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¿Sacará el BCE artillería? La pregunta más difícil del examen de septiembre de Draghi
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REUNIÓN DEL BANCO CENTRAL EUROPEO

¿Sacará el BCE artillería? La pregunta más difícil del examen de septiembre de Draghi

Otra vez septiembre. Y otra vez en una tesitura delicada. El BCE encara otro cónclave monetario con la deflación alargando su figura sobre la Eurozona

Foto: El presidente del BCE, Mario Draghi
El presidente del BCE, Mario Draghi

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, confiaba en que no hiciera falta. En que con la ración de medidas lanzada en junio bastara. Pero no, parece que no fue suficiente con aquello. Lo demostró el propio banquero italiano en su comparecencia en el simposio de banqueros centrales de Jackson Hole el pasado 22 de agosto. "Durante el mes de agosto, los mercados financieros han indicado que las expectativas de inflación han exhibido un descenso significativo en todos los plazos", aseguró. Y eso, en el tradicional lenguaje que gastan los banqueros centrales, equivalía a decir que la entidad estaba preparada para volver a actuar. ¿Cuándo? En la siguiente reunión de política monetaria, la que tiene lugar hoy.

Septiembre, de nuevo, se presenta como otra reválida exigente para Draghi. Este es su tercer septiembre desde que accedió a la presidencia en noviembre de 2011. El de 2012 se ganó un hueco en la historia, porque fue en la cita del 6 de septiembre cuando lanzó oficialmente el programa Operaciones Monetarias de Compraventa, más conocido por sus siglas en inglés OMT. El tiempo afianzaría a esta iniciativa como el dique que contuvo la crisis de la deuda periférica y, por extensión, la crisis del euro. El de 2013 transcurrió sin tanto sobresalto. Y el de 2014 llega con varias incógnitas de envergadura.

La principal, la amenaza de la deflación o caída generalizada de los precios. Según el dato avanzado de agosto, la inflación se moderó en la Eurozona hasta el 0,3% interanual, la tasa más baja desde 2009 y el undécimo mes consecutivo por debajo del 1%. Cada vez está más cerca del 0% y cada vez más lejos del objetivo del BCE de mantener los precios por debajo, pero cerca, del 2% a medio plazo. De ahí el aviso lanzado en Jackson Hole por el propio Draghi.

La marcha de los precios camina de la mano de la marcha de la economía. Y el motor de la Eurozona, sin haber ganado demasiada velocidad, ya ha enviado muestras de cansancio. La última remesa de datos de actividad manufacturera en la región asi lo constata. En Francia, por ejemplo, cayó a los 46,9 puntos en agosto, el dato más bajo de mayo de 2013. Además, Alemania ha confirmado esta semana que su economía se contrajo un 0,2% en el segundo trimestre con respecto a los meses de enero a marzo.

Esta anémica situación es la que podría empujar al BCE a actuar de nuevo. La gran incógnita radica en si la situación ha llegado ya al nivel en el que Draghi sacará ya toda la artillería. Es decir, si disparará un programa de compras de deuda en el mercado, la versión europea de la expansión cuantativa (QE) que ya han llevado a cabo entidades como la Reserva Federal estadounidense o el Banco de Inglaterra.

La opinión más extendida es que pese a los datos y pese a lo dicho, no lanzará un programa de compras todavía. En todo caso, y para no defraudar las expectativa, afilará su mensaje para trasladar la sensación de que está trabajando ya más en serio en ese QE. "Creemos que el BCE se quedará quieto en septiembre", aseguran desde Goldman Sachs. Para los expertos de Deutsche Bank, tampoco adoptará esta decisión en septiembre. Creen que Draghi reforzará "firmemente su compromiso" con esta medida, y avanza lo que puede ocurrir: "Consideramos que los mercados se sentirán decepcionados si no se toma ninguna acción, como la de bajar los tipos".

Desde Nomura apuntan en esta dirección. Como tampoco creen que el BCE se atreva a lanzar ya el QE, anticipan que podría ofrecer a cambio al mercado una rebaja adcional del precio oficial del dinero. Lo podría reducir del 0,15 al 0,05%, un movimiento que empujaría aún más abajo a los tipos de depósito, situados ya en el -0,1%. También podría activar otras palancas, como reducir el coeficiente de reserva que aplica a los bancos, que sigue en el 1%.

Draghi podría ganar tiempo con su oratoria y tal vez con ese recorte de los tipos porque sabe que en septiembre comenzará a aplicar de verdad una de las medidas que anunció en junio. En concreto, pondrá en marcha sus operaciones condicionadas de financiación a largo plazo (TLTRO), mediante las que proporcionará préstamos a los bancos por un plazo máximo de cinco años -vencen en septiembre de 2018- y a partir de los créditos que las entidades tengan concedidos al sector privado no financiero. Con esta medida todavía esperando para entrar en acción, parece complicado que el presidente del BCE desenfunde ya otra arma.

Los inversores, sin duda, estarán muy pendientes de lo que diga o haga Draghi. Más que nada, porque aquellas palabras del 22 de agosto han dado impulso a las bolsas y la deuda pública y han frenado al euro precisamente porque caldearon las expectativas ante la cita de este jueves. El Ibex 35 español, por ejemplo, ha subido más de un 3%, hasta los 10.886 puntos. Y en el mismo periodo, las compras han permitido que la rentabilidad de los bonos españoles a 10 años se haya moderado del 2,40 al 2,27% en el mismo periodo.

En cuanto al euro, si ya venía depreciándose contra el dólar con anterioridad, ha acentuado su descenso. De moverse en torno a los 1,33 dólares ha pasado a caminar en torno a los 1,315, con lo que se encuentra en zona de mínimos desde septiembre de 2013. "Si el BCE lanza algún mensaje impactante en la reunión de hoy, el euro podría ver otro tramo bajista a corto plazo, quizá hacia niveles de 1,30 dólares en primer lugar", apunta John Hardy, director de estrategia de divisas de Saxo Bank. Y añade: "Un anuncio más fuerte de lo esperado por parte del BCE probablemente alimentaría el apetito de riesgo y animaría a las negociaciones de carry trades en euros".

Pero, claro, también puede ocurrir lo contrario. Es decir, que el BCE decepcione. Y en ese caso el euro volverá a apreciarse y los inversores podrían optar por recoger los beneficios en los activos de riesgo tras los últimos rebotes.

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, confiaba en que no hiciera falta. En que con la ración de medidas lanzada en junio bastara. Pero no, parece que no fue suficiente con aquello. Lo demostró el propio banquero italiano en su comparecencia en el simposio de banqueros centrales de Jackson Hole el pasado 22 de agosto. "Durante el mes de agosto, los mercados financieros han indicado que las expectativas de inflación han exhibido un descenso significativo en todos los plazos", aseguró. Y eso, en el tradicional lenguaje que gastan los banqueros centrales, equivalía a decir que la entidad estaba preparada para volver a actuar. ¿Cuándo? En la siguiente reunión de política monetaria, la que tiene lugar hoy.

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