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Carbures afronta su 'hora de la verdad' después de pasar dos meses en la nevera
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SE ESPERA EL DICTAMEN DE PWC

Carbures afronta su 'hora de la verdad' después de pasar dos meses en la nevera

Casi dos meses. Es el tiempo que ha pasado desde que Carbures fue suspendida de cotización y ahora es turno para conocer las conclusiones del análisis de PwC

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Casi dos meses. Es el tiempo que ha pasado desde que Carbures fue suspendida de cotización. El calendario marcaba 8 de octubre y los títulos no llegaron a marcar precio esa mañana. Las dudas de su auditor sobre determinados aspectos de la contabilidad, relativos a operaciones entre filiales del grupo que habían sido computados como ingresos eran el principal foco de los recelos. No era el único. PwC también se cuestionaba el modo en que la empresa se había imputado los ingresos de los contratos firmados en China, un acuerdo que había sido firmado a bombo y platillo ante la presencia del propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Desde aquel 8 de octubre, el auditor se daba un plazo de seis semanas para culminar su análisis de las cuentas. Según fuentes consultadas, este dictamen puede conocerse en los próximos días.

El análisis no es baladí. Su resultado puede situar a Carbures en dos escenarios radicalmente distintos. No en vano, se pone en cuestión que la compañía pueda contabilizar como ingresos 11,5 millones de euros en 2013, que en el resultado antes de impuestos se traducen en 9 millones de euros. Teniendo en cuenta que la cifra de negocios del pasado ejercicio fue de 25,3 millones y que el resultado antes de impuestos se situó en los 1,85 millones, si tuviera que prescindir de esas partidas el impacto sería mayúsculo en el primer caso y le condenaría a las pérdidas en el segundo.

Las discrepancias entre lo que son ingresos por operaciones vinculadas con terceros y lo que son meras operaciones intragrupo están sobre la mesa, pero también los tiempos en los que se imputó el resultado de los acuerdos con la firma china Shenyang Hengrui. Carbures se anotó 19,6 millones por este concepto en los primeros seis meses de este año con un contrato que aún no había firmado y una patente que todavía no había sido aprobada.

Dos meses después los recelos en torno a la firma no han dejado de acrecentarse. 57 días con la cotización en standby, a la espera de conocer cuál será el resultado del nuevo análisis de la auditora, dejan en una posición delicada a la que había sido una de las empresas estrella del MAB. Algunas de las principales entidades mantienen la cautela en torno a la firma y tienen intención de deshacer posiciones en su capital, independientemente del resultado de los informes. Otras se mantienen a la expectativa de conocer cuál será el resultado arrojado por PwC para tomar una decisión al respecto.

No en vano, a ojos de los expertos tampoco pasan inadvertidos los movimientos que ha habido en torno a la cúpula de la empresa gaditana. El pasado 21 de octubre la firma comunicó que Rafael Contreras, el que había sido hasta la fecha consejero delegado de la compañía, pasaba a un segundo plano y quedaba como presidente no ejecutivo. En su lugar tomaba las riendas José María Tarragó -antes vicepresidente de operaciones- en una maniobra que se justificó desde la empresa como necesaria para profesionalizar la gestión de la misma. Estos cambios han sido muy cuestionados por parte de los expertos que consideran que, con la cotización suspendida, no era el mejor momento para maniobrar en este sentido.

Al mismo tiempo, tal y como señalan fuentes de la propia compañía, se espera conocer en los próximos días el resultado del informe realizado de forma paralela por el despacho de abogados Uría Menéndez. Carbures anunció el pasado 10 de octubre que iba a encargar un “informe jurídico independiente” para aclarar si la compañía había hecho lo correcto a la hora de apuntarse como ingresos los negocios realizados con tres empresas en 2013.

Casi dos meses. Es el tiempo que ha pasado desde que Carbures fue suspendida de cotización. El calendario marcaba 8 de octubre y los títulos no llegaron a marcar precio esa mañana. Las dudas de su auditor sobre determinados aspectos de la contabilidad, relativos a operaciones entre filiales del grupo que habían sido computados como ingresos eran el principal foco de los recelos. No era el único. PwC también se cuestionaba el modo en que la empresa se había imputado los ingresos de los contratos firmados en China, un acuerdo que había sido firmado a bombo y platillo ante la presencia del propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Desde aquel 8 de octubre, el auditor se daba un plazo de seis semanas para culminar su análisis de las cuentas. Según fuentes consultadas, este dictamen puede conocerse en los próximos días.

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