Es noticia
De las comisiones a los impuestos: nada es gratis... e invertir en bolsa tampoco
  1. Mercados
  2. Inversión
ASÍ ES LA BOLSA

De las comisiones a los impuestos: nada es gratis... e invertir en bolsa tampoco

El objetivo no es otro que ganar dinero. Por eso los inversores suelen focalizarse en cómo hacerlo... y se les suele olvidar que por el camino también hay unos costes que soportar

El objetivo es evidente: ganar dinero. Cuando un ahorrador decide invertir en bolsa, todas sus miradas suelen centrarse en cómo obtener un dinero extra. Aunque es normal que sea así, no conviene olvidar que el premio final, es decir, la rentabilidad definitiva que se obtenga con esa inversión, no solo dependerá de lo supuestamente ganado, sino también de lo pagado por el camino.

Este matiz tiene una importancia crucial. Porque un inversor que compra unas acciones a 10 euros y las vende a 12, y además ha cobrado un dividendo de 0,5 euros por el camino, se las promete muy felices. Pero su felicidad se modera cuando comprueba que su premio final no va a ser de 2,5 euros -los 2 euros de la revalorización de las acciones y los 0,5 euros de la retribución de la empresa-. ¿Y por qué? Porque debe hacer frente a unas comisiones y a unos impuestos.

Así es. Nada es gratis, e invertir en bolsa no supone ninguna excepción. Para comprar y vender acciones, un inversor siempre tendrá que pasar por un intermediario financiero. Es decir, no puede hacerlo por sí mismo, sino que necesita de una firma financiera que le dé acceso para introducir sus órdenes de compra y de venta. "¡Pero si yo opero a través de Internet desde mi casa¡", podrá pensar usted. Y es verdad. Las nuevas tecnologías facilitan mucho la operativa, pero no eluden que usted tenga que pasar por un intermediario. Operarará desde casa y a través de Internet, pero siempre mediante el servicio que le ofrezca su intermediario.

Para comprar y vender acciones, un inversor siempre tendrá que pasar por un intermediario financiero. Es decir, no puede hacerlo por sí mismo

Como la presencia del intermediario es ineludible para el inversor, este se convierte en su cliente y debe atender el pago de unas comisiones por el servicio que le ofrece ese intermediario. De lo que se trata es de asumir que esas comisiones existen y de saber que cada intermediario cobra unas distintas, con lo que se puede comparar entre intermediarios y elegir el que más convenga.

Al mordisco que estas comisiones dan al rendimiento obtenido hay que sumar otra poda adicional: la de Hacienda. Las ganancias bursátiles -plusvalías- y los dividendos deben pasar por el fisco, un peaje que también aminora esa rentabilidad adicional. Desde este año, desaparecen las distinciones temporales que existían en las plusvalías y la exención tributaria para los primeros 1.500 euros en dividendos, unos cambios que desembocan en que las plusvalías y los dividendos se suman a la base del ahorro del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). ¿Y cómo tributan? Al 20% por los 6.000 primeros euros, al 22% entre los 6.000 y los 50.000 euros y al 24% por encima de los 50.000 euros.

Así es la bolsa. Un mundo en el que la atención se centra tanto en cómo ganar dinero que casi siempre se olvida que por el camino también hay unos peajes que pagar.

El objetivo es evidente: ganar dinero. Cuando un ahorrador decide invertir en bolsa, todas sus miradas suelen centrarse en cómo obtener un dinero extra. Aunque es normal que sea así, no conviene olvidar que el premio final, es decir, la rentabilidad definitiva que se obtenga con esa inversión, no solo dependerá de lo supuestamente ganado, sino también de lo pagado por el camino.

Renta variable Inversores Rentabilidad IRPF
El redactor recomienda