidos, ya que no pueden asumir más. "La demanda ha superado por mucho la capacidad de oferta, tanto ahora mismo como en un futuro cercano", dice.

Los componentes para hacer gel hidroalcohólico tampoco abundan en el mercado, algo que ha provocado que hasta pequeñas destilerías se hayan puesto a producirlo en grandes cantidades.

Gojo Industries, que se dedica a fabricar productos para el cuidado de la piel, ha reforzado su actividad para satisfacer la demanda de las empresas que vuelven a operar. Procter & Gamble, que no vendía gel de manos, también está produciéndolo y lo está distribuyendo en sus propias plantas.

Este fuerte repunte ha hecho que también haya carestía de espesantes y de alcohol, principal ingrediente de estos geles.

placeholder Una persona utiliza el gel hidroalcohólico en el transporte público. (EFE)
Una persona utiliza el gel hidroalcohólico en el transporte público. (EFE)

Tom Feegel, presidente de EO Products, que hace gel de manos y otros productos de higiene corporal con ingredientes naturales, cuenta que está pagando mucho más por el alcohol y que encontrar envases es un desafío. La compañía, que suele vender productos directamente a los consumidores, está trabajando como proveedor de hoteles y otros negocios que atienden al público.

El isoproponal, el principal ingrediente de los geles de manos, se vende por 3.400 dólares la tonelada, el triple que en febrero, según S&P Global Platts.

Un tipo de alcohol para geles de manos se hace en fábricas que producen etanol, un combustible derivado del maíz, y su fabricación se ha recortado debido al desplome de los precios por la prohibición de viajar y los confinamientos. Apenas una decena de las 200 plantas de etanol pueden fabricar alcohol adecuado para la sanidad, explica Geoff Cooper, CEO de la Asociación de Combustibles Renovables.

"La gente espera que, para cuando vuelvan a las iglesias, las tiendas o las librerías, tendrán gel de manos disponible. Por desgracia, no lo habrá", dice Cooper.

Los fabricantes están inmersos en plena carrera para producir alcohol de manos, mascarillas y barreras de plástico, elementos que van a ser una parte integral de la reapertura de la economía en medio de la pandemia del coronavirus.