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Oxígeno para los fabricantes de coches: las factorías en China vuelven al trabajo
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Oxígeno para los fabricantes de coches: las factorías en China vuelven al trabajo

Las ventas de automóviles a nivel global están sufriendo un fuerte desplome por culpa del coronavirus, pero el ejemplo del gigante asiático da algo de esperanza a la industria

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Cuando la economía china colapsó a principios de año, los fabricantes de coches occidentales con fuerte presencia en el país sufrieron un buen golpe.

Ahora, con el gigante asiático recuperando la actividad, tener una pica en China está impulsando el presente de General Motors, Volkswagen, Daimler o BMW.

El director financiero de Daimler, Harald Wilhelm, explicaba esta semana que las ventas de la matriz de Mercedes seguirán cayendo en Europa y EEUU en abril. Pero también aseguró que en China el rebote ya se estaba produciendo desde finales de marzo, marcando el principio de una recuperación que ayudará a Mercedes a presentar beneficios en el primer trimestre del año.

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"Ya vemos los primeros signos de recuperación en China", decía Wilhelm en una conferencia en la que afirmó que las ventas de Daimler allí estaban en niveles similares a los de hace un año, cuando Mercedes despachó 61.913 unidades. "A finales de marzo, nuestras operaciones en China ya habían recuperado la normalidad, incluida la cadena de montaje", decía.

Esas palabras demuestran el optimismo que hay en el sector, sobre todo gracias a los datos que se acaban de publicar. La Asociación de Coches de Pasajeros de China dijo el pasado jueves que se vendieron 1,05 millones de nuevos automóviles en marzo, un 40% menos que el año pasado pero un 79% más que los 310.000 colocados en febrero.

Pese a ello, la demanda a escala mundial sigue siendo débil. IHS Markit ha rebajado sus perspectivas para el sector, hasta los 78,8 millones de unidades vendidas, lo que supondría una caída del 12% respecto al ejercicio anterior. Ese escenario, dicen, es "considerablemente peor que el de los años 2007-2009, cuando se produjo un descenso del 8%.

Foto: Interior de un concesionario. (EFE)

Las previsiones dicen que los datos oficiales de China, que se publicarán a finales de este mes, reflejarán unas ventas de más de un millón de nuevos vehículos, según explica Stephan Wöllestein, director ejecutivo de Volkswagen Group China.

"Marzo fue un buen mes", aseguraba en una entrevista. "Soy moderadamente optimista respecto a que recuperaremos los niveles de producción del pasado año ya en junio, siempre que no ocurra algo extraordinario", decía.

Volkswagen ya dijo este miércoles que va a impulsar la vuelta a la vida de sus factorías en China y que hasta 1.700 trabajadores de sus plantas de componentes en Alemania volverán al trabajo después de Semana Santa.

La industria —y algunos analistas— ya está pidiendo que el Gobierno chino apruebe estímulos para incentivar la demanda de los consumidores. En cualquier caso, esa vuelta a la relativa normalidad llevará tiempo, porque hay muchos trabajadores que se marcharon en enero a sus países y que todavía no han podido volver. "Va a llevar algo de tiempo", dice Mark Fulthorpe, analista de IHS Markit.

placeholder Una línea de montaje de coches, totalmente parada. (Reuters)
Una línea de montaje de coches, totalmente parada. (Reuters)

Para los directivos, la leve recuperación de China es una ayuda para compensar las pérdidas en Europa y EEUU. Daimler, por ejemplo, anunció que mantendrá cerradas sus plantas de dichos territorios al menos hasta el 30 de abril. "China está soportando el peso de muchas industrias", decía Jörg Wuttke, presidente de la Unión Europea de Cámaras de Comercio en China.

General Motors opera 15 plantas en China, incluyendo dos en la provincia de Hubei, primer foco del virus. Cuando Wuhan fue cerrada a cal y canto, la compañía hizo lo propio. Pero a mediados de marzo, justo después de que Pekín levantara algunas restricciones, las operaciones se reanudaron. General Motors ha declinado hacer cualquier comentario sobre el estado de sus centros en China.

La japonesa Honda, que opera una planta en Wuhan junto a la local Dongfeng Motor, tuvo que cerrar en enero y no ha podido reanudar la actividad hasta principios de marzo. Lo ha hecho con un buen puñado de restricciones para prevenir nuevas infecciones, incluyendo la toma de temperatura de todo el que entra en la planta y la imposición de una distancia de 1,5 metros entre trabajadores. Todo eso ha servido para volver a los niveles de producción de antes de la crisis, tal y como confirmaba Honda esta misma semana.

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Esa coreografía global de cierres y aperturas progresivas puede agrandar la ya considerable importancia que el mercado chino tiene para las compañías occidentales, en especial para unos fabricantes de coches que ya estaban teniendo problemas de crecimiento antes de la pandemia.

En un escenario en el que China recupera la vida mientras Europa y EEUU siguen en coma inducido, muchos expertos consideran que General Motors o Volkswagen, los dominadores del sector por volumen de ventas, podrían colocar la mitad de sus vehículos nuevos en China, tal y como explica Ferdinand Dudenhöffer, director del Centro de Investigaciones del Automóvil de la Universidad de Deuisburgo.

"El que tenga la mejor posición en China estará entre los ganadores", sentencia.

Cuando la economía china colapsó a principios de año, los fabricantes de coches occidentales con fuerte presencia en el país sufrieron un buen golpe.