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1992, 1998, 2014... ¿Por qué el Banco de Rusia no logra frenar el desplome del rublo?
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1992, 1998, 2014... ¿Por qué el Banco de Rusia no logra frenar el desplome del rublo?

Lo probó con una primera subida de los tipos de interés del 8 al 9,5% a finales de octubre. Insistió el 11 de diciembre al elevarlos

Foto: La gobernadora del Banco de Rusia, Elvira Nabiullina (d) (EFE)
La gobernadora del Banco de Rusia, Elvira Nabiullina (d) (EFE)

Lo probó con una primera subida de los tipos de interés del 8 al 9,5% a finales de octubre. Insistió el 11 de diciembre al elevarlos al 10,5%. Y ha vuelto a la carga, esta vez de forma más contundente, este lunes con un incremento del precio del dinero hasta el 17%. Con esta secuencia, el Banco de Rusia ha perseguido detener la caída del valor del rublo. ¿Lo ha conseguido? No. En el último mes y medio, la divisa rusa se ha depreciado más de un 35% contra el euro y el dólar y se ha derrumbado hasta los cambios más bajos de su historia contra ambas divisas.

Incluso tras la última maniobra, con la que ha subido de golpe los tipos en 6,5 puntos porcentuales, las caídas han seguido ahí. Y mucho más que eso, porque este martes el suelo se abrió totalmente a sus pies. En los momentos más tensos, al mediodía, el euro y el dólar llegaron a registrar avances superiores al 20% contra la moneda rusa. Semejante presión se mitigó por la tarde, y al final los avances del euro y el dólar se limitaron a un 6%. Como se había temido lo peor, este comportamiento fue recibido como un mal menor y hasta con alivio.

La pregunta es: ¿por qué, pese a que ha más que duplicado los intereses en apenas seis semanas, el Banco de Rusia no ha logrado detener el desplome del rublo? Por varios motivos... y por el peso de la historia.

Aunque en ocasiones no lo parezca o quede relegada a un segundo plano, la historia financiera pesa lo suyo. Y tratándose de las divisas y Rusia aún más. Dos episodios principales acuden a la mente de los inversores en estos momentos y dan respuesta a por qué Moscú no está teniendo éxito en la defensa del rublo.

El primero es la crisis de la libra esterlina de 1992. Aquellos acontecimientos, que terminaron con los huesos de la divisa británica fuera del proyecto que desembocó en el nacimiento del euro, guardan su paralelismo con la situación de Rusia en la actualidad. Principalmente por un aspecto. Hace 22 años, el Banco de Inglaterra vociferó que iba a hacer lo que fuera necesario para defender a la libra y detener la caída que estaba sufriendo. Y reforzó sus palabras con hechos. La máxima expresión de esta estrategia se vivió el 16 de septiembre, cuando primero elevó los tipos del 10 al 12% y luego maniobró de nuevo para elevarlos al 15%.

La Vieja Dama de Threadneedle Street, que es como se conoce a la institución británica, lanzó así un claro desafío a los mercados. Quería dejar claro a los inversores con quién se la estaban jugando. ¿Los amilanó? En absoluto. ¿Por qué motivo? Porque no le creyeron.

Conscientes de que el compromiso del Reino Unido con Europa no era demasiado potente y que desde luego el Banco de Inglaterra no iba a provocar una crisis económica por mantener a la libra en el euro, los inversores siguieron apostando en contra de libra. ¿Cómo acabó todo? Rápido, muy rápido. Ese mismo 16 de septiembre, y ante el agujero que la defensa de la libra estaba provocando en las reservas de divisa británicas, el Banco de Inglaterra arrojó la toalla y las autoridades sacaron al país del proyecto del euro. Fue entonces cuando el inversor de origen húngaro George Soros pasó a la posteridad como la persona que derrotó al Banco de Inglaterra.

Con Rusia está pasando algo similar. Si el rublo no detiene su caída pese a los esfuerzos del Banco de Rusia se debe a que el mercado duda de la firmeza de la entidad. Esos recelos se traducen en una pregunta: ¿hasta qué punto mantendrá el repunte de los tipos -o le dará continuidad si resulta preciso- en un contexto en el que el país se arriesga a sufrir una profunda crisis económica precisamente por esas medidas en defensa del rublo? Como el mercado no tiene claro el grado de compromiso de Rusia con unos tipos tan altos, está dando continuidad a las ventas de rublos.

Y claro, cuanto más cae el rublo, más alargada es la sombra del colapso ruso de 1998. ¿Qué pasó entonces? ¿Por qué fue tan sonado ese episodio? Porque las finanzas rusas explotaron. El 17 de agosto de 1998, Moscú anunció que devaluaba su divisa y que posponía el pago de su deuda.

Aquel año, el rublo perdió un 71% de su valor contra el dólar, el índice bursátil RTS se hundió un 85%, la economía se contrajo un 5,3% y la inflación se disparó al 27%. Por eso impone tanto el recuerdo de 1998.

Y ya no sólo porque las caídas de la divisa y la bolsa evocan a las sufridas entonces, sino por otra cuestión. Una conexión vincula aquella crisis con la actual: la caída del petróleo. "El detonante fue una caída del precio del petróleo. Puesto que se trataba de una exportación rusa clave, eso significaba grandes problemas para el Kremlin: de repente Rusia ya no podía permitirse pagar el interés de sus deudas", relató ya en sus memorias el expresidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan.

Dieciséis años después, vuelve a ser el desplome del crudo -el Brent ha bajado casi un 50% desde junio- el que pesa, y mucho, sobre las finanzas rusas. El mercado lo sabe. Por eso, mientras el petróleo continúe cayendo o se mantenga en los precios actuales, el rublo tendrá poca opción de estabilizarse. "Rusia está en medio de una tormenta perfecta", avisan desde Julius Baer. Y aún van más allá: "La situación no puede ser mucho peor para Rusia. El paso final para la tormenta perfecta sería la introducción de controles de capital".

Es decir, un corralito. ¿Una especulación exagerada? No tanto, porque de hecho fue otra de las razones que pesó ayer sobre la moneda rusa. Ante el riesgo de que Moscú baraje esa opción, los inversores prefirieron prevenir antes que curar. Vendieron bonos y acciones rusas y, por tanto, también vendieron rublos.

La caída del rublo y los problemas financieros rusos van muy en serio. Y todo indica que las subidas de los tipos de interés no van a bastar. No es 1998. Pero la situación se le comienza a asemejar tanto que lo parece.

Lo probó con una primera subida de los tipos de interés del 8 al 9,5% a finales de octubre. Insistió el 11 de diciembre al elevarlos al 10,5%. Y ha vuelto a la carga, esta vez de forma más contundente, este lunes con un incremento del precio del dinero hasta el 17%. Con esta secuencia, el Banco de Rusia ha perseguido detener la caída del valor del rublo. ¿Lo ha conseguido? No. En el último mes y medio, la divisa rusa se ha depreciado más de un 35% contra el euro y el dólar y se ha derrumbado hasta los cambios más bajos de su historia contra ambas divisas.

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