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La banca americana 'buitrea' en Argentina tras el pelotazo de JP Morgan con Repsol
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La banca americana 'buitrea' en Argentina tras el pelotazo de JP Morgan con Repsol

JP Morgan hizo un jugoso negocio de cientos de millones con la compraventa de los bonos que dieron a Repsol por YPF. Ahora podría repetirse la jugada

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Con el cadáver todavía caliente, los buitres han empezado a sobrevolar Argentina dispuestos a lanzarse sobre la presa inerte. La segunda suspensión de pagos del país en apenas 13 años, aunque sea selectiva, ha despertado el apetito de las grandes rapaces del parqué, fondos internacionales que llevan tiempo olisqueando los mercados, convencidos de que por un lado, o por otro, debe llegarles la ganancia.

Entre todos ellos, ha empezado a destacar el nombre de JP Morgan, después de que diversos medios estadounidenses, con el prestigioso Wall Street Journal a la cabeza, junto a su agencia de noticias hermana Dow Jones, publicaran ayer que la entidad estadounidense está negociando con los bonistas adquirirles su papel. Posteriormente, Bloomberg citó también a Citigroup como banco interesado en hacerse con cerca de 1.500 millones de deuda en manos de fondos como Elliot y Aurelius Capital Management.

"Muchos buitres están revoloteando. Ahora, el juego consiste en adquirir estos bonos a precio de saldo, con descuentos del 70%, confiando en que a largo plazo se llegue a algún tipo de acuerdo con Argentina", señala un directivo de un fondo que posee bonos suramericanos.

Desde JP Morgan han declinado confirmar o desmentir a este medio que estén negociando adquirir deuda argentina, una noticia que trae a la memoria el negocio que hizo hace menos de tres meses con los bonos que el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner concedió a Repsol en pago por la expropiación de YPF.

Entonces, el Ejecutivo latinoamericano pactó en 5.000 millones la compensación a la compañía presidida por Antonio Brufau, y como prenda le dio varios bonos que la petrolera, a su vez, vendió a JP Morgan. Una acertada jugada de la que tanto Repsol como la entidad estadounidense salieron beneficiadas.

Como se puede comprobar tras los últimos acontecimientos en Argentina, la decisión de Brufau de conseguir liquidez y salir corriendo del país fue más que premonitoria, además de suculenta, ya que entre el 11,8% de YPF que vendió también a JP Morgan, más los bonos, se embolsó 6.000 millones de dólares (en torno a 4.360 millones de euros al cambio de entonces, mediados de mayo)

De esta cantidad, cerca de 4.900 millones de dólares correspondieron a los bonos argentinos, cupón incluido, que JP Morgan adquirió con un descuento frente al precio de mercado de aquel momento, que oscilaba en torno a 5.300 milones, según fuentes conocedoras.

¿Por qué vendió Repsol? Porque la petrolera, en ningún caso, podía llevarse más de 5.000 millones, ya que cualquier ganancia por encima de esa cifra debía devolvérsela a Argentina. Y el descuento era mínimo, si se pone en relación con el hecho de que trasfirió todo el riesgo a JP Morgan.

La entidad estadounidense, por su parte, hizo el negocio adquiriendo con descuento y vendiendo posteriormente en mercado tanto la deuda como las acciones, según las mismas fuentes. Las cifras de la operación nunca han sido desveladas oficialmente, pero tomando como referencia el precio de mercado de entonces y el importe que pagó a Repsol, se trataría de cientos de millones de dólares.

Ahora, JP Morgan podría estar intentando repetir la jugada en un momento en el que los acontecimientos han sorprendido a los fondos buitres que llevan más de una década peleando con Argentina por recuperar toda su inversión.

Según una fuente conocedora, estos fondos esperaban que el Gobierno de Kirchner hubiera aceptado poner unos avales a cambio de que los acreedores cedieran en esperar hasta enero para exigir su dinero, porque en esa fecha caduca una cláusula que podía utilizar el resto de bonistas, los que en el pasado sí aceptaron quitas del Ejecutivo latinoamericano, para cobrar más. Y eso es lo que Argentina no puede aceptar. Entre buitres anda el juego.

Con el cadáver todavía caliente, los buitres han empezado a sobrevolar Argentina dispuestos a lanzarse sobre la presa inerte. La segunda suspensión de pagos del país en apenas 13 años, aunque sea selectiva, ha despertado el apetito de las grandes rapaces del parqué, fondos internacionales que llevan tiempo olisqueando los mercados, convencidos de que por un lado, o por otro, debe llegarles la ganancia.

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